- Lo siento, para revisiones tienes que acercarte al hospital. Este es mi turno libre, ahora hay mi compañero Tom. Te aseguro que tiene buenas manos, muy gruesas y fuertes, te la pondrá bien enseguida. – Sonrió de nuevo y fue hacia la mesa, otra vez, a seguir charlando con su compañera y tomarse el café.
- Dios… - me reí con ganas – vaya chasco. ¿Te enteraste de que ella no es para ti? – y seguí riendo, junto con Chris.
- Eso te pasa por tonto.
- Si ya, ¿Y por que a ti si te hizo ese masaje en la espalda? – mejor dicho, ese masaje erótico…- Pura suerte del principiante. Ella nunca se fijará en ti, enano.
- Ya, ya. – en verdad, me sorprendí, porque me daba igual lo que digiera. – estas celoso porque me presta atención a mí, y a ti no. – Parecíamos críos.
Jeydon siguió remugando y gruñendo. Yo negué con la cabeza. Volví la mirada, discretamente hacia ella. Hacia la mesa. Por suerte, estaba de cara. _____ también alzó la mirada en ese instante. Empezó a jugar con la pajilla del café. Con la lengua, con los dientes y los labios. Sin dejar de mirarme. Y yo sin dejar de mirarla. Dejó el vaso en la mesa. Siguió hablando con su amiga. Y me guiñó el ojo. ¿Por qué? ¿Por qué hacia esto? Estaba claro que sabía lo que producía en mí. Y esta gran erección no sería fácil de bajar. No, nada fácil. Es más, cada vez que lo intentaba, pasaba algo, algo relacionado con ella que hacía que me volviera a excitar.
Con _____, que al fin i al cabo, era mi doctora, y la acababa de conocer hacia apenas una hora. ¿Y el miércoles? Oh no… el miércoles. Solos. O eso creo. En su casa. Y ella, ¿haciéndome masajes para la rehabilitación? Era increíble. Estaba claro que no aguantaría, aquel día. Y ni siquiera sabía aún, de lo que éramos capaz, juntos.
Lo primero que hice en llegar a casa fue ir al baño. Me desabroche los pantalones, me bajé los bóxers y cogí una toalla húmeda del agua, y fría. Aseguré la puerta, antes. Me pasé la toalla por la gran erección. Ohh… venga, bájate… no quiero tener que hacer otra cosa… Piensa, Justin, piensa en algo… en algo que no sea ella. Umm… así. Me relajé. Tiré la toalla en el cubo de la ropa sucia y me volví a subir los pantalones.
- ¿Justin? – Chris tocó en la puerta.
- Si, si, ya salgo.
Quité el pestillo y salí.
- Dime, Chris.
- Emm… - buscó entre unas hojas que tenía en la mano – esta noche tenemos una fiesta…
- ¿Y me avisas ahora?
- Lo acabo de ver, yo también…
- ¿Dónde?
- Es en una de estos locales, cerca de aquí. Va mucha gente, nos ha invitado Nick.
- Bueno… - suspiré.- no podemos hacer el feo, tendremos que ir. – sonreí.
- Empieza a las once de la noche. Estate preparado. – me sonrió y se fue.
- Si, si… - fui a mi habitación y me dejé caer en la cama. Y sin darme cuenta, me dormí, con aquel dolor de espalda, que a momentos venia, y a otros se calmaba…