CAPÍTULO 12

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En esa taberna no había nadie. Parecía una aldea fantasma. Vicente pidió una caña y otra para mí. Siempre tomábamos lo mismo.

Hugo se intentó escapar de nuevo, no entiendo porqué no me hacen caso. Han hecho algo mal y tendrán que pagar por ello... ¿Qué pasa? ¿No lo entienden? Quizá encerrarlos no es la mejor forma, pero... Tampoco es para tanto. Es más, si no lo hiciera no podría corregir sus ideales, están locos...

Terminamos nuestras cañas y nos metimos en el coche encaminándonos hacia mi casa. Por el trayecto nos paramos a coger unas pizzas y unos botes de cerveza.

Esa noche retransmitían la final de la Vuelta Ciclista a Granube, a Vicente y a mí nos gustaba verla juntos, era como una tradición de nuestra amistad. Encendimos la tele mientras las pizzas se calentaban en el horno.

-Atraco con el valor de cuatro mil euros en tres bares situados en el barrio Freli, Margareli -Se escuchaba en la tele.

Vicente y yo nos echamos a reír.

-Buscan huellas y pruebas pero no hay rastro de los malhechores.

Ambos nos miramos, sonreímos y chocamos nuestras birras.

Al terminar la final y ver unos satisfactorios resultados, nos fuimos a celebrarlo.

Empezamos en el bar de Eva, una señora que es genial, alguna que otra vez la invité a una raya. Su local para mí es una mina.

Entre botellas de cerveza y canutos me sentía bastante mareado. Me estaba apalancando en la terraza con Vicente y sus colegas. No me caían mal, pero no me gusta hablar demasiado con desconocidos, en algún momento de subidón se me podrían escapar muchos temas confidenciales.

Pensaba en Laura y empezaba a rayarme, así que me decanté por meterme una raya para despejar.

-Voy al baño -Dije guiñando un ojo a Vicente.

-Te acompaño -Respondió.

Todos se echaron a reír comprendiendo la situación. No parecían mala gente.

Nos encerramos en el lavabo y saqué la bolsita con la coca. Vicente extrajo su móvil y su cartera. Eché parte del material en la pantalla, luego de haberla limpiado contra el pantalón mientras que mi colega enrollaba un billete, el tuto. Me prestó su carnet y dibujé dos rayas.

-Haz los honores -Indiqué señalando al móvil.

Se introdujo el tuto en la nariz y esnifó la substancia. Seguidamente repetí la misma acción y nos largamos hacia una discoteca sin ni siquiera despedirnos de aquellos amigos de Vicente.

Llegamos a la Discoteca Sur en donde nos encontramos con muchísimos colegas. Había cada chavala...

Empezamos de nuevo a cubatas y a rayas, cuando me di cuenta Vicente estaba con una de las chicas en el baño.

Pensé otra vez en Laura, tal y como estaba necesitaba verla.

Habíamos dejado el coche en la parte de atrás de la discoteca, así que fui a buscarlo para irme junto a ella.

No estaba en condiciones de conducir, pero llegué perfectamente a la caseta. Abrí la puerta y lo que me temía... Laura y Hugo estaban durmiendo juntos, sabía que no tenía que haberlos dejado solos. Cogí cuidadosamente a Laura, transportándola del sofá a la cama del único dormitorio que había. Fui al coche a por bridas y regresé. Cerré la puerta de la entrada y me encerré con Laura, aún dormida, en la habitación. Segundos después se despertó sobresaltada contentándose mucho, sus ojos brillaban mientras lloraba emocionada.

Callejón sin salidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora