¿Religión o Edulcorante?

17 1 0
                                    

Por cosas del destino volví a compartir domicilio con mi bisabuela, una mujer que cuadruplica la edad —eso creo—, hace mucho que no me encontraba en el mismo edificio junto a ella desde que vivíamos en la que fué la casa de mi infancia. Todo el mundo sabe que con lo años se pierde vitalidad, la fuerza decae, los huesos se ponen rebeldes, en fin, el tiempo hace estragos en el cuerpo volviéndolo tan delicado, como si el encargado de ese reloj que mueve la vida quisiera que recordásemos nuestros primeros años cuando apenas y sabíamos caminar —yo lo veo como una forma tierna, pero a la vez siniestra, como nos trata el tiempo—.

Los días que estoy presente al momento en que sale del cuarto, la saludo con un cordial <<buen día, señora>>, a diferencia de otros que terminan la frase con "abuela, abu, nona.." y otros despectivos, no por ser frío que lo digo, es que así expreso cariño —con las personas por el cual lo tengo, obvio —. Mientras ella cumple con el ritual del baño de todas las mañanas, yo estoy preparando la mesa y todo lo necesario para desayunar.

Nuestros desayunos no son nada del otro mundo, algún comentario sobre el clima, de si los perros hicieron mucho ruido a la noche y que se puede cocinar para mas tarde. Eso si, cada tanto, tiende a preguntarme por la serie que ella mira, una que es producida en Brasil y adaptada a otros idiomas de habla hispana, que no es más que una representación de la icónica historia bíblica de la travesía del pueblo hebreo a la así proclamada "tierra prometida". No la culpo por tener esos gustos audiovisuales, como a mi nadie me lo hace por consumir  producciones del gran país del norte, alguna europea, o pertenecientes al continente asiático —bueno por esta última, algunos suelen mirarme con ojos raros, pero me vale—.

Cuando lo hace alguna consulta de su serie, puedo apreciar como su rostro emana un brillo radiante, cual niño que mira la vidriera de una tienda expectante por ese producto que le llama la atención, todo esto en busca de una contestación que refleje su mismo interés, lamentablemente busca en el lugar equivocado, pues de su bisnieto no encontrará más que una frase vacía, <<ni idea>> le respondo mientras sorbo de mi taza intentando no quemarme con mi bebida. Ahí es cuando la tierna criatura que todos conocen pasa a retrucar con <<claro, olvidaba que no tienes fé>>, como si mi falta de creencia o no, de una entidad superior a la que supuestamente le debemos la vida, fuese a ser pieza importante a la hora de ver una historia bíblica en la televisión, y ahí empezamos, que no puedo dudar de la existencia de Dios, que el alma encontrará paz cuando llegue al cielo, que es un desperdicio como la juventud esta teniendo menos respeto por las creencias de la biblia, la iglesia y bla bla bla.

Saben algo, no es por ser repetitivo, pero siempre termino picando en su juego, y le hablo sobre la persecución que hubo durante la inquisición, de como la iglesia tomó poder y fue interviniendo cada vez más en los conflictos de la humanidad, o de que Dios nos entregó unos mandamientos que seguir y si no lo hacemos tenemos un pasaje guardado a un lugar oscuro lleno de dolor, castigo, fuego, llanto y desesperación, pero el nos ama —oh dulce, dulce ironía —.

Quien nos viera no dudaría en echarse a reir por culpa nuestra, pero este paso de comedia ya lo tenemos pulido y cada tanto sacamos material nuevo, es más, terminamos riéndonos de nosotros mismos, porque es lo único que podemos hacer, no nos vamos a pelear por estas cosas, sabemos que es ridículo, pero igual lo hacemos, porque, no hay mejor manera de arrancar el día, que con una buena taza de café, una charla y una carcajada.

Un Inmigrante AburridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora