Capítulo 4: Desánimo

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- A-Azu-nyan... - susurré.

La pequeña se volteó dispuesta a irse, pero alcancé a ponerme de pie y tomarla del brazo para que no se alejara.

- Azu-nyan, no me entendiste...

- Mi corazón es el primero que escuchas en tu vida - su voz se quebraba y seguía de espaldas -. Es imposible que sea el más hermoso que hayas escuchado.

- E-Es decir... sí he escuchado otros corazones antes. En las películas, en algunas canciones...

- No es lo mismo - me interrumpió volteándose y mirándome con esos ojos llenos de lágrimas.

- Azu-nyan...

- Y por favor, no vuelvas a querer escuchar mi corazón. Ya te dije, no tiene nada de especial, es igual a todos.

Azusa caminó a paso rápido hacia la puerta de la azotea y me dejó sola junto a mi incertidumbre. Las estrellas ya no brillaban y el viento soplaba más frío.

Me tomó un par de minutos reaccionar y entrar de nuevo al salón del club. Las piernas me pesaban, el pecho me dolía y quería desaparecer del mundo al menos por esta noche. Abrí la puerta y todas me miraron expectantes, como si solo estuviesen esperando una respuesta de mi parte. Caminé hacia Gitah y la tomé como haciendo ademán de querer tocar.

- Bien, ahora que estamos todas, es momento de ensayar - la profesora Sawako lucía muy entusiasmada.

- Sawa-chan, yo... - me quedé inmóvil con Gitah en la mano.

- ¿Qué pasa, Yui?

No quería que me vieran triste, así que al menos hice el intento de aparentar que no me pasaba nada.

- E-es que... Ui me pidió que fuera a casa para... a-ayudarla en los deberes...

- ¿En serio? - intervino Ritsu con extrañeza -. Pero si tu hermana siempre hace todo.

- Sí, p-pero... e-esta vez me pidió ayuda...

- Tú nunca has tomado una escoba en tu vida, Yui - Mio me dejó más en aprietos.

- Este, yo... - ya no sabía con qué mentir.

- Si Yui se siente mal, yo opino que la dejemos ir - propuso Tsumugi desde el teclado -. La próxima semana puede seguir ensayando con nosotras.

- Estoy de acuerdo con Mugi - la apoyó la profesora y se me acercó tomándome de los hombros -. No serás buena para hacer los deberes de la casa, pero estoy segura que ensayarás por tu cuenta todo el fin de semana.

- S-sí, por supuesto Sawa-chan.

- Y está bien si te sientes agotada y quieres descansar. No tienes que mentirnos así.

Sawako me sonrió y me tranquilizó, no porque me haya dejado irme a casa, sino porque finalmente sí pude ocultar lo que de verdad había pasado. Cuando me dispuse a irme, Azusa me miraba con los ojos brillantes, pero apartaba la vista cada vez que la miraba.Tomé a Gitah y salí del salón.

La calle estaba tan silenciosa que desde la entrada de la escuela podía escucharse la percusión de Ritsu, el teclado de Tsumugi, el bajo de Mio y la guitarra de la pequeña Azusa, esa pequeña que a veces es tan adorable, pero que otras veces puede ser muy odiosa. La única capaz de llevarme al cielo solo con dejarme escuchar sus latidos.

En mi camino a casa debo cruzar un puente de madera que cruza un pequeño arrollo. Es un puente tan lindo que incluso la gente lo usa para reunirse, y es normal encontrarse personas que no se ven hace tiempo. Precisamente, hoy me tocó, aunque a ellas las veo muy a menudo.

- ¡Yui! - a lo lejos mi hermana me llamaba y se me acercaba, y mientras no estuvo a metros de mí, no me di cuenta de quien era -. Pensé que te quedarías en la escuela.

- Hermana... e-es que... me sentía mal, creo que necesito descansar en casa...

- Pero si casi nunca te enfermas.

Por detrás de Ui apareció la silueta de quien la acompañaba.

- ¿En serio se quedaron a practicar en la escuela toda la noche? Suena tan emocionante - era Jun, compañera de clase de Ui y Azusa.

- ¿Te sientes bien, Yui? - insistió mi hermana.

- Me siento bien, Ui, no te preocupes. Creo que solo necesitaba mi camita - traté de tranquilizarla -. P-pero a cambio les dije a las chicas que ensayaría con Gitah todo el fin de semana

- Está bien, hermana. Por cierto, ¿no te molesta que Jun se quede con nosotras esta noche?

La niña del club de jazz me miró con una sonrisa que me dio un escalofrío.

- N-no, claro que no, no hay problema - me apresuré en responderle.

- Espero no incomodarlas. Es que como pensamos que te quedarías toda la noche en la escuela pues...

- Claro que no me incomoda, Jun. ¡Nuestra casa es tu casa! - casi le grité tratando de ser lo más cortés posible y sin poder ocultar mi nerviosismo.

- Bien, Yui, llegaremos en un rato a casa. Tú si quieres adelántate.

Con esa sonrisa que la caracteriza, Ui se alejó junto a Jun, quien antes de virar me dio nuevamente una sonrisa pícara.

Llegué a mi casa y, como es costumbre, me desplomé en mi cama, no sin antes dejar a Gitah apoyada en un mueble contiguo y cerrar la puerta de mi cuarto para no saber nada del exterior, sobre todo si Ui y Jun estarían pasando una velada. Estuve un buen rato mirando el techo de mi pieza, pensando en nada, con breves imágenes de mis compañeras del Club de Música Ligera y sobre todo de Azusa, esa pequeña que los últimos días me ha hecho sentir sensaciones que no conocía.

Giré mi cabeza para mirar a Gitah y empecé a recordar todo lo que he vivido con las chicas: cuando aprendí a tocar la guitarra, nuestro primer Festival Escolar (esa vez que Mio pasó la mayor vergüenza de su vida) y todas las veces que íbamos a la casa de veraneo de Tsumugi y Azusa terminaba quemada por el sol. No logro entenderlo. Lo que me pasa con la pequeña no me pasa con ninguna otra integrante más de la banda.

Mi celular comenzó a sonar. ¿Quién podría llamarme? Apenas mi hermana a veces me llama. Me levanté con desgano al mueble donde lo había dejado, lo tomé y lo llevé a mi cama, con tanta flojera que ni siquiera quise ponérmelo en mi oido, así que lo puse en altavoz.

- Hai...

- ¡Yui! - el grito de Mio retumbó en todo mi cuarto y me hizo levantarme de golpe.

- ¡¿Q-q-qué pasa, Mio?!

- ¡Vamos, dime! ¡¿Qué pasó entre tú y Azusa?!

Mi cuerpo se paralizó. ¿Azusa les habrá contado lo que hice con ella en la azotea de la escuela? Tomé torpemente mi celular con ambas manos y seguí hablando.

- Y-yo... este... n-n-nada, ¿p-p-porqué?

- ¡Azusa no ha estado tocando bien desde que te fuiste, y cuando le preguntamos qué le pasa no nos responde y sigue tocando mal! Así que espero que tú me puedas responder: ¡¿Qué le sucede a Azusa?!

- ¿Pasa algo con Azusa? - mi hermana entró a mi cuarto sin que me diera cuenta y escuchó los gritos de Mio.

Mi rostro estaba pálido y mis brazos temblaban. Estaba obligada a darle una respuesta inmediata a Mio y a mi hermana al mismo tiempo.

#HoukagoHeartTime

Houkago Heart Time, a けいおん!! K-ON!! FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora