Borrachos, borrachos y más borrachos

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En estos cortos 6 años que tengo de cultura alcohólica, pude tener el "privilegio" de compartir unas copas junto a varios de mis hermano latinos, atender al paraguayo beodo y sus trabalenguas a la hora de pedir que le rellenen el vaso, es un humorista incomprendido, no porque no sepamos apreciar su arte, enserio no se les entiende -perdón, tenia que decirlo- .

El heroico boliviano que por mas golpes que reciba se niega a caer, puede estar tambaleándose pero por mas que el néctar amargo lo quiera tumbar este permanece erguido.

Mis compatriotas peruanos son un espectáculo en si mismos, atrayendo al pasado con sus gritos eufóricos, dejando en claro cuan grande es el afecto por quienes estén en ese momento de extrema decadencia, exigente al momento de bailar, queriendo transmitir su burda felicidad pero es ahí cuando el cuerpo se pone en automático y empieza moverse de forma tal que nada ni nadie puede cuestionar sus dotes de bailarín -o al menos eso es lo que se ve desde nuestra perspectivas, nos ustedes pero para mí, bailamos mejor con unas coplillas que cuerdos, bueno es mi opinión, ¿ustedes que saben?-.

El argentino, criaturas apacibles, pero que, al momento de ingerir cierta cantidad de alcohol sacan a la bestia durmiente, ese ser que había estado encadenada en las sombras de la personalidad y la llave de esa prisión es el "chupi", ahí es cuando el homónimo se descubre y empieza a atacar a sus compañeros de copas, ¿cual es la forma en la que cumple dicha afronta? -se preguntarán- muy simple, mediante bromas que no salgan del contacto físico, si uno de estos llegase a abrazarte es mejor que empieces a rezarle a tanta entidad digna conozcas, porque no solo tendrás escuchar un sin fin de referencias a lo imperfecto que eres pero aun así le simpatizas, te enteras de pensamientos tan personales que cualquier psicólogo estaría dispuesto a "matar" por tantas verdades del subconsciente saliendo de su boca. El argentino también puede ponerse en momento viril, y tiene la extraña necesidad de querer confrontar a cuanta persona se le cruce, y uno como amigo tiene que retenerlo para que se mande una macana, es que en Argentina no se emborrachan, se ponen en pedo.

Pero de todos estos el peor de todos terminamos siendo nosotros mismos, o mínimamente nuestro cerebro, en el que la memoria juega como un(a) amante despechado(a), porque después de tanta farra y descontrol, tanta risa y griterío, solemos despertar abrazados a la almohada, con una marca de saliva seca en los labios, un dolor de cabeza que se vuelve insoportable con el correr de los minutos y una pregunta que nos va a carcomer... ¿Que carajos pasó ayer?

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Hola hola
Con esto concluyo el primer aporte a este pequeño proyecto, a primera vista parecerá un tanto burdo, pero con el tiempo no iremos poniendo serios...

Después de todo esto no es mas que un cúmulo de textos publicados al azar y con esto su finalidad, uno de estos pueden ser graciosos y el que le sigue traerá consigo una reflexión, o quizás no.

Muchas gracias, hasta la próxima...

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Un Inmigrante AburridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora