Capítulo 12: Un encuentro más que culinario

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Abro lentamente los ojos, me cuesta trabajo por los rayos de Sol que se cuelan por todo mi cuarto.

Un nuevo día... Pienso con bastante desgana y es que realmente pensé que disfrutaría estar acá, volver a lo mío, recuperar el tiempo perdido y un sin fin de cosas más. Pero resulto más mortificante de lo que creí. El castigo de Loreen por primera vez en la vida me encantaba y mi ensoñación al viajar de nuevo hacía acá era completa, pero lamentablemente no lo estoy disfrutando como al menos lo esperé y el por qué, única y exclusivamente... él.

Aquel sujeto insufrible está aquí, respirando el mismo aire y alimentándose de mi misma comida y gozando de mis desgracias que justamente él provoca, porque no le basta con los sucesos anteriores ¡No! diariamente se encarga de hacerme mi ya bastarda vida... imposible.

-¡Auch! –gimo de dolor al levantarme de la cama

Quiero calmar mis pensamientos y acostada sin más que hacer, no puedo. Pero gruño por lo bajo y es que mis pies duelen intensamente, seguramente la maratón de baile de ayer causó estragos en mi cuerpo entero, porque no me siento lo sumamente capacitada para dar dos pasos seguidos sin estremecerme. Aunque no tenga demasiadas ganas de abandonar mi habitación, el sonido de mi estómago hambriento me obliga a dejarlo, además que el exquisito aroma proveniente de abajo me pone cada vez más ansiosa. Sonia debe estar ya preparando el desayuno.

Me visto aunque con mayor dificultad de lo que acostumbro, mis piernas pesan, ni siquiera puedo levantarlas con facilidad... duelen tanto.

¡No! 

Gimo internamente mientras observo con angustia las jodidas escaleras, que parecen mucho más altas que de costumbre. Bajo sin ganas, sin ánimos y con una fuerza sobrehumana, sintiendo como cada paso me desgarra hasta los huesos. Tentada por el exquisito aroma y guiada por mí estomago que ya ruge con desesperación, me asomo a la cocina, pero me freno en seco.

¡Qué! no, de nuevo no...

-¿Qué estás haciendo? -le pregunto con mis manos en la cintura

Se voltea, pero mi expresión rápidamente se vuelve de horror al no poder despegar mi vista del inmenso cuchillo que trae en la mano derecha acompañado de su sonrisa torcida.

-Ok... ok, tranquilo, sé que no he sido muy buena –dudo un momento, necesito encontrar las palabras adecuadas, pero al intentar hallarlas no logro más que atraer los pensamientos de ira que el sujeto de en frente provoca –pero tú... tú –lo miro apuntándolo -¡tienes la culpa y de todo! porque desde que te conozco todo lo malo me pasa y...

-Serías fatal como víctima, eh –dice burlonamente –buenos días para ti también 

Lo miro ceñuda ¿cómo puede estar de tan buen humor? mientras yo... ¡yo siento que dar un paso más me haría perder mis extremidades por completo!

Me sonríe pero aun así lo observo seria, odiándolo por no mostrar dolencia alguna, incluso parece hasta más radiante.

¡Ah! ¡lo detesto!

Meneo la cabeza, al parecer mi suerte, bueno, mi falta de ella en realidad, es una exclusividad que para mi desgracia solo me permito yo. Centro mi vista en el enorme cuchillo que dejó sobre la mesa, me acerco sigilosamente, lo agarro con disimulo y lo guardo dentro del cajón antes de que lo note, porque no puedo arriesgarme estando a su lado.

Vuelvo a centrar mi vista en Liam, mucho más calmada

-¿Por qué tienes que cocinar siempre? –le pregunto al verlo intacto disfrutando de una mezcla de ingredientes que le agrega a no sé qué cosa –¿pretendes quitarle el puesto a Sonia? -pregunto con mofa

Condenadamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora