Caída Libre

III

Un joven de buena familia, que despreciaba la dictadura "gloriosa" que tanto apoyaron sus padres y a la manipulación que cegó a sus abuelos, se interesó por los viejos documentos de su bisabuelo, un anciano experto en computación y encriptación que soñaba con legar en sus generaciones venideras la misma herencia que el recibió: el amor por la tecnología.

El joven, ignorante a los anuncios y las noticias, buceó cada vez más, se propuso metas cada vez más ambiciosas: códigos de seguridad, acceso a bancos de datos de empresas, información sensible de las gafas de algún personaje famoso... Esta curiosidad lo llevó a reflexionar y pronto alcanzó el límite de la legalidad: empezó a preguntarse por qué.

Mientras tanto a la dictadura se le agotaba el tiempo con el que poder posponer las promesas. La cosa se puso fea con los primeros malos gestos hacia el régimen. Viendo que la constante manipulación mediática, las salvajes campañas de publicidad y sesiones de psicología colectiva ya no calmaban, las fuerzas de seguridad debían asegurarse de que aunque no se calmase tampoco se hablase y no podían calmarse los ánimos. No dudaron en utilizar técnicas de dudosa moralidad para lograr sus objetivos: extorsión, humillación pública, prisiones preventivas indefinidas, etc.

En este tiempo el joven entró al repositorio de archivos clasificados del ejército mundial, lo que habría sido una hazaña antaño increíble, cuando había tantos y tan buenos expertos. Entre todos esos documentos consiguió unos viejos documentos que demostraban la relación de las grandes empresas con la llegada de la dictadura, algo hasta entonces impensable.

Esos documentos desmontaban la farsa de la dictadura pero las consecuencias de ello serían imprevisibles y, a poco que se pensasen, también terribles. Podría caer la dictadura. Podrían caer las empresas. Podría desencadenarse una revolución global y todo dependería de un pueblo de mentalidad caótica e irracional. Debería desatar el apocalipsis?