Cumpleaños Fatal

54 2 0
                                    

Capítulo 11 (1ª Parte): Cumpleaños Fatal

No pude dormir. No dejé de pensar en ningún momento quienes son los hermanos de Leire y James.

Sobre las 8 de la mañana recibí una llamada. Era Leire.

-H-Hola cariño

-Hola, Alex.

-¿Y esta llamadita tan temprano?

-No sé, he tenido muy mala noche y quería oír tu voz.

-¿Y qué te ronda por esa cabecita que no te ha dejado dormir?

-No sé, es que hoy es el cumpleaños de James y ya sabes… le echo mucho de menos.

Ostias!!! El cumpleaños de James. Claro, con todo esto de que su hermana me odia, se me había pasado.

-No se te habrá olvidado, ¿no?

-Por supuesto que no, cari.

-Bueno, pensé que te gustaría que fuéramos juntos a llevarle flores a su tumba, si te parece.

-Claro que sí. ¿Te recojo a las 12:00?

-Vale. Yo compro las flores.

-Vale cariño. Hasta después.

-Adiós.

Como se me había podido olvidar el cumpleaños de James.

Bueno, todavía quedaban unas horas, así que empecé a prepararme. Mientras me duchaba, pensaba en como Leire me había hablado por teléfono. Su voz no sonaba como siempre. Aunque se quiera vengar de mi, creo que le duele recordar a su hermano.

Bajé a la cocina, me hice unas tostadas y salí a buscar a Leire. Como todavía eran las 11:00 me di una vuelta por la casa de Chris. Todo estaba como siempre. Acordonado por la policía. Pero me di cuenta de que la puerta tenía el cordón policial roto. Entré.

No se me podía haber ocurrido peor idea. En cuanto entré, me fijé en todas las fotos que tenía la familia. Fotos de Chris, de sus padres… Subí a su habitación. Pocas veces había estado allí. Normalmente quedábamos en mi casa. Su habitación no estaba como yo la recordaba. Ahora estaba llena de fotos nuestras. Por todas partes.

Con las lágrimas en los ojos, salí de la casa y me fui a la de Leire. Ella me esperaba en la puerta.

-Hola cariño.

-Hola, Leili.

Me dio el beso más falso que alguien podía dar. A lo mejor siempre eran así y no lo había notado hasta ahora.

-¿Qué tal estás, cariño?

-Bueno, creo que bien. Todavía no me acostumbro a pasar por su habitación y que no esté su música a todo volumen.

-Sí. Te acuerdas aquella vez…

-No, no me hagas recordar momentos con él porque no sé si los podré soportar.

-Vale, vamos.

Fuimos en silencio durante todo el camino. Y, creo que, aunque quisiésemos decir algo, no nos hubieran salido las palabras.

Llegamos al cementerio. Caminamos hacia su tumba. Pusimos las flores y nos quedamos en silencio mirándola durante más de media hora. Yo no hacía más que recordar cada momento vivido con él. Todos felices.

Empecé a notar que Leire ya no aguantaba más y, aún sabiendo lo que quería hacerme, la abracé. Lloró desconsoladamente sobre mi hombro. Intenté no llorar yo también. No delante de ella.

-Bueno, vamos yéndonos ya –dijo mientras se secaba las lágrimas con la manga de su suéter-.

-Sí, vamos.

Y entonces, empezó todo.

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora