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Escuchando el delatador sonido del abrir y cerrar de las puertas de autos, salté de la silla en la que estaba parada dando los últimos toques al gran cartel colocado en la pared con el fin de arreglarlo un poco y corrí a apagar las luces de la sala.

Distintas voces se distinguían cuando la puerta principal se abrió y todos se dirigían hacia donde estaba, como lo habíamos planeado. Al encender las luces, Lindsay, mi mejor amiga por siempre, la cual no había visto en mucho tiempo, estaba conversando con algo con su madre hasta que grité:

—Feliz cumpleaños, tú, idiota—. Sin evitar reírme. Inmediatamente giró su atención hacia donde me encontraba con los brazos abiertos. Chillo y corrió hacia a mí para casi derribarme con la fuerza de su abrazo. Comenzamos a saltar y dar vueltas inmediatamente.

—No puedo creer que estés aquí y no me lo hayas contado. Te odio. —dijo después de separarse y jalarme el cabello.

—No, no lo haces. —Comente riendo. —Quería darte una sorpresa. No todos los días se cumple 20, anciana.

Ella rodó los ojos hacia mí y le fruncí el ceño. Era tan desagradable cuando hacia eso. — Pronto diré lo mismo, nena. De cualquier forma, ¿cuándo regresaste? Esperaba verte la semana que viene.

—Hmmm, de hecho, regrese hace dos días. Y antes de que me reproches, sabes que mi familia me acaparo todo ese tiempo así que no hubiéramos sido capaces de salir. Además, me dio tiempo para organizar este bonito cartel. —Señale detrás de mí. —Que ni siquiera has volteado a ver.

Con la mención de su sorpresa, se volteo a verla. No era demasiado grande, pero me tomó horas rellenarlo. Y, no, la decoración no es lo mío.

Contaba con una gran cantidad de fotos de nosotras dos en las que variaba la edad. Algunas eran vergonzosas, otras eran hermosas. Sin embargo, solo coloqué "Feliz cumpleaños" con un marcador rosa —el color favorito de Lindsay— y mucha purpurina del mismo color. Ese tipo de cosas no era mi elemento, pero sabía cuanto amaba mi mejor amiga estos detalles.

—Oye, este no está tan mal. Puedo ver tu esfuerzo. —Se acercó más y observo todo. Señalo una foto. —Oh, recuerdo esta. Tu padre casi muere de un infarto.

Me acerqué y vi cual foto señalaba. Sonreí al recordar ese momento, teníamos 13 años y estábamos celebrando el Cuatro de Julio en el extenso patio de mi casa, y siendo las niñas que éramos habíamos terminado con unos cuantos fuegos artificiales en las manos y estábamos cerca de una fogata. Cuando mi papá salió a llevarnos malvaviscos y chocolate para asarlos y vio con lo que jugábamos casi gritó, justo detrás venia mi mamá con su cámara y capturo el momento. Fue súper divertido hasta que tuvimos una larga charla sobre los peligros y consecuencias de jugar con ellos, y el fuego, y todo eso.

—Sí, fue divertido. —Nos miramos y nos abrazamos de nuevo. Era bueno estar de vuelta, la había echado de menos mientras estuve en el extranjero.

Y aún con toda la emoción que sentía, lo sentí antes de escucharlo.

—Vaya, no han pasado diez minutos y ya van a romper a llorar. Típico.

Ah, realmente, una de mis razones favoritas de volver. Luka.

Yes, you. (Phoebe Grey)Where stories live. Discover now