Capítulo 18: Cállame

254 11 0
                                    

Al decimocuarto llamado de Chris no me queda hacer otra cosa que tomar una amplia bocanada de aire y preparar mi garganta para dejarle en claro que necesito mi tiempo.

¡Por Dios! como si las chicas en verdad fuéramos a estar listas con diez escasos minutos.

-¡Antonella, estoy envejeciendo aquí afuera! –grita una vez más desde el otro lado

-¡Chris, basta! necesito concentrarme aquí –resoplo fastidiada intentando hallar la jodida camiseta que no ha hecho acto de presencia en todo este rato.

-Anto…

-¿Puedes esperar un poco más y dejar de fastidiar? ¿por favor?

Quito desesperada el cabello de mi rostro mientras vuelvo a buscar por enésima vez en mi armario.

-¿Se podría saber que tanto haces ahí adentro, Antonella? 

Oh, perfecto, ahora solo me faltaba al otro don-no-puedo-esperar ahí afuera reclamando.

-Verme decente, ahora Liam, solo vete, ya bajo en cinco minutos

-Eso fue lo que dijiste hace casi una hora atrás 

-Bueno… estos son otros nuevos cinco minutos

-Abre la puerta 

-¿Qué parte de “vete” no entiendes?

-La parte de no quiero esperar otra hora más, ahora abre 

-¡No! aun no estoy vestida… del todo –me congelo frente al espejo con mis jeans gastados y la exhibición completa de mi brasier y todo porque cierto pedazo de tela no se ha dignado en aparecer.

¡Jodida camiseta!

-Voy a botar la puerta si no sales ahora 

-Como si pudieras… -ruedo los ojos, sí, suena amenazante, pero de ninguna manera él se atrevería a…

-Uno, dooos, treees… -rayos 

-¡No! detente, no puedes, tú sólo… no puedes venir y obligarme ¡necesito mi tiempo, Liam! –chillo molesta y casi desesperada sin saber con qué cubrirme, pese a que seguramente en mi armario haya más de alguna opción, en este momento no puedo pensar en ninguna con claridad.

-Eres tan bebé –ríe… sí ¡RÏE! –deberías estar vestida ya, Antonella, el tiempo sigue corriendo, seis, siete… 

Pego un grito fuerte y cojo lo primero que encuentro… juro que lo odio ¡lo odio!

-Nueve y… 

-¡Ya! –abro la puerta sin aliento por la maniobra record

Me observa entretenido 

-Ahora me lamento de haber contado hasta diez –sonríe maliciosamente -quizás con cinco no hubieras tenido tiempo suficiente

-No tienes idea de cuánto te odio en este momento 

-Puedo con eso, Antonella, ahora vamos

Tomo una gran bocanada de aire y obligo a cualquier pensamiento de acribillarlo aquí y ahora a que se mantenga oculto, sí, no necesito convertirme en alguna asesina adolescente y después ser la protagonista de algún documental bizarro.

Mientras me encamino hacia las escaleras, siento su brazo rodearme por los hombros.

Aprieto fuertemente mis labios, pero antes de lanzarlo lejos, esa extraña sensación de cosquilleo comienza a emerger, se me tensa el estomago y dudo por algunos segundos si debiera o no alejarme. 

Condenadamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora