c a p í t u l o n u e v e: fiesta de negocios (1).

13 2 0
                                    

Abro mis ojos de golpe parpadeando un poco al notar la molesta luz del día que ahora entra por la ventana, que, acaba de ser abierta por mi madre; gruñó silenciosamente y sé por qué está aquí.

—Hijo, levántate, es tarde, hay muchos preparativos que hacer—dice muy emocionada, me da un poco de coraje que se emocioné tanto, yo estoy casi molesto con la idea de tener a los Ferrán aquí, celebrando con nosotros.

¿Celebrando qué?
¿La unión de dos familias?
Por favor.

—No trates de involucrarme en eso, mamá, yo voy a asistir, más nada— gruñó, aún sin despertar completamente, al darme cuenta del horrible dolor de cabeza que tengo.

—¡Vamos Tobías! no seas tan gruñón y aburrido, me gustaría que te involucrarás en esto, conmigo— hace una pequeña pausa, pensando si decir o no lo siguiente —como lo hace Lili con su padre.

Me enfurece escuchar aquello, milagrosamente estoy de pie, mi madre me observa sorprendida y mucho más animada.

La vaca no hará las cosas mejor que yo.

—¿En qué puedo ayudar?— está vez sueno más interesado.

—Primero que nada, quiero que tomes una ducha, ponte algo de ropa— ¡Dios! no me había percatado que estaba en ropa interior.

—¡Lo siento, mamá! ¡Dios! que vergüenza— tomo una de mis sábanas para cubrirme. Mi madre ahora me observa divertida.

—Te conozco mejor que nadie, hijo.

—¡CÁLLATE, POR FAVOR, MAMÁ!

Suelta un gran risa.
Esto es peor que el dolor de cabeza que siento.

—Vístete, y baja a desayunar, luego te diré que hacer, necesito que seas muy amable esté día.

Camina rápido a la puerta, riendo, pretendiendo que no la escucho.

Eso fue muy incómodo.

Busco una  toalla y me dirijo a la ducha.
Consigo una camisa azul, unos jeans negros y un par de zapatos tennis.
Salgo de mi habitación, encaminado a cocina.

Comencemos este día.

Toby, cariño. Buenos días. ¿Qué te gustaría para desayunar?— dice Juddy, cuando estoy en la cocina.

—Me gustaría unas tostadas y huevo, si, eso estaría bien. También un poco de leche, por favor, Juddy.

—Claro Tobías, en seguida. ¿Tienes mucho apetito hoy?— dice animada.

—Fue una larga noche, Jud— digo en respuesta, un poco más animado de lo que pretendía.

Una larga y rara noche.

Recuerdo lo que sucedió ayer, e inmediatamente pienso en Liliana

¿Por qué pensar tanto en ella?
Debo estar volviendome loco.
¿Pensará Liliana en mi?

—Aquí tienes, Tobías— escucho a Juddy, que me hace dejar de lado mis pensamientos.

—¡Gracias!

Comida al fin, y huele exquisita.

Doy mi primer bocado, sabe deliciosa.

—Juddy, ¿dónde está mamá?

—¡Oh! Cierto, me pidió que te dijera, que Liliana vendría para que se encargarán juntos de la decoración para esta noche, la panificadora vendrá y ustedes deberían atenderla— hablo rápido y nerviosa.

Todo puede cambiar mañana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora