Ana POV.
¿Perdonarlo? ¿A Gabriel? No.
Ese chico me había gritado que estaba estorbandolo, y creo que eso no tiene validez para recibir mi perdón. Yo solo quería hacerlo sonreír.
El estaba sentado en si silla y me acerqué para hablarle, creí que sólo estaba aburrido así comencé a hablarle de un montón de cosas e intentarlo hacerle reír o responderme.
Me cansé de eso y le pregunté que le ocurría... Y ¿qué hizo él? ¡Gritarme!
No pueden culparme por no querer escucharlo, ni perdonarlo. El chico misterioso no tienen ningún poder para hacerme cambiar de opinión.
¿Gabriel está devastado? Seguro. Ni siquiera se ha dignado a acercarse nuevamente.
Arrugué la nota que estaba en mi casillero y lo deposité en el bote de basura.
Hoy no tenía ganas de sonreír.
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¡Hola, Ana!
ContoNecesitar un lápiz y pedírselo prestado a alguien, puede hacer que conozcas a la persona que cambiaría tu mundo por completo con tan sólo sonreír y decir su nombre.
