Vicios

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Durante mi niñez lo único que hacia era sucumbir en cuanta serie animada encontrara, si había mucha gente en casa, salir a jugar con los vecinos de la cuadra o escaparme a un local en el que por "x" cantidad de dinero podías pasarla bien, exacto alquilaban PlayStation's, y digo escaparme porque eso era lo que hacía, salia de cuclillas de mi domicilio -me creía el mejor en el oficio del escape, como si pudiera alejarme tanto tiempo de la jefa, que niño tan inocente y boludo, por favor- ; ¿Y para qué? para terminar en el típico juego del gato y el ratón, solo que en esta treta el pobre ratón siempre tendría las de perder, y así era, antes de que se terminara mi tiempo utilizando la consola, aparecía mi madre en esa habitación de una sola entrada y por ende una sola salida, el dolor que sentía al caminar con el cuerpo inclinado con mi señora madre llevándome de la orejas no se comparaba con el que sentía por haber perdido mi deposito y nunca poder disfrutar de un juego de vídeo sin interrupciones...

Durante los primeros años de secundaria conocí a la que sería una de mis perdiciones, la lectura -apa,
¿que pasó? ¿esperabas que anduviera en algún psicotrópico ilegal y empezar un declive en mi vida personal?, pero lamento ser tan aburrido como ver crecer el césped....-, a decir verdad mi relación con los libros empezó con el pie izquierdo, con tareas, tareas que no eran más que resumir capítulos de cuanto libro estuviese en el plan de estudio de Comunicación Integral ,materia equivalente a Literatura y Caligrafía -un cóctel de maldad pura-, luego de un tiempo, la directiva de mi escuela buscaba la forma de que nos tomásemos los libros más enserio, tanta era su suerte que una de las radios más importantes del país R.P.P (Radio Programas del Perú) había empezado a emitir un programa cultural llamado "Mi Novela Favorita", que no era más que una especie de radioteatro en el cual cada fin de semana repasaban una novela clásica, "El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde"de Stevenson, o "Historia de dos ciudades" de Charles Dickens eran solo algunas de las tantas obras literarias que eran presentadas , con esto los maestros tenían la excusa perfecta para tener asegurada aunque sea una tarea para el hogar, y así entre resúmenes o textos de comprensión lectora me di cuenta de algo, que esos gruesos pisapapeles llamados libros eran capaces de hacerme sentir emociones que pocas veces había tenido presente, desde el suspenso de perseguir a un misterioso asesino en las calles de Londres, hasta la euforia de cumplir una apuesta y poder dar la vuelta al globo en ochenta días.

Ya más grande, mientras intentaba adaptarme a un país totalmente distinto, fui atrapado por este vicio que distingue clase social,edad o genero  determinado, muchos fueron instruidos desde pequeños, creciendo inhabilitados de poder salir, los argentinos le dicen pasión, pasión por el fútbol, para ser mas exactos por su equipo de fútbol, adentrándose tanto en que le pasa a un grupo de jugadores durante la semana antes de algún partido, preocupándose si alguno terminó los entrenamientos con dificultad o tuvieron algún malentendido con la prensa; ¿para que? ¿para llorar por la falta del mismo desde el sillón o maldecir a toda la familia de dicho periodista por hablar sandeces de su equipo?, solemos olvidar que un partido es once contra once, nos creemos mejor (y en algunos casos así lo es) que el director técnico sentado en en banquillo de suplentes, porque nosotros y solo nosotros sabemos lo que es mejor para nuestro equipo, desde hace un rato que nos bautizaron como "hinchas", muchos nos hacemos cargo de este nombre, otros -un tanto cagones- se dicen a si mismo aficionados, y luego están los enfermos que han llegado a atentar con la vida ajena, porque esto es lo que hace la pasión, te seduce, te hace llorar por buenos como también por malos momentos, obviamente, no estoy culpando a la pasión de los errores que cometan algunos.

Por eso hay que tener cuidado, abracemos y aceptemos nuestros vicios, estrechenle la mano, pero no sean tan permisivos y se dejen tomar del codo, aprendamos a divertirnos sin romper las reglas, o a no romperlas tan seguido.

Y vos....¿Ya te hiciste cargo?

Un Inmigrante AburridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora