Notas del capitulo:
Aquí está. Vengo llegando del cine luego de haber llorado todo el rato por el final de LA SAGA tanto literaria como cinematográfica de los últimos años, y entre el vacío que siento en mi interior, saco fuerzas para publicar el final alternativo que les prometí de este fanfic. Espero que les guste.
Final alternativo
Nuevamente se fundieron en un cálido beso. Ciel Phantomhive sentía que ya no podía más. El cosquilleo que sentía en su pene era cada vez más intenso. Lo mismo iba para Alois. Cuando este último sintió que ya no podía más, bajó su mano y empezó a estimular la erección del primero.
- Q-Qué cruel... C-Cómo quieres que aguante si me estimulas de tantas formas.
- N-No quiero que aguantes. Quiero que terminemos juntos, Ci-Ciel.
Cuando ya llegaba al clímax, Alois aceleró los movimientos en el interior de Ciel, y los de su mano los hizo más lentos, pero más intensos.
- ¡Ah! ...A-Alois... n-no aguanto... ¡Ah!
- Y-Yo tampo... ¡Ah!
Y ambos terminaron. Alois en el interior de Ciel, y este último manchando todo su pecho y su estómago con el líquido de la vida.
Como su erección no había disminuido en lo más mínimo, Alois no salió del interior de Ciel. Simplemente se recostó en su pecho para poder saborear lo que quedaba de la eyaculación del otro chico. Lo que había pasado en esos minutos era algo que nunca iba a olvidar, y por lo mismo no quería que terminara la sensación de él y Ciel fundiéndose como si fuesen un solo cuerpo.
Cuando ya no hubo rastro del semen de Ciel, Alois Trancy se dedicó a darle pequeños mordiscos y a lamer sus tetillas. Luego levantó su cabeza y se quedó viendo los profundos ojos azules que tanto le fascinaban de ese chico que tenía bajo suyo.
- Eres hermoso, Ciel.
- ... -Ciel simplemente enrojeció - ¿T-Te vas a quedar... d-dentro?
- Quiero estar así por siempre, pero...-Alois besó una vez más los labios de Ciel, para luego separarse y decirle -No es justo que sólo yo sienta este placer...
No tuvo que ser más explícito para darle a entender a Ciel lo que quería en ese momento. El rubio, con pocas fuerzas luego de todo el gasto físico que había realizado, salió finalmente del interior del conde y se tumbó boca arriba, esperando que el de ojos azules también cambiara su posición.
- ¿Y si no puedo?... y-yo nunca he... -Ciel estaba tremendamente nervioso ante lo que iba a realizar.
- Yo tampoco.
Era verdad. El conde Trancy había hecho de todo y con todos los jóvenes muchachos que habían habitado alguna vez la mansión. A aquel que ahora se llamaba Alois lo había tocado, es cierto, pero nunca lo había... Que de algo sirviera el que siempre lo haya considerado un niño sucio.
Alois atrajo el cuerpo de Ciel y luego hizo que se subiera sobre sí.
- ...
- No puedes estar tan nervioso como dices, Ciel. O si no ahora no estarías así.
El rubio inició una suave caricia sobre el pene aún erecto del de ojos azules, y luego ambos iniciaron un nuevo beso. Mientras juntaban sus labios y sus lenguas, Ciel imitó lo que hace unos minutos había hecho Alois, y empezó a estimular con su dedo índice el ano del rubio. Cuando hizo un poco de presión, recibió como respuesta un quejido de Alois.
- Ci-Ciel no, así no...
- Tú hicis--
- Tienes que lubricar el dedo primero.
- ¿Cómo?
- Pásame tu mano.
El chico de ojos azules le obedeció, y en el momento en que acercó su mano al rostro de Alois, este la tomó y empezó a lamer de forma muy sensual los dedos -índice primero, medio después- de su mano.
Mientras veía esto, Ciel Phantomhive no pudo dejar de imaginar que en realidad sus dedos eran... y que en este momento estaba viendo la felación que Alois Trancy le había realizado minutos atrás, pero esta vez en primer plano. Su excitación fue cada vez mayor. Cuando el rubio le iba a decir que ahora sí ya podía iniciar el masaje con sus dedos, él no lo dejó terminar la frase e inmediatamente reemplazó su mano y sus dedos con su boca y su lengua.
Ahora ya un poco más seguro de sí mismo, y mientras seguía besando a Alois, Ciel deslizó suavemente su mano por las partes bajas del rubio. Rozó con el pulgar la erección y los testículos de Alois, y luego empezó -ahora sí- a estimular la entrada del chico.
Cuando tuvo el primer dedo dentro, el calor que sintió lo excitó tanto que la erección que tenía creció un poco más y sintió cómo su pene se hinchaba un poco.
Estaba a tope.
Cualquier movimiento, cualquier estimulo iba a hacer que eyaculara por segunda vez esa noche, y él no quería hacerlo. No sin antes haber hecho suyo a Alois Trancy. Quiso pensar en otra cosa pero no lo logró. Prefirió terminar con ese beso que tanto lo estaba estimulado y simplemente quedó recostado sobre el rubio y con la cabeza reposada en su pecho.
Ahora sí logró calmarse un poco. Mientras masajeaba el interior de Alois, ahora con dos dedos, sintió cómo el de ojos celestes usaba sus brazos para acariciar su espalda, su cara, su pelo. Se sintió tan bien.
No podía ser cierto.
Alguien que lo tratara así no podía haber hecho lo que le habían dicho. No importa que aquel que se lo dijo sea Sebastian. Tenía que haber un error.
- Estoy listo, Ciel.
- ¿Ya?
- Sí.
- ¿E-Estás seguro?
- ... -Alois simplemente asintió con su cabeza.
Los nervios volvieron a la cabeza de Ciel Phantomhive, pero ahora ya sabía cómo controlarlos. Cerró sus ojos, respiró profundo y, ayudado por sus manos, logró penetrar de una sola vez a Alois Trancy.
- ¡Ah!
- ¿T-Te dolió?
- ... -Alois hizo un gesto negativo con su cabeza -Sólo no pensé que se sintiera tan bien... Ciel, muévete.
El de ojos azules asintió e inició un suave movimiento. Se sentía tan bien. Si la boca de Alois hizo que su pene se sintiera tan cálido, ahora estando en su interior eso era multiplicado por mil.
- A-Así... ¡Ah! ...s-sigue.
Mientras se movía, Ciel empezó a fijarse en los gestos de placer de Alois. Notó cómo sus ojos cerrados y esa boca medio abierta lograban alentarlo de tal manera que lo único que quería era seguir dándole placer al rubio (y recibiéndolo también por supuesto). En un momento fijó su atención en el labio inferior de Alois. Rosado... carnoso... quería besarlo... quería morderlo. Lentamente se fue acercando.
Detuvo su movimiento de caderas y centró completamente sus sentidos en la boca de ese chico que tenía bajo suyo. Jugueteó con ese labio. Lo mordió suavemente, cosa que hizo gemir a Alois.
- ¡Ah! ...Ci-Ciel... Eso... Otra vez... ¡Ah!
Y lo repitió. Los gemidos del rubio cada vez avivaban más la excitación de Ciel. Ya saciada su curiosidad por esa boca, nuevamente había iniciado los movimientos de cadera, esta vez más rápido.
Sabía que ya no podía aguantar mucho más. Estaba completamente embelesado con los gestos que hacía Alois que no se dio cuenta que éste había empezado a estimularse con su mano. Cuando lo notó, lo hizo detenerse.
- Si me deseas a mí, entonces deja que sea yo el que te dé placer -le dijo.
Eso fue suficiente para el rubio. Inmediatamente se detuvo y dejó que fuese Ciel el que lo estimulara hasta alcanzar tan ansiado orgasmo.
Cuando ambos hubieron acabado, el cansancio ahora sí era extremo. Ciel como pudo se apartó e hizo un ademán de querer vestirse.
- No lo hagas.
- Tengo que--
- Quédate conmigo esta noche.
- ...¿C-Crees que Sebastian y Claude sigan luchando?
- No lo sé, Ciel... Ven -y Alois lo tomó de la mano.
Ciel Phantomhive no pudo negarse. Se dejó llevar por la mano del rubio y pronto ambos estuvieron acostados, abrazados bajo esa solitaria sábana que los protegía de cualquier vista ajena que quisiera irrumpir en la habitación.
- ¿Ciel?
- ¿Mm?
- En el despacho del conde hay un cuaderno--
- ¿De qué estás hablando?
- En ese cuaderno está toda la verdad sobre mí. Mi identidad, con quién viví durante mi niñez, dónde viví... si quieres leerlo, maña--
- No es necesario.
- ¿Mm? ¿Por q--?
- Porque te creo.
Y se besaron.
Así permanecieron largo rato, abrazados, acariciándose uno al otro y besándose, hasta que el cansancio pudo más y ambos se quedaron dormidos.
A la mañana siguiente, Ciel fue el primero en despertar. Hace tiempo que no dormía tan bien. No recordaba muy bien lo que había pasado la noche anterior. Tenía imágenes vagas de haber llegado en barco, recordaba el puerto de Londres, recordaba la ciudad en llamas.
Recordaba morir.
Pero nada de eso al parecer había pasado. Cómo era posible que ahora estuviese en su mansión. Aunque esa no parecía ser exactamente la mansión Phantomhive. Y ese cuerpo que estaba a su costado y abrazándolo...
Un momento...
Ese cuerpo... ese cuerpo desnudo era el de... un hombre. No, un hombre no... Un niño... un niño de su edad.
Se levantó rápidamente y se sintió algo mareado. Se sostuvo la cabeza con ambas manos e inmediatamente se giró a mirar la cara de ese que había dormido con él.
Cuando vio la tranquila imagen de ese rubio lo recordó todo. Sí, efectivamente había muerto, pero de algún modo ahora estaba aquí. Estaba aquí por el engaño de Sebastian, y ese chico que había dormido con él era Alois Trancy. El chico al que Sebastian le había dicho que tenía que odiar porque era responsable de todas sus desgracias.
Recordó lo que pasó la noche anterior. "Después de eso yo no puedo odiarlo, todo lo contrario, yo..." eran los pensamientos que en ese minuto estaba teniendo el conde Phantomhive.
Rápidamente se vistió y abandonó la habitación. No encontró el parche que usaba en su ojo derecho, pero eso era lo menos importante ahora. Lo único que quería en estos minutos era encontrar y encarar a Sebastian por su mentira. Caminó por los pasillos buscando a alguien, pero no encontró a nadie.
- ¡Sebastian, te ordeno que vengas ahora mismo!
Esperó unos minutos, pero nada ocurrió.
- ¡Sebastian!
...
- ¡Sebastian!
- Ciel, ¿qué pasa? -Alois Trancy había hecho su aparición. Estaba aún desnudo y con un poco de sueño.
- ¡Alois! Dime dónde está mi mayordomo.
- ¿Tu mayordomo?
- ¡Sebastian, te ordeno que vengas!
- ...
- ...
- No va a venir.
- ¿Cómo dices?
- Tu ojo.
- ¿Qué pasa con mi ojo?
- La marca ya no está. El contrato se rompió.
- ¿Se rompió? E-Eso quiere decir que... m-murió.
En ese instante, Alois sacó su lengua y se la mostró a Ciel.
- ...
- T-Tu marca tampoco...
- No creo que hayan muerto los dos, pero hay otra forma de romper un contrato.
- ¿Otra?
- Claude me contó... que el contrato entre un demonio y un humano se realiza gracias al odio que el humano siente, y es por esto que el demonio se preocupa de seguir llenando esa alma con más odio...
- Eso ya lo sé.
- ¿Y sabes qué es lo contrario al odio? ¿Qué es aquello que los demonios detestan?
- ¿E-El amor?
- Así es, el amor. Pero para poder romper un contrato no sirve cualquier tipo de amor... Tiene que ser un amor recíproco...
- ...
- Ciel, yo no sólo te deseaba... yo... pero para que ambas marcas hayan desaparecido, la única explicación que encuentro es que tú...
- Yo...
- Tú hayas correspondido aunque sea por un instante lo que yo siento.
En ese momento, Ciel recordó segundo a segundo lo que había sucedido la noche anterior. No había sido sólo un instante. Había sido mucho más tiempo. También había sucedido hoy cuando lo vio durmiendo. No sabía qué le había hecho Alois, pero lo cierto es que ahora él lo...
Pero no había reparado en algo... "Tú hayas correspondido aunque sea por un instante lo que yo siento" ¿Eso quería decir que Alois también? ...Sí. De otro modo las marcas no hubieran desaparecido.
- Ciel, yo...
- Alois, yo...
Hablaron al mismo tiempo.
- Yo te amo.Fin.
Notas finales:
¿Les gustó?
Más romántico -según mi perspectiva- que el primero que escribí (y tambien más infiel al anime, pero eso es lo de menos, ¿cierto?)
Ahora sí ya doy por terminado este segundo fanfic que escribo sobre Kuroshitsuji. Espero sus comentarios para saber si les gustó o no este segundo final.
A pesar que este fic no tiene nada que ver con Harry Potter, igual empecé las notas iniciales hablando sobre las películas (y los libros por sobre todo) que han marcado más de la mitad de mi vida. Es por eso que termino estas notas finales con una cita de su autora."La historia no termina [...] Hogwarts siempre los esperará ahí"
J.K Rowli
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Alois no Negai: "Ciel ga hoshii"
Hayran KurguLuego de haber sido anfitrión de esa fiesta de disfraces, Alois Trancy había quedado obsesionado con Ciel Phantomhive, por lo que lo invita a una nueva recepción -esta vez privada- para intentar aproximarse más. Nota Basado en el capítulo siete de K...