IV

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Sus labios rozando mi mejilla, aquella ficción me hizo despertar. Quería encontrarlo a mi lado, gritándome que tenía que despertar. No estaba, era un sueño.

Te observo en todos lados y no estas en ninguno.

Preparé el desayuno mientras observaba el clima tras la ventana. Podría salir a caminar, pues el día anterior me había esforzado en escribir. Una situación feliz que se convertía en algo melancólico y tétrico, no esperaba un tema así, no para ser mi primer libro. Tampoco estaba mal, me sentía conforme.

Salí de compras, en busca de una pluma y un nuevo libro para poder escribir, mis momentos de frustraciones anteriores habían quitado prácticamente todas las páginas de mi libro que tenía en casa. Triste para la ecología.

Pasé por la librería y observar los nuevos lanzamientos, pensé en lo genial que sería ver una portada con mi nombre incrustado en ella, un orgullo. Me quedé observando la portada trasera de un libro, interesado en su descripción. Sentí un cuerpo chocar conmigo.

Vaya costumbre ¿no?

—Hola Jimin.

Le ofrecí mi mano para que se pusiera de pie.

—Hyung para ti, Jungkook.

Como sea.

—Creí que nunca te vería...

Volteó a mirarme aturdido, sus ojos como infinitas olas, golpeaban mi corazón. No, no aún.

—No estoy molesto, si es de lo que querías platicar.

Se despidió de un beso en mi mejilla y se alejó, nuevamente.

Me golpee mentalmente, aun no había conseguido un contacto con él.

¿Por qué me alejas? ¿No te gusto?
Tengo miedo...

***

Mis dedos se deslizaron por las teclas para presionar suavemente sobre ellas, produciendo una melodía. Sólo cerré mis ojos y me dejé llevar por lo que sentía; desconcertado, audaz y afortunado.

Había podido cruzar unas palabras con él, era mucho mejor que tenerlo en el anonimato.

Aquella melodía me hizo recordar y vagar por los océanos de mi mente.

Estaba apoyada a sus rodillas, sobre la banca en la que solíamos juntarnos. Debe de estar escuchando música, pensé. Quise tomarle de sorpresa y me puse atrás de ella, cubriendo sus ojos con mis manos; ellas sintieron algo húmedo, deslizándose por mis dedos. Estaba llorando.

Mi pecho se encogió, me dolió que ella sufriera, alguien que se veía tan fuerte emocionalmente y que hasta el cansancio había estado recordándome. Claro que ahora no lo olvidaría.

_Alejate por favor.

Musito apenas, y me aferre más a ella. No me dejes ir, no escapes.

Quite mis manos de su rostro y las guíe a su cabello, para acariciarle. Algunas veces repartía besos por su cabeza. Era una de las formas de cómo se tranquilizaba.
Tenía curiosidad por saber que ocasionaba su dolor y angustia, que era lo que se negaba a decirme.

Aun pienso que hubiera sido mejor no haberlo sabido nunca.

—Nunca me separare de ti, que te quedé claro. Y tu, no escaparas tan fácil de mi. Me da igual lo que piensen ellos...

DELIRIUM ¡! KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora