Eres mía y solo mía

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Después de varios días todo ha marchado bien, desde que tope a Zeir en las canchas ah intentado acercarse un poco mas a mi, se ha sentado junto a mi en clase y me ha hablado un poco mas cada día, aunque sea para preguntarme y que la que parlotee sea yo. Mat no habia aparecido hasta ayer en clase pero no me hablo ni me miro, tampoco contestaba las llamadas ni mensajes, cuando lo fui a buscar su mamá me dijo que por el momento había salido, pero el volkswagen estaba estacionado afuera de su casa, y él siempre lo usa hasta para ir a la esquina, así que creo que entendí la indirecta de que me estaba evitando.
Mi hermana seguía teniendo pesadillas de que salia de su cuerpo, pero ahora había cambiado, se encerraba toda la tarde hasta la noche en su cuarto y estaba con la luz apagada, no hablaba casi y sus ojeras eran muy notorias.
Aranza estaba llena de vida, cada de vez en cuando llegaba a mi dando saltitos con alguna buena noticia sobre su vida, como que se iria de viaje a París, que la habían escogido para un anunció de una marca importante de ropa, que ya estaba avanzando con el chico que le gustaba... Bueno eso si que era suerte, yo solo me conformaba con el hecho de que mis padres estuvieran para mi siempre que lo necesitaba, que ahora en las mañanas a pesar de no estar Mat no me sentía vacía pues Zeir sacaba tema de conversación de cualquier cosa, y que Ara siempre me llenaba de energía aunque las cosas buenas no me incluyeran me sentía feliz por ella.

-¿En mi casa?.- Zeir caminaba a mi lado muy animado.
-Si, o puede ser en la mía solo si tu gustas.- mi miro con una sonrisa. Él estaba planeando vernos esta tarde para que pudieramos conocernos mejor
-No lo se...- no estaba segura de tener ropa bonita para ponerme, y tampoco tener el animo para sonreír todo el tiempo como lo hacia de costumbre cuando estaba con él.
-Vale entonces en tu casa a las 6.
-¿Que? ¡Espera! ¿a donde vas?.- comenzaba a marcharse hacia el segundo piso.
-Tengo que ir arreglar algo a una oficina. No tardo nos vemos en la salida.
Le solté el brazo, y lo vi marcharse, ahora me sentía sola e indefensa, necesitaba a Mat, me era totalmente extraño que me estuviera evitando, y no podía dejar de pensar en ello.
Le intente llamar de nuevo pero me enviaba a buzón, esto ya era terrible un asco.
Seguía en las escaleras, voltee y vi pasar a Mat, sin pensarlo me salte a perseguirlo.
Caminaba muy de prisa así que tuve casi que correr para alcanzarlo.
-¡Mat!.- le grite esperando que pudiera oírme.
Se freno y volteo.
-¿Grace?.- camine hasta alcanzarlo, llegue hasta el y le tome el hombro y tome suspiros largos , me faltaba el aire de correr.-¿Estas bien?.
-Si, bueno no, bueno si pero no.
-¿Como esta eso?.- tenia una ligera sonrisa.
-Si estoy bien pero no por que me estas evitando y desconozco la razón.- seguía sonriendo con ternura.
-No te evito Carver, es más, salgamos hoy, te invito al cine y por un helado.- pasar un día con Mat me hacia feliz.
-Grace, pensé que hoy estarías todo el día conmigo...- los dos volteamos hacia Zeir que nos miraba extraño.
Voltee mi vista a Collins, luego la regrese a Burner, luego a Collins, después  Burner, solo para comprobar que se estaban retando con la  mirada.
-Es cierto Mat... Habiamos quedado en que hoy estaria con él.- la verdad dolia.
Mat no dejaba de mirar a Zeir.
-Bien, ya no importa.- Seguia estático, casi ni había movido sus labios para pronunciar aquello. Zeir me tomo del brazo y comenzó a jalarme hacia atras para irnos pero tampoco despegaba la mirada de Mat.
-Nos vemos otro dia.- me despedí de Mat.
Se dio la media vuelta y se fue.
-Pensé que estarías arreglando algo en una oficina y que nos veríamos en la salida.
-Si, asi fue, solo que no estabas en la salida.- ni me miraba al hablar y aun me tenia sujeta del brazo.
-Pero no pasaron ni 5 minutos Zeir.
Siempre que lo llamaba por su nombre me volteaba a ver de una manera extraña, asi que evitaba hacerlo.
-Lo siento Grace, es sólo que, me arrepentí de dejarte sola, por ello volví rápido.- tenia la mirada gacha.
-Oye esta bien no hay problema.- le sonrei y seguimos caminando.

Ahora era él quien me acompañaba a la esquina de mi casa.
-Bueno, nos vemos en la tarde entonces.
-Si, ponte linda para mi.- me guiño un ojo.
Me limite a reír y encaminarme a mi casa.
Al entrar salude a mi mamá y subí a mi cuarto, deje las cosas de la escuela a un lado y con mucha pereza me puse algo cómodo y fresco, me acosté en la cama e intente no pensar en nada y relajarme.
Me desperté de un brinco. Unos ruidos extraños provenían del cuarto de Katia, abrí la puerta y fui hasta la suya.
-Ya por favor, debes detenerte.
La escuchaba decir eso susurrando una y otra vez.
-¿Katia, con quien hablas?.- le pregunte desde afuera pegando mi oreja a la puerta, un "clic" me sobresalto. Intente abrirla pero tenia el pestillo.
-Katia, abreme.- soló se escuchaba el silencio.-Katia Carver abreme ahora.- intente poner voz de autoridad pero seguía sin funcionar.-Le dire a mamá si a la cuenta de tres no has abierto aun,  uno...dos...tres. Bien tu te lo buscaste.
Al momento de dar un paso volví a sentir esa energía pesada.
-¿Mamá?, ¿Mamá?.- mi madre había dejado nota y se había marchado por la comida.
Preocupada subí a mi cuarto, era terrible que mi hermana estuviera actuando tan extraño, solo quería saber si estaba bien y ahora se alejaba de mi mucho mas que antes.
Me acosté en la cama, cerré los ojos y perdí por unos minutos la noción del tiempo.
-¡Grace Carver! ¡¿QUE DEMONIOS LE HAS HECHO A MI PUERTA?!.- abrí los ojos de golpe, Katia estaba parada frente a mi con sus puños en la cintura, su cara daba a notar que estaba furiosa.
-¿De que estas hablando?.- intentaba no enojarme yo también.
-No te hagas la maldita inocente. De esta me voy a vengas.- sus ojos se entre cerraron.
Me pare de la cama y la seguí abajo.
-No me quiere decir...- le dijo a mi mamá para luego sentarse en el sillón.
-Grace, ya dale la llave a tu hermana.
-¿Que llave?.- estaba muy confundida.
-¿¿Ves?? Solo lo hace para fastidiarme.
-Grace por ultima vez dale la llave a tu hermana.- uuuy estaba usando su dedo apuntador, ¿y luego que? ¿Seguía la chancla?.
-Y por ultima vez mamá te explico que yo no la tengo.
-Y si no la tienes ¿por que coño cierras mi cuarto con seguro?, es mas ni siquiera tienes derecho para entrar ahi.
-¡Estas loca! Yo nunca entre a tu cuarto, tus pinches loqueras de andar hablando sola ya se te esta haciendo costumbre ¿no crees?.
-¿Pero de que hablas?, ¡si yo no hablo sola!.
-Hay Katia ¡Por favor! Que todo el mundo aquí sabe que te quedas hasta las tres de la mañana hablando sola cuanta mamada.
-¡YA BASTA NIÑAS!.-no podía creer que había dicho eso enfrente de mi madre. Ahora si tenia miedo.
-Grace tienes hasta la media noche para abrir esa puerta ¿me oíste?. Y tu Katia dejaras ya de andar con tus cosas de espíritus y demonios y estar jugando a la tablita esa del diablo.- Katia retorció los ojos.
- Y para que quede claro, yo no juego a nada de eso.- se fue corriendo arriba y se encerró en mi cuarto.- mire a mi madre.
-Hasta la media noche, y el tiempo corre.

Ya eran las 6 y había sido muy difícil el conseguir mi ropa y bañarme por que mi hermana me había hecho un drama para abrir.
Estaba sentada en la escalera esperando a que viniera de pronto mi mamá volteo y su gesto fue de sorpresa.
-¿Pero quien es ese lindo chico?.- despegue la mirada del suelo y casi corrí a la puerta que en cuanto estaba cerca de ella sonó.
Conté hasta 5 para que no creyera que estaba ansiosa, intente ponerme seria pero los nervios me comían haciendo que mis labios parecieran una rara mueca por el intento de evitar una sonrisa.
-Oh, Hola.- paso sus dedos por su cabello blanco, llevaba una playera negra con el cuello en V y unos jeans mezclilla para finalizar con unos converse.
-Hola, ven pasa.- metió las manos a sus bolsillos y sonrió.
-Con permiso.- pero que educado.
-Pasa, pasa.- mi mamá se intentaba peinar con sus dedos.
-Linda casa...- sus ojos chocaron con los míos y los dos reímos como niños penosos.
-Gracias.
-Bueno yo los dejo, necesito ir a ver a tu abuela, ¿podrías cuidar la casa?.
-Si, claro yo cuido lo que sea.- estaba tan feliz que quería acceder a todo.
-¿Lo que sea?.- alzo una ceja mi madre.
-¿Que tal si empiezas con tu virginidad?.- de pronto Katia estaba en las escaleras con sus brazos cruzados. Voltee hacia mi madre para que le dijera algo.
-Entonces cuida a tu hermana.- sonrió con gesto de 'tu te ofreciste'.
Cerro la puerta y se marcho.
-Katia el es Zeir, Zeir esta es mi odiosa hermana.- el levantó tu mano y le sonrió.
Ella se le quedó viendo fijamente para luego alzar la cabeza hacia el segundo piso y volver la mirada a Zeir pero ahora con expresión de susto, corrió escalera arriba.
-Haha...suele hacer eso a veces...- intentaba justificarla esperando que no pensara que estábamos locas. Pero Zeir no me miraba a mi, si no a mi hermana que estaba en el segundo piso agarrada al barandal con tanta fuerza que se le veían los nudillos blancos. Los dos parecían querer matarse con la mirada.
-¿Te haces llamar Katia?.- esa pregunta me confundió. Katia solo lo miraba fijamente.
-¿Que tal si vamos al sillón?.- lo empuje un poco para que se moviera y luego caminamos hasta llegar al sillón y sentarnos.
-Y bueno... ¿que quieres saber de mi?.- él estaba completamente serio.
-Por que no me dices que problema tiene tu hermana contigo.- fácil.
-Su cuarto se cerro con seguro y piensa que lo hice yo. Así que ahora no sale del mio.- él seguía sin ninguna expresión y no me miraba.
-¿Y la cerraste tu?.
-Claro que no... Bueno...no definitivamente yo no la cerré pero...larga historia. ¿Y que hay de tus hermanos? Por que claro que tienes yo los he visto...- todo se volvió incomodo, nos miramos y su mirada decía 'si ya se, no solo los viste, ¡te restregaste en uno!'
*Dios! Tranquila debo tranquilizarme.
-No, mejor no... Pero tengo mucho tiempo, cuentame esa larga historia.- su idea era completamente mejor que la mía.
Le conté y tenía miedo de que me tomara como loca pero no, me creyó, me hablaba con cosas que yo también suponía.
-Pero en fin... La puerta esta cerrada y no se como voy abrirla, necesitó mi cuarto.
-Dejame ayudarte.- me miro y tomó mi mano que estaba posada en mi pierna.-¿me dejas ayudar?.
Me puse nerviosa.
-Si claro... Tal vez tengas una idea de como.
-oh pero claro que tengo.
Subimos al cuarto de Katia, estábamos intentando girar la perilla.
-¿Que tal si te traigo un desarmador?.- se limpio la frente por gotitas de sudor.
-Si claro, ¿tardaras?.
-No, esta aquí en el estudio de papá, ya vuelvo.
El estudio estaba enfrente de la puerta del cuarto de Katia, la abrí, el cuarto era de color café y tenia muchas hojas regadas por donde sea, estaban pegadas hasta en la pared, había una pequeña ventana rectangular.
Había una foto de nosotros y abajo un espejo. El olor a café se disipaba en todo el cuarto.
Me agache para buscar en un cajón y comencé a esculcar. El escalofrío estaba de nuevo recorriendo mi cuerpo, los escalofrios hacian que me diera sed, y que me sintiera con ganas de muchas cosas perversas, para luego sentir la mirada de alguien a mis espaldas, voltee rápidamente pero no había nada, me quede viendo para observar algo detalladamente, tal vez algo se me estaba pasando por alto y alguien estaba ahí provocandome ese sentí.
Zeir apareció en mi vista.
-¿Lo encontraste?.
-No, no hay nada aquí.
Salimos de la habitación, me romo la mano.
-Necesitó que te relajes, el que estés así solo lo estas provocando,  a él le gusta eso.
-¿De que hablas?.- no entendí nada de lo que me quiso decir.
Me abrazo.
-Eres mia, y solo mía.- lo dijo en voz alta como si esperara que alguien lo escuchara. Comencé a sentir mucho miedo, pero me sentía a salvo en sus brazos.
Un azoton se escucho y provenía del cuarto de mi hermana.

el chico de cabello blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora