Fueron los 10 segundos más largos de mi vida. Nuestros labios se mantuvieron apretados y yo estaba inmóvil, sorprendida, pero feliz después de todo. La pequeña Azusa aún me sujetaba del cuello de mi blusa y me acercaba a ella, como suplicándome que no dejara de besarla.
Cuando toda mi tensión pasó a relajo y cerré mis ojos dispuesta a dejarme llevar por el momento, Azusa despegó sus labios de los míos y me apartó con sus suaves manos. La quedé mirando y tenía la cabeza gacha, pero pude ver lo sonrojada que estaba.
- D-disculpa... - fue lo único que fue capaz de decir.
Me quedé pensando por un instante y le respondí nerviosa queriendo tranquilizarla.
- N-no hay problema, Azu-nyan... s-si de verdad lo querías...
- No me gusta verte triste, eso es todo.
- A mí tampoco me gusta verte triste, p-pero...Me quedé en silencio mientras Azusa caminaba hacia la puerta para volver con Ui y Jun.
- A-Azu-nyan, yo...
Se quedó de espaldas a mí bajo el marco de la puerta. Le dije lo primero que se me ocurrió. La quería junto a mí, a solas, aunque fuese un segundo.
- Y-yo... s-siento algo por tí, pero no sé lo que es... - en realidad sí lo sabía, pero no estaba segura, o algo así.
La pequeña se volteó y me miró inexpresiva.
- No se trata de pensar, sino de sentir, Yui-senpai. Si sientes algo por mí, solo dilo, no lo pienses.
Me dejó en silencio y salió de mi cuarto. No tuve más remedio que seguirla.
El primer piso estaba completamente oscuro, pero un resplandor venía del comedor. Jun y Ui estaban sentadas en el suelo viendo una película, de esas de terror chino que asustan hasta al más valiente. Ambas eran las más cercanas al televisor y Azusa estaba unos metros más atrás, seguramente para que las demás no vieran su rostro presa del miedo.
Entré al comedor a paso lento y me senté al lado de Azusa que estaba temblando viendo la película, en la que dos nocheros esperaban la salida de un monstruo de un pozo en medio del campo. La tensión era terrible, pero no me daba miedo, pues ya había visto esa película.
- Azu-nyan... - le susurré al oido tomándole el hombro.
La pequeña gritó desesperada, intentó levantarse y cayó al suelo. Ui y Jun miraron atrás despavoridas pero luego estallaron en risa.
- L-lo siento, Azu-nyan - traté de disculparme, pero Azusa ya se había apartado de mí y se quedó sentada apoyada en la pared.
La película se ponía cada vez más tétrica y mi hermana abrazaba con fuerza a Jun quien gritaba a cada rato. La pequeña Azusa seguía sentada junto a la pared abrazando sus piernas y temblando como perrito recién nacido. Me acerqué y me senté junto a ella, pero de todos modos se apartó de mí.
- Azu-nyan, solo quería decirte que te prestaré mi cama para que duermas.
- Gracias, qué amable - me respondió con sarcasmo y sin dejar de ver la película.Me quedé junto a ella, a pesar de que se apartaba cada vez que me acercaba. La veía tan frágil que solo quería abrazarla y tranquilizarla, pero ella no se dejaba. Hasta que llegó un instante en que finalmente cedió, y de un tremendo susto, y en menos de un segundo, se acercó a mí y me abrazó con fuerza. Por la oscuridad, menos mal, nadie pudo ver lo sonrojada que yo estaba. Correspondí el abrazo de Azusa y la tuve como a un gatito en mi regazo hasta que la película terminó.
Después de jugar una partida de Monopoly, nos dieron las 3 de la madrugada y el sueño comenzaba a apoderarse de nosotras. Ui fue a su cuarto junto a Jun, mientras que Azusa y yo dormimos en el mío. Todas las luces estaban apagadas, salvo la luz de la luna que entraba por mi ventana, cuyo color azulino parecía hermosear más la silueta de Azusa, que estaba acostada boca arriba en mi cama y cubierta por las frazadas hasta la cintura. Yo la observaba desde un costado, en el suelo sobre mi saco de dormir.
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Houkago Heart Time, a けいおん!! K-ON!! Fanfiction
FanfictionNo sólo por provocarme ternura era que la abrazaba tanto. Había algo más, algo que descubrí que me encantaba y que me dejaría atada a ella, quizás por siempre. No todo era té después de clases. En plena adolescencia sentimientos nacían, e involucrab...