Capítulo 5 [Martes por la mañana]

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Hoy era martes, sé que tenía que levantarme para asistir a la academia pero me daba flojera, además ¿para qué ir? Lo único que ganaba era tener al lapa de Taro pegado a mí y que su puto yandere quiera arrancarme la cabeza.

Volví a cubrirme con las sabanas, pero de repente escuché un ruido haciendo que me incorporará espantado ¿y si era el yandere que había decidido venir a matarme?

Para suerte mía todo estaba bien, no había nada extraño...excepto por una nota que estaba en la mesita al lado mío.

Me incorporé en la cama y estiré mi mano para tomarla y al leerla...bueno, casi me causa un mini-infarto.

Tienes que ir

La nota solo tenía esas tres palabras pero solo eso fue suficiente para asustarme, me levanté rápidamente de la cama, fui al baño para asearme y luego regresé a la habitación para vestirme.

A cada segundo que pasa estoy más convencido que esto debe ser obra de monokuma ._.

Al terminar de vestirme fui a la cocina para hacerme un café (si voy a comenzar un put...emm...un lindo día al menos que sea con algo que me guste :v), después de ya haber desayunado me fui directo al campo de concentración en donde cada día hay torturas y muertos... Al cual decidieron llamarlo escuela.

Al llegar, dejé mis zapatos en los casilleros de la entrada (aún no comprendo esta manía de los japoneses, pero ¿quien soy yo para juzgarlos?) y encontré una nota que decía:

Quisiera hablar contigo sobre gatos,
Por favor mirame en la azotea a las 5:30 pm

Espero que estés allí.

-"Bitch please, como si fuera tan estúpido" - pensé para luego guardar la nota en mi bolsillo, sabía que el yandere me estaba observando por lo que era mejor fingir que aceptaba ir la reunión, y para confirmar que se la había creído decidí ver de reojo por si notaba algo raro, gracias a eso pude observar su silueta perderse por el pasillo, solté un suspiro de alivio y me dirigí al salón.- "Debo mantenerme con la guardia en alto si no quiero morir".

Aunque...¿cómo supo este tipo que yo querría hablar de gatos?

Una gotita de sudor se deslizó por mi frente y de mis labios escapó una risa nerviosa, seguro que ayer debió haberme visto fangirlear como Sebastian al ver al gatito que está detrás de la escuela, de hecho quise llevarmelo, pero el pequeño se fue corriendo cuando me acerqué.

Mmmmm...pensándolo bien, él podría eliminarme de forma pacífica, digo, a mí no me molestaría prometer alejarme de Taro si el Yandere me da a cambio al gatito, aunque el problema sería alejar al put... coff coff... a Taro de mí.

Al entrar al salón inmediatamente busqué con la mirada al pelinaranja, pero al lograr encontrarlo me dio un poquito de lastima.

El chico estaba sentado en uno de los asientos de la esquina del salón, tenía la mirada baja, su pupitre estaba garabateado con muchos insultos y a una lado suyo tenía un pequeño florero con una florecita blanca (sinceramente tampoco entiendo este "bullying" japonés, en mi país querido los pupitres están más rayados que el baño del san Juan y al florero más de uno diría "It's free" y se lo llevaría a su casa :v).

-¿Qué quieres? - preguntó el chico una vez que me acerqué a él.

-....-yo no contesté, solo fui a tomar el asiento que estaba a un lado suyo, saqué uno de mis cuadernos y arranqué una hoja. Si quiero sobrevivir a un yandere lo mejor es hacerme de aliados.

Una Semana En Yandere SimulatorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora