No había marcha atrás se repetía una y otra vez, no sabia como iba a acabar todo eso, pero se daba una idea de como le iría si lo descubrían, por el momento sabía solo lo necesitaban por la información que podría brindar para evadir a la policía y así poder cometer sus delitos con mayor libertad a la acostumbrada.
Ezequiel le dio un móvil, con el que estarían en contacto, tenia que informales lo que considerara relevante o contactarlo en caso de ser necesario...Ezequiel sabia que todo se desmoronaría si la policía se enteraba de sus movimientos, en ese momento todo quedaría sepultado y nadie podría salir de ese lugar con vida.
Le advirtió de manera amenazante que él no soportaba la traición... Cosa que se esperaba de alguien como el. Nadie la soportaría por la razón que fuese.
–Ya sabes muchacho, ojo de águila no quiero errores... Supongo sabrás que te ocurriría si algo no sale como lo planeó- la mirada amenazante de Ezequiel le hizo sentir escalofríos recorrerle la espalda, asintió con el sabor de la saliva amarga en su boca.
–Bueno, ahora puedes irte. Raúl te acercara a tu casa- con un movimiento de cabeza le indico a este siguiera sus órdenes, Raúl al percatarse rodó los ojos.
Cristián alzo los hombros intentando disculparse, pues sabia bien no era del agrado de Raúl, no entendía el por que, si apenas se conocían.
Ambos se situaron al lado de la camioneta quedando frente a las puertas.
–Espero que esta vez si mantengas tu boca cerrada- dijo y lo dejo ahí pensativo tratando de asimilar todo lo que vendría- ¡No tengo todo el día!- grito Raúl desde adentro, claramente desesperado.
Subió en silencio, mirando a su alrededor, su mente no dejaba de decirle que se detuviera, que no era bueno lo que venia. Se preguntó ¿Que consejo le habría dado su padre? En su lugar ¿Que habría hecho él?
En la comandancia, Cristóbal no estaba mejor que Cristián, distraído, ausente...
–¿Que no piensas moverte?- escucho a alguien a su derecha, volteo claramente confundido- Parece que hay un robo a mano armada... Tienen rehenes, al parecer las cosas se le salieron de control a los tipejos esos y ahora no saben como salir del lío en el que se han metido.
Veía todo el movimiento a su alrededor, oficiales yendo y viniendo, colocándose su equipo, ni siquiera había registrado todo ese movimiento.
De inmediato se preparó él también, al estar todos listos, se pusieron en marcha...
–¡No hagan las cosas mas difíciles!-escucho decir a otro policía, por el altavoz, al momento de llegar al lugar.
–¿Cual es la situación?-preguntó a un compañero que había llegado momentos antes.
El oficial le informo, con sumo detalle lo que necesitaba saber... Y al instante puso a sus hombres en movimiento.
–Sanchez, me informan que hay una puerta trasera, así que lleva contigo a tres hombres... Y esperen mi señal.
Este al oír su orden no dudo y de inmediato obedeció.
–Ramirez; A la azotea, contigo dos hombres.
Los demás solo miraban con la boca abierta, hasta que un oficial, Diaz, que había llegado antes, no le pareció que Cristóbal quisiera llevarse todo el trabajo.
–Nosotros llegamos primero.
–¿Y porque no han hecho nada?- Preguntó Romero a espaldas de Cristóbal quien miraba de frente a Diaz.
El oficial no supo como contestar esa pregunta.
–Escuche... si no piensa ayudar no estorbe.
–¡Romero!- le reprendió Cristóbal- A lo que vinimos. -Este solo asintió y siguió con la orden recibida.
Cristóbal ya estaba acostumbrado a lidiar con ese tipo de oficiales que pretendía hacer quedar mal a los demás y ellos llevarse todo el crédito, pues la competencia por conseguir un puesto mejor, estaba a la orden del día. Cosa que a él no le importaba tanto, sabía bien que no necesitaba hacer ese tipo de cosas para ser reconocido.
-Disculpa, no sabía que ya tenían un plan, si deseas nos ponemos a tu disposición para ayudar.- Cristóbal se dirigía a Díaz quien lo veía con una mirada de odio que apenas podía disimular.
No contestó, simplemente le dio la espalda y se alejó de él.
Cristóbal río negando con la cabeza.
-¡¿Que esperan para moverse?!- Los oficiales al oír las palabras de Cristóbal, salieron del trance al que habían entrado...
Y como les habían indicado minutos antes se dispusieron a tomar sus puestos.
Y sin perder más tiempo se dispusieron a realizar su trabajo...
Cristian llego a su casa desanimado y muy preocupado. Al entra en ella se detuvo en el marco de la puerta de su estancia, ahí pudo ver a su madre dormir.
Una lágrima salió de su ojo, ya no podía más sentía muy enfermo, lo que estaba sucediendo era demasiado para él.
Pensar en su padre, En lo que el diría,
Sentía que iba a explotar con cada pensamiento que venía.Ya se dirigía a su habitación cuando su madre abrió sus ojos.
-Hijo, que bueno que llegas. Llevas dos días en la ciudad y apenas y he podido hablar contigo.
-Lo siento mamá.
Inés conocía bien a su hijo y no pudo evitar darse cuenta que algo le ocurría a Cristian
-¿Te encuentras bien?
-Si, no te preocupes. Solo es cansancio.
Inés dudo, sabía que algo no iba bien sin embargo optó por no decir más.
-Si no te molesta me iré a dormir.
-No te preocupes, descansa hijo.
Besó la frente de su madre y se dirigió a su habitación, entró y enseguida se dejó caer sobre la cama.
Ya era más de media noche y no lograba conciliar el sueño en su mente solo rondaba una pregunta la cual aún no tenía respuesta.
En su mesilla de noche se encontraba aquel móvil que Ezequiel le había dado. Este sonó alertandole de un mensaje de texto, dudo. ¿debía o no leer lo? aun así lo tomo...
"Recuerda mantenernos bien informados, Por más insignificante que parezcan las cosas debo saberlo todo"
Decidió no contestar. Dejó el móvil en el mismo sito y continuó intentando dormir, no lo consiguió...
Las horas pasaban y su mente seguía dándole vueltas a las mismas preguntas:
¿Habrá alguna salida? ¿En qué acabara todo?
Deseaba poder responder por lo menos a una de ellas, pero no pudo.
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INFILTRADOS
ActionCristián y Cristóbal mejores amigos desde la infancia, inseparables decían sus padres, o eso fue hasta que el destino los obligo a ir por rumbos muy distintos... Cristián que tan solo era dos años menor, de buen corazón y sentimientos nobles, al ver...