VIII

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Despertó ligero, como una pluma, contenido por acolchadas correas que lo sostenían tumbado, en una habitación blanca con bolsas e instrumental pegados por las paredes, el techo, el suelo. Junto a él había un bolígrafo flotando. Entraron cuatro hombres con gafas y lo que parecía un traje de neopreno blanco apoyandose en el techo. Lo desataron y se lo llevaron flotando fuera de la sala. Se sintió incapaz de moverse, atrofiado. Tenía una sonda intravenosa en su mano derecha. Lo llevaron frente a una compuerta.

Se abrió la compuerta. Dos le llevaban en brazos y los otros dos iban detrás. En cuanto pasaron por ella vio la escena. A la izquierda estaba la cápsula abierta, lista y operativa. A la derecha un pelotón de cámaras le enfocaban. Lo sentaron en la cápsula, lo ataron, le pusieron unos pantalones unidos con tubos a la cápsula, le pusieron una inyección, le conectaron a la sonda un tubo que salía del asiento. Los cuatro hombres se pusieron a los lados de la entrada a la cápsula y le dejaron frente a frente con las cámaras mientras la puerta de la cápsula comenzaba a cerrarse. Empezaban a saltar los flashes. Nadie le dijo nada durante el proceso, nadie se despidió, nadie alzó la voz, ni siquiera él. Comenzaba el espectáctulo.

Todos se fueron y la sala en la que estaba la cápsula y las cámaras se quedó vacía de gente. Tiempo después esa sala comenzó a despresurizarse y se quedó vacía de aire. La nave se separó del ferry mientras él dormía. Ahora estaban en el periápside, sobre Júpiter. Llegó el momento. Lo iban a soltar.

Caída LibreWhere stories live. Discover now