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Era apenas el segundo día en la playa, era sábado para ser exactos. YoonGi se encontraba dormido y acurrucado en los brazos ajenos.
Ambos chicos apenas y se habían vestido la noche anterior; un par de boxers era más que suficiente según Park Jimin.

Los rayos de luz comenzaban a filtrarse por las delgadas y blancas cortinas que habían en la ventana de la habitación. Suga, por lo molesto que le era aquella luz comenzó a buscar refugio en el pecho ajeno provocando que su mayor comenzara a despertarse.
Apenas audibles quejidos se escuchaban por parte del pelinegro.

—ah~… YoonGi deja de moverte tanto— balbuceó queriendo apartarse del cuerpo ajeno.

Si bien era sabido entre los amigos de este chico, no estaba acostumbrado a dormir con alguien de aquella manera;  era capaz de tener a alguien en su cama, pero no de acercarse después de un encuentro sexual.

—no... Jiminnie~ —

La infantil voz del pequeño Min y su agarre más aferrado le hizo recordar al nombrado en donde y con quien estaba.
Suspirando pesado, volvió a abrazar el pequeño y pálido cuerpo del mas joven por debajo de las cobijas. Cuando logró sentir de nuevo la tersa piel ajena, no dudó en pasear sus manos por la espalda y muslo del pequeño.

—eres un dormilón — susurró burlesco Jimin.

—no es verdad — contestó YoonGi en un balbuceo.

Y pronto en un abrir y cerrar de ojos tenía a Jimin sobre su cuerpo haciendo que sus delgadas pero bien torneadas piernas le rodearan la cintura.
Los pequeños ojos de Suga se abrieron al tenerlo de aquella manera.

—lo eres, bebé... Déjame despertarte —

Una sonrisa ladina se dibujo pronto en el rostro de Jimin, una sumisa mirada se pudo percibir en los rasgados ojos de su contrario y sin más ni más Jimin dirigió su boca a la ajena pasando suavemente su lengua por esos rosados labios que, la noche anterior habían hecho un gran trabajo... Y si, aún sabían a él.

Las manos de Park se dirigieron pronto a los glúteos del ajeno, apretando estos con descaro, gracias a eso el pequeño y blanquecino cuerpo de YoonGi se apegaba más al moreno;  los delgados brazos del pelinegro estaban enredado al rededor del cuello de su pareja... El beso era un poco difícil de seguir, puesto que Jimin llevaba un ritmo demasiado salvaje para el menor de ambos. Cada que podía mordía esos delgados labios, maltratandolos a su antojo.
Por su parte, Suga solo soltaba pequeños y apenas audibles quejidos, de vez en cuando jalaba los cabellos de su mayor causando que este, apartara sus manos para colocarlas por sobre su cabeza.

—Quédate quieto — gruño Park sobre los labios ajenos.

Un par de minutos después, dejando al pequeño Min en la cama, se dedicó a buscar un liston de terciopelo rojo que jamás, por ningún motivo dejaba.
YoonGi había quedado con las piernas abiertas y aunque aún conservaba puestos aquellos boxers negros, se sentía totalmente expuesto y claro, bastante nervioso por las acciones del moreno.

Una vez que Jinin encontró lo que con desespero buscaba, volvió a subir a la cama quedando de rodillas entre las piernas de Min.

—¿que vas a hacer? — cuestionó asustado el pequeño joven.

—confía en mi—

Fue lo único que Park contestó mientras ataba con cuidado, pero bastante bien, las pálidas manos del menor.

—se un niño bueno y mantenlas arriba —

Dejo un suave beso en los labios de su pequeño amante, a lo cual este contesto afirmando con la cabeza.

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