IV

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Llamó a otras agencias de noticias. Un correo anónimo llegó a su despacho. A ellos también les había llegado. Alguien se había tomado muchas molestias en hacer público ese descubrimiento.

Lo que ponía en ese correo no era más que un soplo de verdad sobre un castillo de naipes. Era una serie de pruebas que relacionaban la creación de la dictadura mundial con las grandes empresas del momento, que no eran otras que las pocas grandes que habían logrado enriquecerse y crecer aún más durante estos últimos años pese a la teatral guerra del Estado contra las grandes empresas y que en la práctica sólo sirvió para eliminar a la competencia. Los equipos que trabajaron en esa noticia y los directores de contenidos sabían que publicar esa noticia les costaría el puesto, la manipulación en sus medios era de sobra conocida entre compañeros, pero eso daría un impulso a sus carreras y crearía un punto de inflexión en la historia. Publicado.

Menos de un mes después, la dirección de los medios que se hicieron eco de la noticia y los equipos de periodistas que trabajaron en ella fueron despedidos y sustituidos. Esas filtraciones ya no aparecían en ningún medio de comunicación famoso y cerraron el tema tachándolo de no demostrable. Pero esas tres semanas fueron suficientes para hacer ver a la gente que el Gobierno Democrático Internacional no era tan santo ni tan luchador como lo vendían los grandes medios.

Los periodistas desterrados del gremio tradicional se unieron para reinventar el periodismo independiente y su pequeño diario digital demostró la veracidad de las filtraciones. En pocos días sus publicaciones tenían más visitas que las de los grandes medios.

La escasez, la desigualdad y la educación mermada que reinaban eran el caldo de cultivo para un levantamiento, pero por primera vez lo era contra un gobierno mundial. Empezaron las primeras protestas que había habido en décadas y comenzó la caza de brujas. Necesitaban dar un gran golpe, un castigo ejemplar que acabara con las protestas de un plumazo.

Eran tiempos de hambre y guerra. Confiaban en que los Dioses les ayudasen con una solución divina a cambio de una ofrenda: un sacrificio humano. El mundo volvía a parecer un ente azaroso e incomprensible para ellos. Pero ahora controlaban tecnologías que no entendían, como un mono conduciendo un autobús.

Caída LibreWhere stories live. Discover now