Capítulo 1

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Caminaba apurada por las calles de Madrid, esquivando a los transeúntenes que se cruzaban por mi camino. La mochila que llevaba a mi espalda pesaba más que nunca, pero eso no impedía que fuese lo más rápido que podía. Iba a llegar tarde a clases otra vez por quedarme hasta tarde viendo los últimos capítulos de mi serie favorita. Cuando llegué a la puerta del instituto, caí en la cuenta de algo. ¡Se me había olvidado por completo recoger a mi amiga! Le llamé rápidamente para comunicárselo.

-¡Noe!

-Illa, ¿dónde estás?

- Se me ha olvidado recogerte, iba con prisa. Ya voy a entrar en clases, lo siento.

Tras echarme una corta pero intensa bronca, Noelia se despidió frustrada y yo entré en el centro. Recorrí los pasillos a toda velocidad, y cuando llegué a clase tuve que llamar, ya que el profesor ya estaba explicando la lección. Me disculpé y me senté al lado de FM,  así llamábamos a nuestro amigo Francisco Manuel. Saqué los libros y escribí lo que había en la pizarra. Miré al asiento vacío que había al lado de mi amiga Inma y esta me preguntó por Noelia. Le dije por gestos que había olvidado recogerla y ella se mordió el labio y rodó los ojos.

Noelia no apareció en toda la hora. Tampoco había rastro de ella en la segunda clase. Ni en la tercera. Que extraño... tan solo se tardaban unos 15 minutos  en llegar desde su casa hasta allí. Me preguntaba qué le había podido suceder.

En la hora del recreo, la chica apareció con el rostro colorado y bañada en sudor. Me acerqué corriendo a ella extrañada.

-No te vas a creer lo que acaba de pasar- contestó ella con expresión fatigada.

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-Pues iba saliendo de mi casa muy enfadada porque ya había pasado la hora de entrar a clase. Antes de cruzar la calle, me paré en un quiosco para comprar algo de desayunar, ya que se me había olvidado con las prisas. Cuando salí, con un dulce en la mano y mi cartera en la otra, noté un golpe. Me giré y vi a un chaval algo mayor que yo que iba tapado con una bufanda y la capucha de su sudadera. Me empujó y me caí al suelo. Entonces él forcejeó conmigo para quitarme la cartera y la mochila. No se me ocurrió otra cosa que pedir auxilio, pero el chico sacó una pequeña navaja y me amenazó. Cuando me dispuse a darle mis cosas, alguien me levantó por atrás. Ni si quiera tuve tiempo de reaccionar, pero me puse en pie rápidamente y le arrebaté la cartera de las manos del tío. Eché a correr y la persona que me había ayudado me dio la mano y me metió en un casa, cerrando la puerta tras de sí y perdiendo de vista al ladrón. Levanté la cabeza y ví que la persona que me había ayudado era una chica, más o menos de mi edad, con el pelo castaño y corto. Era muy bajita y medía poco más de 150 cm.

- ¿Estás bien?- me preguntó.

No pude contestar, ya que debido al susto tenía la respiración agitada y estaba sudando sentada en el suelo de la entrada de aquella casa.

-Ya estoy acostumbrada, últimamente han habido muchos robos por el barrio. ¿No eres de aquí, no?

- No, soy de un pueblo de Andalucía, me he mudado aquí hace pocos meses.- contesté con una mano en el pecho, intentando calmar así mi respiración.- Muchas gracias por salvarme, de verdad. Ah, soy Noelia.

-Hola Noelia, soy Isa- dijo sonriendo-y no ha sido nada, lo máximo que te podía hacer ese era quitarte el móvil.

-¿Le conoces?

-No realmente, es un gitano que vive por aquí cerca. Antes iba a mi instituto pero ya ha dejado de estudiar. Un prenda bueno. Pero ahora estás a salvo aquí, ya se habrá marchado.

-Que gilipollas, me dan ganas de ir y reventarle la cara-dije enfurecida.

Hubo unos segundos de silencio y aproveché para levantarme y coger mi mochila. Me iba a despedir de Isa, pero ella se adelantó y dijo.

-Pues vamos a reventarle la cara.

LOS RUMBUMERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora