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El resto de la semana había pasado mas rápido de lo que YoonGi esperaba, no había vuelto a ver a Jimin... el peliverde le había pedido verse al menos hasta el fin de semana, puesto que su temporada de exámenes había dado inicio y con el joven Park tan cerca le era imposible concentrarse en lo mas mínimo.

A Park Jimin no le había quedado de otra mas que aceptar la propuesta del pequeño chico con una condición... que se quedara con él el fin de semana en la playa. Suga dudo un poco en aceptar la propuesta de su mayor pero al cabo de unos minutos estaba aceptando. Jimin hablo con los padres del pequeño joven Min y estos no tardaron en dar su aprobación. No le pareció extraño a Suga ya que todos sabían que los señores Min estaban ansiosos por que su joven hijo se llegase a enamorar, poco les importaba de quien con tal de que lo trataran como el se merecía y el joven Park había demostrado en los últimos días ser bueno para su pequeño y único hijo.

Era viernes por la tarde cuando YoonGi por fin salia de la universidad, acompañado -como siempre- de su mejor amigo. Se quejaban de los últimos días... los exámenes teóricos habían sido bastante agotadores y los prácticos, más largos de lo habitual, pero que mas daba si se quejaban o no; ambos habían aprobado con las mas altas notas  de su grado y eso les enorgullecía. 

Min YoonGi buscaba con la mirada el auto que ya bastante bien conocía, mas sin embargo, esta vez no lo veía por ninguna parte.

—seguro te ira a buscar mas tarde— comento Kook

—mmh... si, quizás.... — sonrio apenas visible.

No había sabido nada de Park Jimin después de mitad de semana y ciertamente comenzaba a extrañarlo... tal vez no debió haberle pedido que no se vieran.. o no debió haberle dicho que lo distraía demasiado ¿que tal si se había enojado y ya no quería verlo? ni siquiera un mensaje de texto o una llamada había recibido durante toda la mitad de semana.

Una mueca de tristeza se dibujo en su rostro emprendiendo camino a casa al lado de su mejor amigo, jugueteaban mientras iban por la acera... a veces ambos parecían un par de niños pequeños yendo a todos lados, claro, cuando no les salia lo divas y se iban de compras al centro comercial.

La casa de Jungkook quedaba unas cuadras antes que la del chico de cabellos verdes, así que el resto del camino la tendría que recorrer solo. Se despidieron, y a la brevedad, Suga comenzó de nuevo su camino para por fin poder llegar a casa.

Sus ojos se abrieron en demasía al ver el auto de Jimin estacionado fuera de su casa, cruzo el pequeño jardín sin apartar la vista de este y con el corazón latiendo a mil por hora de tan solo pensar que se encontraría a Jimin dentro. Cuando estuvo frente a la puerta dudo un par de segundos en abrir, las manos le comenzaron a sudar y sus piernas parecían gelatina de tanto que estaban temblando.

Tomo una gran bocanada de aire y giro la perilla para poder ingresar, risas se escuchaban de la parte del comedor de la casa, las cuales pararon cuando la puerta fue cerrada de nuevo por Suga... pronto vió a su madre acompañada de Jimin salir en su encuentro. El corazón se le detuvo al verlo... había cambiado el aspecto de su cabello, sus ojos estaban ligeramente delineados y se le notaba un poco mas delgado.... casi se le cae la baba de ver a semejante hombre caminando hacia él.

—bienvenido Yoonnie...

Oh no, su madre seguramente le había estado llamando así en presencia del chico. La señora Min se acerco para saludar también a su hijo, se le veía emocionada, bastante, para el gusto del peliverde.
No estaba seguro de sus propios presentimientos, pero algo tramaba Park Jimin.

Como todas las tardes, pasaron a comer juntos. Ni Jimin, ni la señora Min decían palabra alguna.
Estaba bastante angustiado y ni siquiera sabía el por qué. Comía apenas sin probar sabor alguno en su comida.

De vez en cuando veía de reojo a su madre y a Jimin quien con su mano libre le acariciaba suavemente su muslo.

—señora Min, la maleta del joven esta lista

Una chica del servicio había entrado causando que YoonGi casi se atragantara con la comida luego de haber escuchado tal cosa... ¿de que maleta hablaba? ¿por qué tendrían una lista a esa hora de la tarde?

—que la lleven al auto del joven Park, por favor — contestó sonriente la mamá de Suga. —puedes retirarte.

Y así, con una ligera reverencia la chica salio del comedor para asegurarse de que se cumpliera lo que le había pedido la señora de la casa.

La comida terminó, se llevaron los platos de la mesa y pequeños postres trajeron a ésta.
Jimin había tomado hace rato la blanquecina mano del más bajo.

—bueno, esperaba a que el señor Min estuviese presente, pero en vista de que no llegará —habló Jimin —me dirigiré solo a usted, señora Min.

Ahora si, YoonGi no entendía nada de lo que estaba pasando. Clavó la mirada en el ajeno con un enorme signo de interrogación dibujado en la frente. Jimin, al ver tao expresión dejó escapar una suave risa para después volver a dirigir la mirada a la madre del chico.

—con todo respeto a usted, quiero pedir su autorización para ser novio de YoonGi.— soltó sin más.

Varios aplausos pudieron escucharse por parte de la mamá de Suga, mientras que a este se le caía la quijada hasta el suelo de la incredulidad que tenía en ese momento ¿como es que Park Jimin era tan confiado para decir esas cosas sin ningún titubeo? ¿por qué no le había dicho a él antes que quería hablar sobre eso con sus padres?

La felicidad que desbordaba la señora podía casi tocarse, incluso parecía que irradiaba radiante luz al rededor de ella sin apartar el brillo tan notorio que había en esos pequeños ojos cafés.

—claro que tienes mi aprobación para salir con mi bebé

Una voz chillona fue la que salió de los labios femeninos y rojos de aquella mujer.
Un suave asentimiento se hizo presente por parte de Jimin y así, poco después, giro su vista al pequeño peliverde a su lado.

—ahora que tengo la aprobación de tu madre —habló de nuevo mientras tomaba ligeramente del mentón al pálido chico para que le mirara y también para que cerrara su linda boca.  —Min YoonGi ¿quieres ser mi novio? —

El nombrado trago en seco, sus manos estaban sudorosas y eso le avergonzaba aún más, más que su madre, quien en ese momento parecía adolescente... Con esa enorme sonrisa y tan atenta a cada movimiento de ambos chicos.
Los delgados y bien humectadas labios del joven Min apenas y se abrían, mas nada salía de ellos así que con un suave movimiento de cabeza a manera de afirmación fue su respuesta.

SubmissiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora