Christopher
Corremos hacia la habitación de Mara y al entrar, vemos que ésta no está en su cama. Voy a ver si se encuentra en el baño pero tampoco está allí. Comienzo a desesperarme.
-Dijiste que ella estaba aquí -le digo a Morgan desconfiando un poco en él.
-Y aquí era dónde la dejamos -dice él con tono preocupante.
Suspiro y muevo la cabeza a los lados. Quizás Morgan se confundió u olvidó adonde la dejó, digo, ya que este hombre no es tan cuerdo que digamos.
-Vamos a buscar Lucila -digo abriendo la puerta y salimos de la habitación.
Entramos al cuarto en donde se supone que está Lucila, pero ésta tampoco está en la camilla ni en el baño.
-¿Estás tomándome el pelo? -le digo a Morgan en tono amenazador.
-No, no, claro que no -responde éste rápidamente y con la voz nerviosa.
-¿Entonces lograron desatarse? -digo creyendo esa hipótesis pero es difícl que ellas hayan escapado habiendo estado en las mismas condiciones que yo.
-Quizás Michael se las llevó -dice Morgan como si decir el nombre de amigo costara un infierno.
Entonces corro hacia la puerta y salimos, y de repente nos encontramos en la sala común.
Miro hacia los costados y veo a Lucila y Mara arrodilladas en el suelo llorando y Michael las amenaza con el mismo machete el cual le cortóla mano a Morgan.
-Vaya, gracias por traerlo -dice Michael cuando me ve-. Eres un buen hijo.
-Tu... tu... tu -Morgan empieza a mover la cabeza hacia todos lados y comienza a agarrarse los pelos. No por favorl no justo ahora que lo necesito.
-¡Morgan, controlate! -Grito agarrando a Morgan de los brazos y sacudiéndolo-. Te necesito -suelto después y casi noto las miradas de Mara y Lucila confundidas.
Morgan comienza a gritar y a hacer fuerza con la cabeza. Parece que tiene una lucha interna, hasta que por fin me mira y sé que ha vuelto a la normalidad. Me doy la vuelta para poder hablar con Michael, pero éste de repente me pega un puñetazo y hace que mi nariz vuelva a sangrar. Aún conciente pero sin poder moverme ya que él se encuentra arriba mio, grito su nombre para que salga del trance, pero no lo hace, y sigue golpeandome.
Me despierto y encuentro a Mara y Lucila a mis costados y a Morgan a la derecha de Lucila, también atado, pero solo por los pies. Seguimos en el salón común y Michael da vuelta delante nuestra.
-Vaya, por fin ha despertado el principe -dice sarcásticamente haciendo una reverencia hacia mi persona.
-Michael -vuelvo a repetir intentando que éste salga de su trance, pero sé que no lo hará-. Sé que sabes que ese no eres tú. Por favor, cierra los ojos y busca en tu interior -digo pero éste no me hace caso.
-Buen jugado -dice sonriendo-. Poner a mi hijo de tu lado -señala a Morgan-. Mira como me hiciste -y entonces logro ver su cara arañada y aún sangrando.
-¿Qué nos harás? -Oigo que dice Mara.
-Simplemente pagarán las prendas -responde Michael lacónicamente.
Veo a Morgan que está mirando al suelo moviendo la cabeza en forma de negación.-Bien, ahora voy a ver quien empieza -prosigue Michael.
-Sueltanos -dice Lucila amablemente pero Michael no le hace caso.
-Veamos -y comienza a mirarnos uno por uno-. Ta Te Ti -empieza a cantar Michael señalando cada una de nuestras cabezas-. Suerte para ti. Si no fuera para ti, será para mi. Ta -Lucila-. Te -Mara-. Ti.
Yo.
Se acerca hacia mi, me agarra del cuello de la camisa y me arrastra al medio del salón para que todos me vean morir.
-Despídete de tus amiguitos -sonríe Michael.
Miro por última vez a Mara y Lucila que lloran por mi.
-Listo.
Y entonces veo lentamente como Michael se acerca con su machete hacia mi cuello. Cierro los ojos esperando mi final, pero éste no llega.
Abro los ojos y veo que el bueno de Morgan se ha lanzado contra Michael y lo ha derribado. Con la mano izquierda y única comienza a pegarle en la cara. Me arrastro y me dirijo hacia ellos, sin embargo, no soy de mucha ayuda ya que estoy atado de manos y pies.
-Ayudame a desatarme -le digo a Morgan y éste me desata. Michael está noqueado.
Corro hacia Mara y Lucila y las desato. Me abrazan y las abrazo.
-Vámonos -digo sin tanto rodeos.
-¿Qué haremos con Michael? -Pregunta Mara.
Me detengo a pensar pero antes de que pueda decir algo, Morgan se me adelanta:
-Vayanse, será una carga para ustedes. Yo me esconderé y él sabrá que se han escapado así que irá detrás de ustedes pero ya no los encontrará.
-Tu vienes con nosotros -digo casi obligándolo.
El niega con la cabeza y sonríe.
-Sabes que no puedo... yo... yo no podré controlarlos... sólo soy otra carga.
No puedo decir nada más ya que Mara me agarra del brazo y dice:
-Vamos.
Y la sigo, sólo me da tiempo para despedirme de Morgan con un saludo de mano y lo veo parado con si cara de sastifacción de saber que ha podido ayudar a personas.
Entramos al laberinto, y recorremos el camino hasta llegar a la puerta dorada. Comienzo a colocar todas las llaves en sus respectivas cerraduras y la puerta se abre perfectamente. Veo frente a mi una larga escalera y un hoyo al final de ella. Puedo ver que es de noche.
Comenzamos a escalar. Primero Mara, luego Lucila y al final yo. Pero mientras subimos, escucho una voz a lo lejos.
-¡Corran!
Esa voz es de Morgan que está en peligro. Por un momento pienso en bajar y ayudarlo pero sería muy arriesgado, y, aunque me duela, tengo que seguir subiendo la escalera sin hacerle caso a los gritos de la persona que, primero nos secuestró y luego nos ayudó.
Termino de subir último la escalera, y salgo por el hueco. Estamos en la parte trasera de la casa de los Watson. La maldita casa secreta estaba debajo del pozo de agua.
Respiro aire y se me hace imposible poder ver el cielo y respirar aire puro.
-Vamos -dice Lucila y le hago caso. Comenzamos a correr en dirección a la calle, y al llegar, damos una última vuelta y vemos la horrible casa de la familia Watson. Pero, algo ocurre, algo que no estaba en los planes.
De repente, la tierra bajo nuestros pies comienzan a moverse y vemos que sale fuego del pozo de agua, y de repente se abre un agujero y toda la casa de los Watson se hunde y desaparece en el agujero.
La explosión es tan grande que hace que árboles que hay a nuestro alrededor caigan al igual que nosotros. Uno de los árboles que cae golpea a Mara en la pierna y ésta se retuerce del dolor y veo que le sale sangre. Debería levantarme y ayudarla, pero algo me lo impide. Miro arriba mio y veo que una rama de un tronco está clavada justo en mi estómago y comienzo a sangrar.
Aún estando un poco inconciente, vuelvo a abrir los ojos y veo que Mara sigue gritando de dolor y el árbol comienza a presionarle con más fuerza la pierna. Busco con la mirada a Lucila pero ésta no está por ningún lado.
Entonces, cuando estoy a punto de dormirme, recuerdo en mi amigo que yacerá muerto debajo de la casa de los Watson, entre todos los escombros, junto con el señor Morgan. Ese hombre de buen corazón pero con un destino trágico.
Y cierro los ojos.
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El Hombre De La Cabaña [Completo]
HorrorMichael, Mara, Christopher, y Lucila deciden viajar a la ciudad natal de Mara para que ésta conozca a su madre. Sin embargo, el coche que los llevaba hacia su destino se rompe dejándolos en el medio de la nada y obligándolos a hospedarse en una caba...