Salí y mi padre, como suponía aún me estaba esperando.
- ¿Qué? ¿Ya lo tienes?
- Si, si… - coloqué la chaqueta para que tapara completamente mi erección.
- Vamos, entonces. – él me cogió del brazo para prevenir, supongo, para que no me cayera o algo por el estilo.
Me subí al coche, y él en el piloto, de nuevo. No me había fijado, pero el hospital caía bastante cerca de un Starbucks. Y también del recinto donde nosotros habíamos ensayado, por eso mi padre tardó tan poco en traerme. Intenté que se bajara, pero su imagen… aquella imagen de ella quitándose la blusa… dejándome ver mucho mejor el entrepecho. Oh dios mío… su melena castaño clara cayéndole lentamente por los hombros y espalda. Y ese vientre plano…
- Mira, tus hermanos .
- ¿Eh? – desvié la mirada a las mesas de la terraza de Starbucks. – Ah sí, déjame aquí, papá.
- ¿No te duele la espalda?
- No, no tanto como antes, la doctora… - oh si, la doctora… - me hizo… unos masajes.
- Ah… - él paró en un sitió libre. – vale, pero te quiero en casa pronto, tienes que reposar.
- Si, si. – bajé del coche y fui hacia Jeydon y Chris.
- ¡Hey bro! ¿Cómo está tu espalda? – dijo el mayor.
- Por la sonrisa que trae, seguro que muy bien – Jeydon se apoyó en su mano.
- Si… - le dije sarcásticamente – está mejor.
- Uhh, mira que una caída así de… pato, es bastante dolorosa. Hasta yo escuché el crujido de tu espalda.
- ¿Puedes, por un momento, dejar de gastarme bromitas estúpidas? – le dije a Jeydon.
- De acuerdo, de acuerdo…
- Oh, Jeydon… - Chris codeó a este. – mira el monumento que viene por ahí. – Jeydon alzó la vista, descaradamente. Yo miré de reojo.
Entonces la vi. Distraída, inclinando su rostro, saludando a alguien conocido en unos segundos, con sus gafas de sol Ray Ban aviator, exactamente como las mías. Pero creo que le quedaban mejor a ella… umm…Si, se había cambiado, llevaba unos leggins y un jersey rosado que le llegaba dos palmos por encima de la rodilla. Arrapado, y con esos tacones de charol negro estilo sandalias, que le quedaban deliciosamente excitantes en esas largas y bonitas piernas…
- Wow, ¿de dónde ha salido? – no sé porque, pero me puse celoso. Muy celoso de que Jeydon la mirara de esa manera tan… babosa.
- Anda, descarado, deja de mirarla así.
- Uuuhh… - me dijo sonriendo - ¿Y a este que le pasa? – en ese momento se cruzó con nosotros.
- Adiós JUSTIN… - dijo, pícaramente. Y me volví empalmar. Suspire, rindiéndome.
- ¡Adiós preciosa! – dijo Chris.
- ¿A caso tú te llamas Justin? – dije, enfadado.
- Oye, oye, te tranquilizas. ¿Desde cuando conoces a esta pivon? – Miró hacia mi chaqueta. - ¿Y qué tienes ahí, que te escondes todo el rato?