Capítulo 20: Terapia almohadistica

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“No me rindo, nunca”

Le he dado más de mil quinientas vueltas a esa frase en mi cabeza por todo el jodido día.

Cinco simples palabras, que podrían tener el mismo simple significado, pero no, en mi cabeza aun intento entender que es lo que realmente significan.

No me rindo nunca… ¿con qué? ¿con esto? ¿conmigo? Acaso ¿no ha tenido suficiente ya? ¿eso quiere decir que continuará fastidiándome? ¿qué es solo un jodido desafío para él?

¡¿Qué quiso decir exactamente?!

¡Dios!... esto es frustrante

He estado montando a Rey casi la mayor parte del tiempo, haciéndome trizas la mente por el episodio de ayer. Le he pedido de cientos de formas distintas que se aleje de mí, que me deje tranquila y continúe con su vida, pero no sé por qué razón no puede meterse eso en la cabeza. Lo peor de todo, es que cuanto más intento alejarme y no sentir nada, yo…

¡Ah, basta!

Nada, no voy a sentir nada, no siento nada, la mente es fuerte, lo he oído un montón de veces, sobretodo de esos gurús que alientan a la gente a tener fe en las capacidades de la mente, todo se puede, no sentir debiera poderse también.

Sí… tiene que poderse.

Debí haberme traído la colección completa de Loreen, necesito creerme esto, el poder de la mente. Shaduh, Hazum o como rayos se llame el mentor de Loreen, es su fraudulento gurú del momento, que en no menos de 15 costosos videos es capaz de lavarte el cerebro –o como el sujeto suele afirmar -de lograr convencerte que tú, el ser imperfecto que eres, puedes llegar a alcanzar la satisfacción completa de tus metas. ¿Cómo rayos lo sé? Estuve unos veinte minutos contemplando al tipo en una de sus cintas, luego comencé a sentir nauseas y no pude ver más.

Como sea, el Shadum este, que no era más que un sujeto de metro y medio o menos, con ojos claros y un bastante dudoso bronceado, creó una teoría de que el éxito de la vida yace, en su cien por ciento, en el maravilloso y esplendoroso poder mental.

Cierto o no, espero con todas mis fuerzas que en mi caso lo sea.

-¿Por qué tiene que ser todo tan complicado, Rey? -suspiro

Le acaricio el lomo y avanzo más ágilmente de vuelta a casa. Mientras siento el leve azote del viento en mi rostro, solo deseo con todas mis fuerzas dejar de pensar, pero como la mayoría de las veces mi mente no es manejable, no puedo quitármelo de la cabeza, solo espero que por cansancio él lo haga y se aparte, porque no creo que lo que dijo ayer sea cierto. Él no puede no cansarse de esto… o…

¿Puede ser que él realmente no vaya a renunciar?

Niego con la cabeza.

No, tiene que parar.

Entro a la casa unos minutos después de haber dejado a Rey en las caballerizas, no quise quedarme ahí por mucho tiempo, si de por si dejar de pensar en él me es imposible, esto se vuelve ridículamente peor en el mismo lugar de ayer.

Paso rápidamente por la cocina, cojo una manzana y subo las escaleras. La casa se siente extrañamente silenciosa, al parecer todos salieron y eso me alivia, porque otro encuentro acabaría con cada una de mis terminaciones nerviosas, eso es seguro.

Cuando giro hacia mi puerta, la puerta de al frente se abre y sin siquiera verlo, sé que jodidamente es él.

Lanzo una plegaría al cielo.

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⏰ Última actualización: Jul 05, 2014 ⏰

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