Epílogo

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Mara

Luego de lo sucedido, me desperté en un hospital con mi tía y mi madre al lado mío. Apenas las vi, comencé a llorar.

-Ya estás a salvo -decía mi tía abrazándome.

Pero yo seguía llorando. Llorando por lo que había pasado días antes. Llorando porque jamás volvería a ver mi amigo y primo fiel. Michael.

-¿Dónde están Christopher y Lucila? -Pregunté mientras me secaba las lagrimas con la manga de la remera

-Ellos están en otra habitación -respondió mi tía.

Me quise levantar pero no tenía fuerzas. No sentía mi pierna derecha. ¿Qué sucedía? Me destapé y noté lo que sucedía.

-Hija. Tomatelo con calma -dijo mi madre nerviosa y sollozando.

Pero yo estaba en completo shock.

-Tuvieron que hacerlo -proseguía mi madre-, el golpe fue muy fuerte y... no había otra opción.

Pero yo no reaccionaba. Seguía mirando a mi muslo sin pierna.

-Quiero ver a Christopher y Lucila -dije con voz ronca, y eso era lo único que en verdad quería hacer.

Mi madre salió de la habitación y volvió a entrar con una silla de ruedas y comprendí que ése sería mi amigo fiel de ahora en más. Ése sería mi objeto de movilidad de ahora en más.

Mi madre me condujo hasta la puerta, la abrió y me condujo sobre un pasillo demasiado parecido al hospital secreto de la casa secreta de Morgan.

Nos quedamos al frente de una puerta con el número cinco en ella. Todo esto se parecía al hospital de Morgan y me daba miedo. Pero cuando entramos, mi miedo desapareció al ver a Christopher acostado pero despierto en la camilla.

-Mara... que... que... -no podía creer que me veía en una silla de ruedas y por eso tartamudeaba.

Me conduje a mi misma hacia él y lo besé, y por un instante, sentí que todo el mundo había desaparecido y sólo nos encontrábamos él y yo, y me senía protegida.

-¿Me seguirás queriendo? -Pregunté en un susurro.

-Para toda la eternidad, amor -contestó y volvió a besarme.

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Dos meses después

Lucila era la única que no había sufrido ningún daño y se encontraba en excelente estado. A Christopher le tuvieron que hacer cinco puntadas en la cabeza debido al golpe que había recibido a causa del árbol.

Éramos noticia en la televisión debido a que habíamos sido los únicos sobrevivientes de las garras del señor Morgan y todos los noticieros querían entrevistas con nosotros pero ninguno cedía y volvimos a nuestra vida normal.

Christopher y yo nos mudamos a la ciudad de Richwood y Lucila nos visitaba de vez en cuando, pero últimamente sus visitas habían disminuido debido a que había empezado a estudiar Psicología. Demás es decir que ya se había recuperado y volvía a ser una persona normal. Mi amiga.

Un mes antes, cumpliamos tres años de novios con Christopher, y mayor fue mi sorpresa cuando se arrodilló frente a mi mostrándome un anillo de oro puro y preguntándome si quería ser su esposa.

Así que aquí estaba frente al espejo mordiendome las uñas mientras Lucila, mi dama de honor me ayudaba a colocarme el vestido y la corona de flores que tanto me gustaba.

Me dirigía al altar dónde me estaba esperando mi futuro esposo al cual amaba como la primera vez que nos conocimos, y sabía que él me amaba y me elegiría mil veces y no le importaba que yo fuera una lisiada y que había subido un poco de peso porque ante sus ojos yo era la mujer más hermosa de todas.

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Dos años después

Luego del casamiento vino el bebé y luego la casa. Todo era maravilloso y ya nadie hablaba de nosotros, podíamos caminar libres por la calle y respirar aire fresco.

Mientras cuidaba al pequeño Michael, nos dirigíamos al cementerio para conmemorar a mi primo y amigo querido, pero ya no llorábamos sino que sonreíamos porque eso es lo que él quería y no recordábamos lo sucedido en la casa de Morgan sino que lo recordábamos como el buen amigo y compañero que había sido en vida.

Cuando llegamos a la tumba vemos un recorte de un diario de éste mismo día:

Periódico "Renacer" Septiembre 2018:
Un día como hoy, a dos años de la tragedia de la cabaña Watson que se llevó consigo al jóven Michael. Sin embargo, aún habiendo pasado tanto tiempo, el misterio de qué sucedió exactamente ronda en el ambiente debido a que los demás supervivientes se negan a hablar y prefieren una vida común y respetan la memoria de su amigo fallecido. Aunque muchas teorías rondan de cómo fue el trágico accidente, esperamos a que los amigos decidan contar lo sucedido algún día.

Arrugo el recorte y lo tiro a la basura. Jamás hablaremos de lo sucedido aunque sea lo que más deseen, pero no hablaremos, no por que tengamos algo que esconder, sino que cada vez que recordamos lo sucedido, un miedo nos abarca y ni nosotros mismos recordamos exactamente lo sucedido, así que preferimos callarnos y dejar que el alma de Michael descanse en paz y nosotros podamos seguir nuestras vidas comunes y corrientes.

Miro al pequeño Michael que me sonríe. Tiene los mismos ojos de su padre. Sé que un día crecerá y no podré estar toda la vida con él, y sé que algún día comenzará a preguntar y espero estar allí para responder sus dudas, pero prefiero vivir el presente y dejar de intrigarme con el futuro y por eso lo abrazo a él, a su padre y a nuestra amiga porque están aquí conmigo y eso es lo que más importa.

El Hombre De La Cabaña  [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora