-Maldita sea ¡idiota!
-¿Idiota? -escucho la voz masculina proveniente del automóvil de atrás
¡Ah! lo que me faltaba... ¡hombre tenía que ser!
Me precipito rápidamente a encararlo de una vez por todas, primero por chocarme, por acabar con mi labial y por llamarme idiota.
-¡El idiota has sido tú por no darte cuenta que estaba justo en frente! –le grito alterada –acaso ¿estás ciego o qué?
Se baja del automóvil y cierra de un portazo la puerta
-Primero idiota y ahora ciego, deberías darme tregua, por lo demás -dice acercándose a un par de pasos de distancia -me parece que has sido tú quién no notó el cambio del semáforo -me observa atento y su sonrisa aparece -mira, no quiero discutir bonita, sé que podemos arreglar esto
¿Bonita? ¡¿bonita?!
Creo que mi vena frontal no puede estar más sobresalida. Pedazo de idiota ¿qué clase de animal se tira sin esperar que el vehículo de enfrente avance? ¿me choca y me llama... bonita? eso sólo puede ser obra de un... un...
-Subnormal –es lo primero que sale por mi boca, me esta colmando la paciencia su jodida actitud calmada y esa sonrisa de medio lado, como si fuera todo un don controlado -¿mi culpa? -repongo -fuiste tú el idiota que me chocó -lo señalo completamente irritada
Su sonrisa parece no marcharse, de hecho creo que está comenzando a ampliarse todavía más. Tomo una gran bocanada de aire, odio a los tipos con espíritu de superioridad y sobretodo a este, intentando culparme y mostrándose como víctima, cuando en realidad la abusada aquí soy yo. Lo analizo por un momento, tengo que considerarlo si es que quiero enfrentarme a él. Es alto, pero eso no me molesta en lo absoluto, sé que muchos podrían pensar que soy una débil chica indefensa sin la protección de un valiente hombre, pero jamás me ha hecho falta uno. Soy completamente autovalente.
-Escucha, sé que podemos llegar a un acuerdo -entrecierra un poco los ojos -de una forma completamente amistosa
No me gusta el tono que le da a lo último, así que pronuncio aun más mi mirada encolerizada sobre él. Sé que debo calmarme y demostrar madurez, sobretodo cuando me doy cuenta del tumulto de personas observándonos. Está claro que es un idiota, pero no puedo llegar y saltar sobre él por haberme chocado ¿no?
Sí, lo estoy logrando... sólo debo mantenerme así por unos minutos más.
Tranquila
-Además, no creo que tengas problemas -se encoje de hombros -el seguro debería responderte aunque haya sido tu culpa
Y hasta aquí mi paciencia...
-¿Seguro? ¡qué me importa el maldito seguro! si ya voy tarde, idiota ¿cómo se supone ahora que llegue a tiempo? ¡acaso el maldito seguro cubre eso! –le grito exasperada -¡y-no-fue-mi-jodida-culpa!
Ya es demasiado tarde para llegar a tiempo a clases y no creo que Roward respalde mi excusa por el atraso, aunque justo ahora sea verdad.
Su gesto de diversión crece notablemente, pero ¿qué rayos le pasa a este tipo? ¿anda con ganas de morir hoy?
-¿Te puedo hacer una pregunta? –suelta de pronto –¿sacaste tu permiso en un circo? o llegas tarde a tú función ¿no?
-Pero ¿qué... –lo miro confundida
¿Qué pretende?... ¿que lo cachetee en público?
Intento controlarme, la ira me brota por los poros y tengo que mantenerla a raya, pero su risa no me ayuda a mantenerme en mi sitio.
ESTÁS LEYENDO
Condenadamente Enamorados
RomanceAntonella es una chica decidida, divertida, rebelde, con una pésima suerte y un imán para los problemas o ¿será ella el problema? Está decidida a no enamorarse nunca, pero un desastroso primer encuentro y una noche en prisión, harán que su vida se p...