EL PRIMER ENTRENAMIENTO:
M
e encontraba en una de las habitaciones, de la casa, la mía para ser exacta. Saura me había dejado unos cuantos vestidos, todos largos, algunos con encaje y para variar negros. ¿Ya mencione que fuera de la casa todos usaban ropa negra?.
Le había preguntado por qué el color y ella había contestado con una sonrisa.
Contesto que era más fácil ocultarse en las sombras con ropa oscura y que si nos alcanzara el sol nos protegería al menos un poco.
Me desvestí y me coloque uno de los vestidos de Saura, que me quedaba bastante apretado. Me observe en el espejo del armario y suspire. En realidad se podía decir que el vestido era muy favorecedor, ya que marcaba cada curva que mi delgado cuerpo proporcionaba con esfuerzo.
¿No llamaría mucho la atención, con un atuendo tan ceñido?- pensé por un segundo. Probablemente no. Las personas de esta casa eran tan perfectamente hermosas, que quizás hasta pase desapercibida.
Era irónico como en unas cuantas horas se me habían bajado los humos por completo.
Mientras me preguntaba por qué alguien más de mi talla, no me habría prestado su atuendo, sin querer fije mi vista sobre un objeto oscuro, sobre la cama de un blanco pulcro.
De pronto mi vista se enfoco claramente en el objeto oscuro, era el abrigo de Jouna.
Debía devolverlo, pensé.
Jouna, la primera persona que recordaba en mi vida, antes de mi transformación.
Apenas Marcuss me explico sobre nuestro origen y que mi curiosidad quedo casi saciada, preguntaron mi nombre. Quede en silencio, no había pensado en mi, no recordaba, que había estado haciendo en el prado antes de mi transformación, no recordaba mi nombre, ni mi vida antes de esto. ¿ Que había pasado conmigo?.
¿Qué me habían hecho? No tenía pistas, había estado desnuda y eso me daba algunas ideas un tanto escalofriantes como para pensarlas a fondo.
Aun así, en realidad sí tenía algo. Mire el anillo plateado que aun brillaba solemne en mi dedo anular. Por algo menos de un segundo casi pude jurar que la rosa grabada brillo con más fuerza. Eso debía significar algo.
Rosa Rosa… ¿que significaría eso?.
De alguna forma irónica, era como comenzar a vivir.
Jouna era la primera persona que recordaba... viva ( pensé en el anciano), no recordaba nada más. Nada…
Por más que me esforzaba y lo intentaba con fuerza, no podía pensar en nada. Era como estar en una habitación blanca todo igual, nada que te diga que haces ahí o donde estas, sin pistas, sin cambios, solo un blanco absoluto, que marea, confunde y engaña.
Una mente nublada. Mi mente.
Solo una gruesa neblina, que te impide ver con claridad.
En cierto modo era como la sed. Como el deseo de sangre. Tampoco te permitía pensar y te impedía ver con nitidez tus actos, sus consecuencias…
- Ejem-
- ¿Sí?- pregunte girándome, para verle el rostro a Mikaela.
La mire de pies a cabeza. Hablando de bajarte los humos de golpe, la rubia de labios rosados, llevaba un vestido ¿adivinan de qué color? Negro, pegado hasta las caderas y atado al cuello. Estaba imposiblemente bella, suspire de envidia.
- ¿necesitas ayuda con algo?- pregunto con una sonrisa.
- Mm no quisiera molestar- conteste avergonzada, era obvio que intentaba pedirle algo- necesito ubicar a Jouna.
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INMORTALES
WampiryAhora soy diferente. Lo sé, aunque no recuerdo nada de mí, nada antes del dolor que carcomio mi cuerpo y corrompió mi alma. Me convirtieron en algo sobrenatural, mortal y salvaje y no me detendré hasta saber por qué. Y quien lo hizo pagará... Devo...