Capítulo 15: El Padre De Morgan

26 5 0
                                    

Mara

Intento que Lucila deje de sangrar pero es casi imposible. En au herida, tiene diez pañuelos que la protegen pero aun así sigue sangrando.

-Debemos hacer otra cosa -dice Christopher-. Esto no está funcionando.

Pero siquiera pueda responderle, Lucila se despierta y se levanta rápidamente tosiendo.

-¿Estás bien? -Le pregunto acariciando su espalda.

-Si -responde Lucila entre tos-, estoy bien.

Se toca la herida y ve que está sangrando, pero no tanto como hace un instante.

-Me duele muchisimo la cabeza. Me siento mareada, creo que voy a vomitar -dice ésta levantándose rápidamente del suelo y vomitando en una esquina.

-Es normal. Perdiste mucha sangre -digo para calmarla.

-Ay, creo que no puedo seguir -dice tambaleándose hacia nosotros.

-Si quieres quedarte aquí, está bien.

-Tengo una idea -dice Christopher repentinamente-. Podría ir hacia la sala "hospital secreto" y traerle algo para que se componga.

-Está bien -respondo sonriente.

Christopher se levanta y se dirige a la puerta.

-Ten cuidado - le digo preocupada.

-La tendré -me responde acercándose hacia mi y dándome un beso.

Se da la vuelta y sale. Espero que el plan funcione y vuelva con medicamentos, así luego podremos buscar a Michael e irnos.

-¿Hace cuanto estamos aquí? -Me pregunta Lucila.

-No se, media hora desde que te desmayaste -respondo.

-No, no me refiero aquí en ésta habitación. Me refiero que hace cuanto estamos encerrados.

Me detengo a pensar la respuesta. ¿Hace cuanto es que estamos aquí? Más de un día supongo, o quizás menos, pero no sé con exactitud si no puedo ver el sol irse o llegar o tener un relój con el cuál guiarme. ¡Rayos! Deberas que esto me tiene como loca.

-No sé -contesto suspirando-. Quizás un día o dos, o solo unas horas.

Entonces el estómago me empieza a crujir. ¡Dios! Tengo tanta hambre y estoy tan cansada, pero sólo puedo pensar en salir de éste maldito lugar.

Christopher vuelve unos minutos despues con medicamentos, vendas, aguja y agua desinfectante en la mano. Me mira y le sonrío, me da las cosas y miro a Lucila pidiéndole permiso de curarla.

-¿Dolerá? -Pregunta ella temerosa.

-Un poco -respondo sonriente.

Suspira y dice:

-Sólo hazlo.

Dejo las cosas en el suelo y tomo el agua desinfectante, corto un pedazo de venda y le vierto el agua. Empieza a pasarle la venda por encima de la herida y Lucila comienza a gritar.

-¿Estás bien? -Pregunto un poco asustada.

-Si, sólo que arde demasiado, pero tu sigue -dice guiñándome el ojo.

Suspiro y con toda la delicadeza del mundo, sigo desinfectando su herida. Lucila muerde su remera y grita en silencio.

Cuando termino de desinfectar su herida, paso a recoger una de las pastillas, que por lo que veo en la descripción de la botella, son calmantes.

El Hombre De La Cabaña  [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora