Capítulo 6 ¿Libre?

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Cuando Aurus termino de contarme esa historia repitió que tendríamos que salir, pero no tenía fuerzas para hacer algo, con la mirada agachada, solo lloraba. ¿Por qué mi padre me oculto algo tan importante?, apenas y escuchaba como Aurus me hablaba, y algunos sonidos de la silla queriendo liberarse, en un momento escuchamos como una puerta se abría y entraba un hombre alto y delgado, se acercó a nosotros junto con uno de sus aliados.

-no me esperaba que fueras tu quien mataba a los míos- me miro algo serio.

-pero... sin embargo un traidor si me lo esperaba, sabía que te reunirías con tu hermana tarde o temprano- tomo a Aurus de sus mejillas con una mano y sacudió su cabeza.

-desde que esa noche que me advirtieron que tenías una hermana estaba listo para tu "revelación" hacia nosotros- se colocó en medio de nosotros.

-¿ya sabias de ella?- pregunto Aurus con seriedad.

-¡Claro!, desde que mataron a tu padre me advirtieron de ella, lo que no sabía era que ya la habías encontrado... hasta ahora que al fin los tengo-

Lo miramos mientras se acercaba a su compañero.

-Y ahora que los tengo, por fin me librare de ustedes ¡y de la mejor manera!- se rio un poco – es algo antiguo pero me gusta, ir al lago, lanzarlos y ver como se hunden ¡es maravilloso!- el tipo alto y su cómplice fueron hacia la puerta.

–Esperen mientras esté listo su cemento- salió de la habitación muy sonriente.

Aurus me miro –tenemos que escapar, deprisa- se concentraba en liberar sus manos atadas fuertemente.

Lo mire, no confiaba en él, pero tenía que salir de allí, observe alrededor nuevamente, nada, me di cuenta que a comparación de Aurus a mí me amarraron solo las muñecas, a él le amarraron junto a la silla, que tontos, al parecer se les acabo la cuerda, aun que poner sillas de metal pegadas al piso no es mala idea tengo que admitirlo.

Deslice mis brazos por la parte de arriba de la silla y poniéndome de pie logre librarme de esa silla, ahora solo faltaba liberarme de esa soga que amarraba mis muñecas, era fácil, solo recordé lo que mi padre me enseño, yo soy flexible así que con un poco de esfuerzo me agache y me deje caer de lado.

-¿Qué estás haciendo?- pregunto Aurus desconcertado.

-Cállate- le respondí secamente mientras pasaba mis muñecas entre mis nalgas y mis pies, eso se volvió algo complicado, lo recordaba más fácil cuando entrenaba con papá, aunque me lastime un poco mis muñecas logre que mis manos quedaran al frente, me puse de pie y empecé con ayuda de mi boca a desatar con éxito mis muñecas.

-listo- me sobe mis muñecas y mire a Aurus.

-Bien, ahora libérame para salir de aquí- sonrió un poco.

-¿Libérame?- lo mire seria –Dices ser mi hermano ¿verdad? Podrás liberarte solo si papá te enseño como hacerlo- no puedo confiar en él, sentía mucho rencor, no sé por qué –tu podrás solo- me fui hacia la puerta y con cuidado la abrí, no había nadie en el pasillo, era una casa chica, había otra habitación enfrente, solo ese pasillo, y una sala a lado de la habitación en la que estábamos; cuando salí del cuarto a la izquierda estaba la puerta principal, y a la derecha la puerta trasera, por suerte estaba abierta la trasera, al salir escuche como en frente de la casa estaban unos hombres mezclando cemento y arena, no les preste atención, me di cuenta que era de noche y estábamos en un tipo de granja, con maizales alrededor, ¿Enserio? ¿Una granja? Odio las granjas, suspire y corrí hacia el maizal esperando a que no me atraparan, el poco de luz que emanaba de la casa hacia el maizal era suficiente como para que me vieran, si llegaba estaría a salvo.

Llegue entrar sin que nadie me viera, corrí entre esos maizales con mis manos en frente para que no me pegaran las hojas, no veía mucho, la luz de la luna lo alumbraba bien ya que estaba un poco nublado, corrí unos cincuenta metros y justo cuando la luna salió de una nube llegue al final del maizal, la luz de la luna me dejo ver un gran hoyo, no muy profundo pero lo suficiente mente largo, no me dio tiempo de detenerme cuando lo vi; caí solo dos metros, pero eso fue suficiente para que una de tantas rocas allí abajo me golpeara la cabeza y quedara inconsciente.

DAUGHTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora