VI [1/2]

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Sonreí entre el sueño y la realidad, me voltee para poder abrazarlo, decirle "buenos días cariño", como ayer, como todos los días. Para luego besarle, y acariciar su cabellera, tan suave y sedosa. Ir a pasear al parque, observando al mismo abuelo de siempre alimentar a las gaviotas, a los mismo niños de siempre jugar con la tierra, lodo y pasto, sin preocupaciones.

Mi mano tocó el vacío, entonces me sentí preocupado. Luego de tanto tiempo juntos, había acostumbrado a despertarse tarde, yo era el que le besaba todas las mañanas para que despierte. ¿Habrá preparado el desayuno? Salí de la cama, y todo pareció distinto, como de otra dimensión. El clima era diferente al de ayer, los muebles eran distintos a los de ayer, las paredes pintadas no eran del mismo color a las de ayer.

Nada era igual.

Todo es distinto.

¿Tú también lo eres?

Observé mi creación al fondo de mi escritorio, lo tomé entre mis manos para ver su contenido. Estaba completo. Terminado.

Lamentablemente eso fue el fin...

Eran sus últimas palabras.

Negué en vano, llevando mis manos a mi cabello. ¿Dónde estas? Una lágrima resbaló por mi mejilla debido a la frustración y confusión del momento. Si, del momento. Observé el celular al rincón de la mesa, lo tomé y marque su número.

Este número no existe...

—Tranquilo —me alenté. —Esto es una broma, a la hora del almuerzo volverá. Ya sabes cuán bromista puede llegar a ser...

Si tan sólo fuera una broma...

***

Aquel árbol, parecía ser mi esperanza de vida... sus ramas, cada día iban desfalleciendo. Sus hojas, cada día iba muriendo. Con un tronco tan fuerte, parecía ser indestructible, pero cada día, cada hora demostraba lo contrario, que mentiroso, caer en tal calumnia. ¿Porque no demostrarse tal como es? Sus ramas lentamente y con la última fuerza y vitalidad que le quedaban se acercaba a mi ventana. En donde le observe por días, quizás semanas o meses. Un lapso de tiempo irreconocible. En donde sólo trataba de crear algún vínculo, con algo que moría... al igual que yo.

Lentamente... Lentamente...

"¿Un mal día o una mala vida?"

Le oí, voltee a ver dónde provenía la voz, me encontré con nada.

Una carcajada inundó la cocina... miré, y desapareció al instante.

¿Juegas conmigo?

—Estoy cansado Jimin, no quiero jugar. ¿Porque no vienes y descansamos?

Murmuré al vacío de mi departamento. Tan iluso, con la esperanza de que volviera luego de meses en ausencia.

*


—¡Kookie! ¡Despierta!

Canturreo entre risas, abrí mis ojos y lo encontré, sonreí como nunca, estaba acá, conmigo, no se había ido. Lo tomé entre mis brazos, acercándole para depositarle un beso, que expresara lo cuanto que le extrañaba. Que no tuviera fin.

Extrañe la textura de sus labios, los latidos de su corazón, el hecho de que se molestara por pequeñas cosas como un niño, sus ojos risueño, y por sobre todo, extrañaba tener su cuerpo al lado mío.

Pequeñas cosas que adoraba de él, que lo hacían perfecto.

—No te vuelvas a ir... por favor....

DELIRIUM ¡! KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora