II

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Ellos jugaban, no necesariamente con juguetes de última tecnología, porque no tenían los suficientes recursos. Pero jugaban, y podía observar de ellos que estaban felices, probablemente no tengan familia, pero podía ver en ellos que seguían esperanzados a que tendrían una, en un futuro.

No podía imaginarme que siendo tan pequeños tuvieran que pasar por estas cosas. Pareciera que la vida se empeñaba en ponerles pruebas cuando aún no estaban del todo preparados, es más, algunos ni tenían conocimiento de nada. Todo era un desastre.

Y yo, acá sufriendo por algo del que no estaba preparado, pero estaba muy consciente de que la vida me pondría pruebas que tendría que superar.

¿Pero por qué no puedo superar este dolor? ¿Por qué sigo empeñado y mirando el pasado? ¿Por qué no te dejo ir?

Sentí la mirada de Jimin sobre mi, y también como acariciaba mi espalda dando pequeños círculos con su dedo, siendo comprensivo.

Una pequeña corriente se trasladó por mi anatomía, de los pies hasta la cabeza, causándome escalofríos. Obligándome a abrazarme a mi mismo.

—Parece que va a llover —Le oí susurrar. —Deberíamos irnos si no quieres pescar un resfriado.

Eso quería ayer, tonto. Le respondí en mi mente.

Me puse de pie y le seguí, inconscientemente, quería saber a donde se dirigía, saber algo de él además de sólo su nombre.

—¿Por qué me sigues?

—Yo... No de donde ir.

Temblé al no saber que responder.

—Podrías ir a tu hogar.

Se volteó para seguir su camino.

Mi hogar ya se murió...

Susurré y me voltee para ir hacia mi casa, al cabo de unos minutos mis lágrimas se habían mezclado con la lluvia. Con el cabello empapado, cayendo de él gotas en forma de cascada. Con el corazón ahogado en lágrimas, ahogado en el pasado, ahogado con todo. No hice más que tirarme al suelo cuando entré a mi departamento.

Sentí como mi cuerpo lentamente se relajaba entre pequeños espasmos a causa de mis lágrimas. Mis párpados comenzaban a ejercer un gran peso, cansancio era lo que tenía, cansado de luchar por algo que ya se me escapó de las manos, no estuve a tiempo para tenerla en mis brazos y decirle que todo estaría bien, cansado de fingir que era fuerte, que podría superar su pérdida. A quien engaño, soy totalmente débil e inseguro si ella no está, me volví absolutamente dependiente de ella. Su ausencia me mata.

Escuché ligeros golpes desde la puerta, con dificultad me puse de pie e intenté secarme las lágrimas con mis mangas. Caminé hacia la puerta para luego encontrarme con Jimin, su rostro reflejaba que había estado corriendo, al igual que su respiración que se notaba irregular.

—¿Qué haces aquí?

Las palabras quedaron atrapadas en mi garganta y como pude las expulse.

—Jung-Jungkook...

Me acerco a su cuerpo para desplazar sus brazos alrededor de mi cuerpo. Un abrazo, que a pesar de que hubiera frío este se sentía cálido, transmitía paz, algo que yo necesitaba. No pude seguir haciéndome el fuerte y nuevamente me derrumbe en lágrimas, aferrándome a su cuerpo, correspondiendo a su abrazo. Era como si cada gota que caía del cielo me recordara a ella, y cada vez que la recordaba, lloraba como un niño por su partida.

—Llora, no lo ocultes...

Tomó asiento en el sofá y me dejó a su lado, mientras yo ponía mi cabeza en su regazo. El me acariciaba, pequeñas figuras sobre mi cabellera.

DELIRIUM ¡! KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora