IRONIC [en revisión]

CAPÍTULO IX

—¿Eres hija del otro nuevo empresario? — respondió con emoción por haber encontrado con quien entablar una conversación, la mayoría de los hijos eran niños o adolescentes tanto mujeres como hombres y ahora ya habían dos niñas.

—Sí, soy yo—

—Me gusta tu vestido— exclamó con entusiasmo al ver aquel vestido rosa con un moño en la parte superior.

—Gracias. Tu vestido es gracioso, parece que usas una calabaza bajo tus caderas— río la niña ante el vestido de Elizabeth.

—Eres la niña más tonta y grosera que he conocido— molesta se alejó de la hija de Willson quien también se encontraba de la misma manera. Llegó a unos columpios abandonados pues los otros niños estaba divirtiéndose en las resbaladillas o algún otro juego de jardín, así es que decidió acomodarse en uno de los 3 columpios vacíos, sus movimientos en el juego eran lentos y desanimados, todos los eventos eran aburridos y algunas de las niñas que asistían preferían estar con sus padres y así escuchar animadamente las conversaciones sobre moda en su mayoría para fingir ser maduras, pero ella todavía no.

En eso apareció un niño llamado William, un niño de ojos cafés vivarachos y de cabellos rubios con una carita angelical, aunque no exactamente era un ángel con una niña en especial, pues le gustaba Lizzie, él era el típico niño que cuando le atraía una jovencita acudía fastidiarla para llamar su atención.

—¡Hey Eli!—

—Es Elizabeth, no Eli, tonto—

—Es Elizabeth, no Elisa— la imitó en un tono chillón —Creo que necesitas una ayuda— dicho esto empujó el columpio con mucha fuerza, los movimientos del columpio eran rápidos por lo que una Lizzie asustada se balanceaba mientras que William no paraba de felicitarse por aplicar una fuerza extrema.

—¡Hey, niño! Yo también quiero que me empujes— habló una voz conocida por la chica de ojos azules, era Bonnie.

—Por supuesto— William se alegró al ver a la bonita niña con lo que le pedía, en cambio Elizabeth se molestó al ver a Bonnie.

—No lo harás, William sigue empujándome— replicó molesta a pesar de que le aterraba la idea de balancearse rápidamente su enojo era mayor.

—Si lo hará—dijo seria.

—Que no—

—Que sí—

—Que no—

—Hey, William, ven a jugar con nosotros—gritaron a lo lejos un grupo de chicos.

—Por supuesto—olvidando la discusión entre las niñas, William se dirige corriendo hace el grupo.

—¿Y ahora éste que le pasa? —

—Nos ignoró, es un feto mal desarrollado—

—¿Qué es un feto? —preguntó Bonnie.

—No sé, lo escuché una vez—   El recuerdo fue interrumpido por una grave voz.

— ¿Lizzie, sigues despierta?— Pero ella no respondió ni él volvió a preguntar.