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Al día siguiente, en la universidad las clases se le estaban pasando de lo mas lentas posibles. Estaba ansioso porque él día terminara y esta vez no era porque tuviese ciertos problemas con su cuerpo, más bien, quería ver si Park Jimin pasaría a recogerlo esa tarde.
Kook, como siempre... Había notando la ansiedad de su amigo causándole demasiada gracia.

Una vez que el timbre que anunciaba él final de su día escolar había concluido salio casi corriendo a la salida de la universidad y al estar fuera su corazón casi da un brinco de emoción cuando vio el auto plateado. Se quedo parado y sonriendo emocionado junto a una de las bardas de la universidad al ver que Jimin bajaba del vehículo, para su mayor sorpresa bajo consigo lo que parecía un enorme lobo de peluche, era blanco con gris y al parecer llevaba un suéter a rayas.

—Hola bebé

La voz de Jimin casi hizo al pequeño peliverde derretirse, llevaba puestas unas gafas de sol que lo hacían lucir bastante deseable y eso no tenían que estarlo repitiendo a cada momento ya que los demás alumnos y alumnas de la universidad se encargaban de hacerlo notar con esas miradas.

—hola...— dijo aun nervioso y viendo un momento aquel peluche— ¿y eso?

No pudo evitar preguntarlo, le causaba bastante, bastante emoción que el mas joven de los Park fuera tan detallista.

— ah~ lo compre para un amigo

— oh~ ya veo — bajo la vista decepcionado, debía aprender a no hacerse ilusiones.

—tu eres ese amigo — Jimin levantó él fino rostro de su menor por el mentón para poder verlo a los ojos —el lobo es todo tuyo — dijo por lo bajo dejando un suave beso en sus labios.

Las pálidas mejillas de YoonGi rápidamente se tornaron de un color carmesí intenso y sobre todo después de sentir aquel beso.
Su emoción volvió, abrazo al pelinaranja por el cuello repitiendo una y otra vez gracias. Jimin, por su parte se limito a sonreír de medio lado tomándolo firme por la cintura y en cierto punto de manera posesiva, pero Suga estaba tan emocionado que no se había percatado de eso.

—vamos bebé, hoy iremos a un lugar diferente

Palmeo cerca del trasero de su menor haciéndolo sonrojarse aun más de lo que ya estaba. Se separaron y él mas bajo asintió tomado entre sus delgados brazos aquel enorme peluche.
Se encaminaron hacia el auto y entraron en éste. Park comenzó a manejar sin decirle nada, Suga se dedicaba a ver él camino ¿por qué iban a casa?
No preguntó nada, solo dejo que llegaran a su destino, llevaba el gran peluche abrazado a él sobre sus piernas.

Volteo a ver al pelinaranja esperando que le dijera algo pero tan solo se quedaron mirando mutuamente. El mas delgado sonrió un poco para después poder por fin hablar.

—gracias por traerme a casa

—¿quien dice que te dejare así? — sonrió y salio del auto para ir a abrirle la puerta al menor. —tu mamá ya sabe que estaré contigo aquí —dijo después de haber abierto la puerta y ayudar a que él hermoso chico de cabellos verdes bajara.

—¿y-ya sabe?— pregunto sorprendido estando de pie frente a él.

Un suave movimiento de cabeza a manera de afirmación fue la única respuesta que obtuvo después de preguntar aquello. Fue tomado por la cintura para poder comenzar a caminar al interior de la casa de sus padres.

Jimin ya había hablado con la señora Min durante la mañana, a ella le encantaba la idea de que un joven tan bien portado como el joven Park estuviera pretendiendo a su adorado hijo.

Entraron a la casa después de algunos pasos que dieron, la comida ya estaba servida y los señores Min ya estaban sentados a la mesa esperando por los chicos. Estos últimos fueron donde sus mayores, Suga pudo notar una sonrisa de emoción al verlos entrar así de juntos y sobre todo al ver el tierno regalo que traía en brazos su pequeño.

SubmissiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora