c a p í t u l o d í e z: Cena de negocios (parte 2)

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—Necesitamos que sean dos mesas principales— dice Liliana tratando de sonar calmada.

—¡Oh! p-eer-o— tartamudea Meredith —Me gustaría— pausa un momento y nos observa, de Liliana a mi y de mi a a Liliana —Me gustaría consultarlo con la señora Fernán y el señor Ferrant.

—¿Disculpa?— ahora parece enfadada.

—Si, bueno— mira al suelo —ya sabe, señorita, ellos ya han clasificado las mesas.

Pobre Meredith.

Creo que mi padre y la señora Fernán fueron claros cuando dijeron que «YO» y Tobías estábamos a cargo de todo.

—Si, es sólo que es mi...— Meredith es interrumpida por mi madre, que ahora está pasando la puerta hacía nuestro jardín.

—¡Hola a todos! ¿todo en orden?— suelta entusiasmada pero frunce el seño al observar a Meredith nerviosa y a Liliana enfadada. Podría jurar que la pobre está agradeciendo a Dios que mamá apareciera.

—¡No!— salta Liliana —queremos dos mesas principales.

—Pero querida, eso no tiene sentido, ¿no crees que sería extraño?— mi madre trata de sonar dulce y sería pero sé que está escondiendo una risa.

—No, para nada, ¿verdad, Tobías?— Liliana me mira con una expresión que da miedo.

Esta chica es muy prepotente.

Estoy de acuerdo con ella, mamá— respondo, y la apoyo. Liliana me dedica una sonrisa de agradecimiento.

La primera del día.

—Pues, ¡que lástima!— dice mi madre —me temo que ustedes dos tendrán que soportar estar juntos esta noche— me dirige una mirada amenazadora y sigue —y espero que se comporten.

Liliana y yo la observamos incrédulos, nos hemos quedado sin palabras, mi madre ahora nos da una pequeña sonrisa que, claramente, no alcanza sus ojos y abre su boca pero parece abstenerse del comentario porque Liliana comienza a hablar.

— Señora Fernán, yo entiendo, es sólo que a mi hermano y a mi nos gusta la privacidad.

—Te entiendo, querida, es sólo que por esta vez no será posible, y si me disculpan, tengo que ultimar detalles con Meredith.

—Mamá, podría...

—Ustedes ya han acabo aquí, deberían ir y preparase, la fiesta dará inicio en dos horas.

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—¿Así que al rey Tobías, también se le niegan los caprichos?— escupe Lili cuando nos dirigimos a la salida. Extrañamente su comentario me causa gracia y sonrío.

—¡Pues! ¿Qué te puedo decir?— trato de sonar divertido —no todo lo que Tobías dice le es concedido.

—¿Y qué dice Tobías justo ahora?— suena divertida y juguetona.

¿Quiere Liliana jugar?
¡Uao!

—Tobías dice que hagas pucheros.

Lili me ve sorprendida, pero opta por seguir la orden.

—Tobías dice que prefiere que hagas pucheros y como un perro.

—¡No te pases de idiota!

—¡Tobías dice!

—Liliana dice que Tobías se joda.

—Este es mi juego, vaca.

—Es de ambos.

—¡Porsupuesto que no!

—Pareces un niño, mejor cállate y haz caso a tu madre, pequeño rey gobernado— ahora lo que ella quiere es ofenderme.

¿Quién la entiende?

—¿Sabes Liliana? Ayer, fué bueno y lamento la manera en que acabo, yo...

—Mejor cállate. Debo irme.

—No, espera— la sujeto del brazo y la acercó a mí, puedo sentir como mi respiración se acelera.

Es algo que no debería pasar, y menos con ella.

Tobías, debo irme.

Puedo sentirlo, su respiración también es acelerada.

—Perdóname.

—¡Bien!

—¿Paz por la noche?

—¡Oh no! ¡porsupuesto que no!

—¿De qué hablas, Liliana?

—Decirte arruinaría el show.

—Bueno, de ese modo, tú también prepárate.

—Liliana dice, suéltame.

Y la suelto. Se encamina a la puerta y justo antes de que salga de mi casa le llamó.

—¡Oye Lili!— tengo su atención y trato de pensar mis siguientes palabras —Tobías dice, prepárate.

Sonríe irónicamente y sale por la puerta. La escucho cerrarse y es hasta este momento que me percato lo bien que puedo pasarla con esta chica.


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⏰ Última actualización: Oct 18, 2016 ⏰

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