Sorpresas de la vida.
Mi chico se queda paralizado en la puerta del piso y yo me doy cuenta de que hay algo que no le cuadra. Le pregunto, pero no me responde. Me acerco sigilosamente a su lado y ahí veo a Martín y a Tamara. Yo también me quedo en shock cuando los veo aparecer.
―¿Pensabas que me iba a quedar sin ver hoy el espectáculo?
―No sé qué haces aquí, cuñado ―contesto yo―. No contaba con verte hasta que no viniera el grupo al completo.
―Ya, pero da la casualidad de que, aunque yo forme parte del grupo, soy algo más. Por mucho que te moleste.
―A Sonia no la molesta que estés aquí ―suelta Andrés―, lo que la molesta es que estés sin avisar.
―Es lo que tiene querer estar al plato y a las tajadas.
Saludo a mis suegros e ignoro a la parejita feliz que se ha presentado sin avisar. Me duele ser dura, la verdad. Pero no me queda otro remedio. No cuando sé las razones por las que Martín viene sin avisar. Sé que quiere verme, tentarme a no dejar de mirarle, a seguir buscando el momento para vernos a escondidas... No puedo evitar sentirme mal por todo. Él lo consigue y me cuesta disimularlo.
Andrés me atrae hacia sí mientras tomamos algo y charlamos. Consigo aguantar mis ganas de decir cuatro cosas a Martín. Voy a la cocina a dejar las cosas cuando terminamos y mi cuñado viene detrás de mí. Le ignoro todo lo que puedo hasta que me agarra por la cintura. Me atrae hacia sí y me abraza. Mientras lo hace, me da las gracias por hacer feliz a su hermano. Es consciente de que Andrés se merecía recuperar mi amistad, aunque esta haya derivado en una relación de pareja. Pareja que, según él, está yendo demasiado deprisa.
―Tú que sabrás si vamos o no deprisa. Te recuerdo que tú llevas bastante más tiempo con tu pareja que yo con la mía y aún sigues viviendo con tus padres.
―En mi caso es más difícil marcharme. Aunque, bueno, ahora igual puedo ir más deprisa y buscar algo por aquí.
―No serás capaz. Quiero verte solo cuando no me quede más remedio.
―Pues no va a ser tan sencillo, niña. Pienso seguir provocándote hasta que caigas rendida como lo hiciste hace años.
―Esa niña que cayó rendida a tus pies hace tiempo ya no existe. Nuestra ruptura me hizo madurar y darme cuenta que adelanté los acontecimientos.
Tamara se apoya en el marco de la puerta para que nos demos cuenta de que la conversación ha terminado. Antes de ir en dirección de su novia, me pide que me sincere con Andrés si no quiero que mis padres se enteren de eso por él.
Me dan ganas de darle un bofetón para que se calle, pero me contengo. Mi chico llega a la cocina para comentarme que sus padres se van. Ignora a su hermano y soy la primera en ir a despedirme.
Mis suegros me dan la enhorabuena por haber ayudado a Andrés a que sea más ordenado. Comento que esto es solo el principio y que es una tarea que seguro me va a costar.
Veo cómo todos bajan las escaleras y cierro la puerta. Mi chico me abraza por detrás y me pregunta por la conversación que he tenido con Martín.
―Nada importante. No te preocupes.
―Claro que me preocupo, cariño. Sé que te ha dicho algo que no te ha gustado.
―Si te parece poco que me diga que no es normal que vayamos rápido...
―No le hagas caso, pequeña. Seguro que se le pasa. Venga, vamos a prepararnos y vamos a avisar al grupo a ver si les apetece tomar algo.
―No, vete tú con ellos, yo me quedo en casa. Estoy cansada.
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Un presente que empieza desde mucho antes.
FanficAmores presentes que no impiden que los pasados se olviden.