Hecho Pedazos

XIV

Hecho Pedazos

-14-
"Sello de ocho puntos"

Despertó algo desubicado, mirando a todos lados; observando aquellos estantes repletos de libros y pergaminos. Se puso de pié, aun adormilado, e intentó recordar donde estaba.

Abrió grande los ojos cuándo un montón de imágenes le llegaron a la mente; el viaje a Uzu, el encuentro con aquel extraño y la búsqueda del pergamino...

—¡El pergamino!— exclamó y revisó su alrededor, al no encontrar aquel papel que tenia en sus manos antes de caer dormido decidió salir de la habitación en busca de Toshio. Algo le decia que él tenia lo que buscaba.

Lo encontro sentado con una sonrisa en el rostro leyendo concentradamente un papel.

—El pergamino-!

—Un sello de ocho puntos...— Toshio interrumpio al rubio — Felicidades Naruto...

—¿Eh?— confundido observo al mayor.

Toshio levando aquel papel que hace poco estaba leyendo. Era el mismo que hace horas atrás Naruto habia encontrado en la gran biblioteca.

—Encontraste el pergamino que nos dará la clave para liberar al Kyūbi— dijo con una sonrisa en el rostro.

*

—¿Estas seguro de que escuchaste bien Konohamaru?— preguntó Moegi quien caminaba con sus dos mejores amigos; Konohamaru y Udon. Los tres se dirigian a Ichiraku's Ramen, como todos los días. El rubio les habia pegado la costumbre de ir a comer a aquel lugar.

—Por supuesto!— hizo un mohín —Estoy seguro de haber escuchado correctamente ¡mis tecnicas de espionaje nunca fallan!

—En-entonces... Esa vez que vimos a Naruto niichan marcharse... No era por una misión— comentó desanimado Udon —Estaba yéndose de la aldea...

Konohamaru fruncio el ceño.

—Todo es culpa de Sasuke-san...— escupió aquel nombre con despreció —Me alegro que la abuela Tsunade lo haya encerrado. Lo que le hizo a nuestro jefe es imperdonable!— Moegi y Udon asintieron.

Moegi solto un suspiro.

—De todas maneras estoy preocupada por Sakura-chan... Tambien debe estar triste, descubrir que el amor de tu vida es un completo bastardo...

—Yo siempre supe que lo era— comentó Konohamaru —antes de la guerra estaba centrado en su venganza y no se preocupaba por nadie... ¡se atrevió a abandonar la aldea! E incluso casi mata al jefe...

—Ah~ los hombres guapos siempre son los peores— la chica suspiro apenada.

Sus dos amigos la miraron como si le hubiera crecido otra cabeza.

—Chicas— pensaron ambos como explicación al extraño comportamiento de su compañera.

El trio siguio su camino con a paso lento disfrutando del dia y saludando a los aldeanos que pasaban por el lado. La charla era amena, aunque la mayoria se centraban en una sola persona.