Le habían dicho que las tierras Blackdalion eran un buen lugar para vivir, que uno estaba protegido allí por los Señores del lugar, los afamados Leones.
Eso era bueno, hacía muchos años, demasiados que él no se sentía protegido. A veces le parecía que había vivido mucho más que sus jóvenes diecinueve años, a veces parecía que llevaba la carga de muchas vidas en su espalda.
Sí , finalmente había encontrado un lugar para vivir, tal vez un hogar donde podía empezar de nuevo.
Avanzó por el camino, llevaba pocas cosas consigo...de hecho no tenía casi nada, más allá de un par de prendas de vestir, algunas herramientas y sus manos dispuestas al trabajo.
Escuchó gritos y risas y pudo ver como tres jinetes pasaban cerca a una gran velocidad , mientras a la distancia se veía acercarse a un cuarto que trataba con ahínco de alcanzar a aquellos que llevaban la delantera .Por lo que alcanzaba a distinguir, los jinetes eran jóvenes, parecían de su misma edad, con cierta nostalgia pensó que él nunca había sido tan despreocupado y alegre.
Casi sintió una punzada de envidia, pero era demasiado noble para eso. Además hacía mucho tiempo que se había resignado a la vida que le había tocado.
Siguió caminando hacia la aldea cuando vio como el corredor rezagado tenía un accidente y caía. Los otros ya se habían alejado y no parecieron percibir los problemas de su compañero. La persona accidentada quedó inmóvil en el suelo y él preocupado corrió a ver que le sucedía.
Al llegar allí notó que era una persona menuda, una niña..
-¿Pequeña, te encuentras bien?-preguntó arrodillándose junto a ella, entonces la aludida levantó su mirada y al ver aquellos ojos verdes intensos, Raine se arrepintió de haberla tratado como una criatura. Era joven sí, pero no una criatura, tenía probablemente unos pocos años menos que él y era la muchacha más hermosa que hubiera visto alguna vez.-¿Está bien señorita? – volvió a preguntar cambiando el tratamiento.
-Me caí y duele – dijo ella sentándose y agarrándose un tobillo.
-Déjeme ayudarla – se ofreció aún conmovido por la mirada de la joven.
-¡Mi caballo!- exclamó ella de pronto.
-Está bien , no se preocupe – dijo él señalando al animal que la observaba desde cerca-Es usted quien se ha lastimado.
-Menos mal, no me hubiese gustado que se hiciera daño, fue mi culpa por ir muy rápido , lo hice tropezar con una rama caída. No la vi. Ya estoy bien, gracias – dijo ella e intentó pararse, entonces se le escapó un grito de dolor y se tambaleó .Raine alcanzó a atraparla y la ayudó a sentarse nuevamente.
-No creo que pueda caminar- comentó él.
-Eso es muy inconveniente –dijo ella casi como si no tuviera importancia pero ,por su palidez , el joven podía adivinar que estaba sufriendo. Pero por lo visto estaba acostumbrada a no dejarse vencer por los contratiempos, había algo en ella que lo intimidaba. Se veía pequeña y delicada pero por alguna razón parecía poseer una voluntad de hierro.
-La llevaré a su casa o puedo ir a pedir ayuda si lo prefiere.
-No será necesario , estoy segura que la caballería viene en camino. Igualmente muchas gracias por la ayuda..¿Su nombre?
-Raine
-Soy Ariadne- se presentó ella con una sonrisa y el corazón del joven latió con fuerza. Entonces supo que no sólo se trataba de la fuerza de aquella joven , sino de la seguridad que tenía en sí misma, parecía estar acostumbrada a salirse con la suya y él entendió por qué: No creía que hubiera alguien en el mundo capaz de negarle nada.
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Saga Blackdalion
FantasíaUna serie de cuentos con las historias del linaje Blackdalion, una estirpe de honorables guerreros y valientes mujeres del mundo medieval. Batallas, magia, aventuras y amores inolvidables. Tres generaciones de Blackdalion; luchando por un mundo...