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Cayó el gobierno. Cayeron las empresas. Se desencadenó una revolución global. Se desató el apocalipsis. El ejército decidió dejar de atacar a pueblos hambrientos. Los grandes líderes se exiliaron. Un gobierno provisional se puso al frente de la situación en los asientos del poder mundial. Se restableció un Internet unido, libre, horizontal, gratuito y accesible. Se internacionalizaron temporalmente las colonias y sus recursos, que fueron utilizados para socorrer y evacuar a millones de personas. Se creó una Agencia Espacial Internacional. Se diseñó un sistema educativo internacional que garantizaría una sociedad ilustrada y renacentista, crítica y amante de la ciencia, alejada de patrias y fronteras, con el inglés como idioma a nivel de especie, una sociedad de carácter explorador y defensora del conocimiento como recurso básico. Se establecieron derechos laborales universales. Se garantizó la fiscalidad pública en todos los territorios. Se inició el desarrollo del que sería un candidato a las elecciones, un gobernante excelente, un gobernante automático. Se estableció una moneda única internacional y esta vez sin vaivenes especulativos, descentralizada, digital. Se sentaron las bases del nuevo tejido industrial y empresarial, la democratización de la empresa. Se iniciaron los trámites para convertirnos en observadores y protectores de nuestro hogar: los Derechos Universales. La humanidad había pasado a ser una civilización de tipo 1. Comenzaba una Edad de Oro.

Las imágenes de su cápsula alejándose, indefensa, se convirtieron en un icono. El pueblo veía en ellas saña. Los gobernantes veían en ellas lección. Tras 3 años de intensa guerra, el GDI se empeñó en que el plan de la ejecución siguiera adelante para demostrar que no se rendían y que no tendrían piedad con aquellos que se interpusieran. Entre agonías de bunker y órdenes impulsivas, la imagen se dió. Esa caída acabó simbolizando la caída del GCI, sus últimos momentos. La caída de la víctima no fue más que el reflejo de la caída de su verdugo. Irónicamente la solución divina pasó por apartar a sus más fieles creyentes. Aunque todo esto... él nunca lo supo.

Caída LibreWhere stories live. Discover now