Muy pronto será 31 de Octubre, para muchos un día más, pera mi es una de las fechas del año en que la nostalgia golpea a mi puerta, por más que no la deje entrar, la muy turra se las arregla para lograr su cometido, camuflada de una frase que sólo unos pocos (peruanos) llegamos a entender...
¡Feliz día de la canción criolla!
Y si, una festividad, en donde sacamos a relucir lo nuestro, no importa donde te encuentres ni que tan viejo estés, con escuchar unas notas de guitarra y un golpeteo de cajón empezará ese temblor al que llamamos ritmo, algunos tratarán de disimular, pasar desapercibidos pero su cuerpo los traicionará, solo bastará con mover un poco la cabeza al son de la música. El recuerdo de las calles volviéndose una fiesta, puestos de comida con todo tipo de platos que seducirían a cualquiera, escenarios en donde infinidad de artistas nos deleitarán con su música o una muestra de baile, en las escuelas se harán actividades con esta misma temática.
*suspiros* ¿Lindo, no? Pues déjenme aclararles algo, nunca fui alguien que se sintiera apegado a las tradiciones de mi país, es más, siempre pensé que eran agobiantes, o por lo menos de eso se encargó mi escuela, las semanas antes de cualquier fecha importante solían ser de lo peor, ya sea un acto escolar(día de la madre, del padre, del maestro....¡¡hasta navidad!!), las incesantes prácticas antes del desfile por fiestas patrias, los preparativos para el aniversario de la escuela, las Olimpiadas -no entiendo como nunca nos demandaron por esto, ejem-, los concursos de danza folclórica en donde se competía entre los grados, separados por sus niveles (inicial, primaria y secundaria).
Probablemente me esté olvidando de alguno, pero si de algo estoy seguro es que, de todos estos, el menos complejo, era el del "31 de Octubre".La cosa era muy simple, organizamos un almuerzo en cada aula en dónde elegíamos entre algún plato típico para compartir con los alumnos de la misma, pero la directiva siempre buscaba alguna excusa para innovar, y es así como implementaron la música, de que se trata todos esto se preguntaran, designar una canción a cada aula para después ser cantada (obvio) frente a todo el alumnado -!¿Para que?!-. El solo practicarla con nuestras hojas de papel en mano en donde podíamos leer la letra, repetir hasta que no tengamos que recurrir a dicha hoja, coordinar para ir al mismo tiempo que la música, y lo peor de todo, ponernos de acuerdo si pasaríamos en frente a la hora de cantar o simplemente seleccionar a unos pocos que pasen y representen al aula, obviamente el compañerismo pesaba más y recurriamos a la segunda opción. Aquí es donde empezaba el verdadero espectáculo, improvisando una especia de casting, uno por uno íbamos pasando frente a nuestros compañeros y entonando la canción, rogabamos a cuanto dios conociésemos el no ser elegido, rogando por que otro lo haga mejor y así poder zafar, una vez elegidas las víctimas, salta uno(a) que no podía cerrar la boca y decir <<profe, yo puedo conseguir un cajón para acompañar a los chicos>>, y el profesor aceptaba dicha propuesta, cuando sucedía esto, de mi rostro se reflejaba una pequeña sonrisa mientras que en mi mente sólo le deseaba lo peor al que dijo eso -Forro(a)!-.
Pensar que pudimos superar el maldito casting, aparecía otro momento de selección, <<¿Quien tocará el cajón?>>. La elección era diferente, esta se tornaba racista, simplemente se elegía entra alguno de los alumnos de piel morena/negra -que seamos negros no quiere decir que sepamos tocar,bueno si un poco sabíamos, pero eso no tiene nada que ver con que seamos negros-. Los nervios de presentarme frente a todo el alumnado y tocar el instrumento de la discordia no los olvido más, ocasionando que el sonido estuviese fuera de tiempo y por momentos sin ritmo.
Ya han pasado seis años desde que salí del país, y cuando se acerca el bendito día con que finaliza Octubre, tomo mi celular, lo conecto vía bluetooth al equipo de música, entro a Youtube elijo alguna canción criolla y empiezo el recordar mis años como alumno del "Maria Reyna", riendome de todos los momentos que solíamos pasar, y, dejando escapar una que otra lágrima comienzo a cantar mientras que sigo con lo que estuviese haciendo en ese momento, feliz de poder recordar y espero nunca llegar a olvidar.
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Un Inmigrante Aburrido
Literatura Faktu¿Que pasa cuando no paras de traer al presente sucesos ya vividos? Simple, escribe un libro con todas esas historias, lo compartis con desconocidos , mezclar hasta crear una masa uniforme y se vuelva costumbre, deje reposar y listo. ¡Bon appétit!