Empecé a sentir el mismo ardor que me invadió aquella vez, cuando descubrí la verdad que llevaba oculta hace muchos años. La camisa en la parte de los hombros comenzó a rasgarse y observé cómo mis cuernos crecían más de lo normal, mientras mis uñas se alargaban y la conciencia se desvanecía poco a poco.
!Tú...¡- apunté hacia él y una risa escapó de mis labios. Nunca antes me había sentido tan poderosa, tan... yo.
Jeff se burló al ver lo que estaba ocurriendo. ¿Qué se siente sacar lo que realmente eres, tantos años de estar oculta sin poder ser libre?- sus palabras eran un eco retorcido en mis oídos.
En un instante, sacó su cuchillo, revelando que, a pesar de su aspecto desgastado, seguía siendo una peligrosa amenaza.
Desearas no haberte cruzado...- murmuré, mientras el ardor en mis cuernos se intensificaba. Desgarrare cada fibra de tu esquelético cuerpo.-
Moví rápidamente mis piernas y golpeé el aire con furia mientras él esquivaba mis ataques. Sin embargo, logré hacerlo tropezar con un árbol, presentando una oportunidad para atacar.
Di un salto hacia adelante y extendí mi brazo, arañando su rostro con violencia, dejando una marca notoria. Pero antes de que pudiera seguir, Jeff rápidamente se recompuso y se colocó detrás de mí. Su brazo derecho se aferró a mi cuello, asfixiándome, mientras que el otro sujetaba mis manos, inmovilizándome por completo.
Maldita perra...- escupió lleno de rabia.
Forcejeé con todas mis fuerzas, pero parecía inamovible. Entonces, en un acto desesperado, golpeé hacia atrás con mi cabeza, logrando que se tambaleara y me soltara. Pero antes de poder recuperarme, algo en mi cabeza se apagó, y caí al suelo, perdiendo el total conocimiento.
Narra Jeff.
Parece que su tiempo se acabó.-
Sin perder tiempo, la levanté del suelo y la cargué en mi espalda. A pesar de ser pequeña, me sorprendió lo pesada que era. Sus brazos colgaron inertes a ambos lados mientras caminaba con paso lento hacia su destino: el orfanato. No tengo intención de llevármela conmigo, al menos por ahora. Después podría ser útil.
Al abrir la ventana de su cuarto, entré con sigilo y la dejé sobre su cama. Su figura yacía allí, frágil pero a la vez con una fuerza que ni mi experimentado cuerpo tenia. Mi mirada se posó en ella por un momento más de lo debido, notando sus peculiaridades.
Sintiendo una extraña incomodidad, me aparté rápidamente de su lado y me senté en la ventana. Necesitaba concentrarme, tenía asuntos que arreglar y no podía permitir que la mera presencia de una adolescente alterara algo que tenia inexistente.
Narra Violet.
Abrí los ojos y me incorporé rápidamente en el borde de mi cama, sintiendo punzadas por todo mi cuerpo.
¿Qué sucedió?- me preguntaba a mi misma.
Las imágenes de lo ocurrido en el bosque seguían borrosas en mi mente, pero el dolor persistía con fuerza.
Me levanté y miré por la ventana. Todo parecía normal, pero no recordaba haberla dejado abierta antes de dormir. ¿Qué habría pasado anoche?
Caminé hacia el baño, necesitaba darme una ducha para aclarar mis pensamientos.
Cerré la puerta con seguro y abrí el grifo, dejando que el agua tibia llenara la bañera. Mientras me desvestía, imágenes extrañas aparecieron en mi mente.
Entra luego y dúchate.- dije hablando sola.
Entré a la ducha, y entonces todos los recuerdos volvieron, chocando en mi mente como olas incontrolables.
Me quedé paralizada bajo la cálida agua de la bañera, tratando de asimilar lo que mi mente me estaba mostrando. Cada imagen, cada sensación, se superponía una tras otra, como si hubiera estado presente en dos realidades al mismo tiempo.
Los recuerdos de aquel enfrentamiento se entrelazaban con la imagen de mi reflejo en el espejo del baño. Al ver la camisa, rasgada en los hombros, volví mi mirada a ellos y sobresalían de mi piel, marcando el despertar mi verdad. Aquella parte oscura de mí misma que desconocía y que parecía haber estado escondida por años por un ridículo accidente.
Al salir de la ducha, me envolví en una toalla y me recosté.
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Las sombras del atisbo.
RandomVivo un desgarrador dilema entre lo que soy y lo que debería ser. El tormento de mi verdadero yo.