MONSTRUO

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{MAYA}

Mi corazón.
Da un vuelco.
Esa imagen espeluznante de mi propio hijo.
Parece...
Parece un demonio...
Por un instante me recuerda a Liam en el tiempo que lo conocí en La Llama.
Por otra parte, ese grito... Star...
Dirijo mi mirada hacia ella y veo como Gertrude le muerde en la muñeca derecha.
Gertrude... o lo que queda de ella...
Tiene una gran abertura en la barriga, por donde sobresalen sus tripas, las cuales caen hacia el suelo acompañadas de un rastro de sangre.
La sola visión me provoca arqueadas pero eso es lo de menos ahora.

Los gritos de terror de Alex hacen que reaccione y lo primero que hago es ir a la cocina, de la mano de Alex, casi arrastrándola, y coger un cuchillo de cocina.
- Quédate aquí, pequeña- le digo aunque dudo que me haya escuchado con sus llantos.
Corro hacia donde está Gertrude, que camina hacia Star, la cual retrocede asustada en el suelo, gritando a pleno pulmón y llorando a la vez, agarrada a su muñeca derecha, que sangra un montón.

Me lanzo hacia Gertrude, cuchillo en mano, a la misma vez que esta se lanza hacia Star.
La zombi cae sobre la chica pero ya no puede hacerle nada, no con el cuchillo clavado en su cráneo.
Star se la quita de encima y sigue retrocediendo, asustada, en shock por la muerte y el intento de asesinato de su abuela.
Y entonces, cuando ya creo que está todo acabado, la zombi vuelve a moverse.
Se arrastra por el suelo e intenta levantarse, con lo que me veo obligada a echarme sobre ella de nuevo y remover el cuchillo sobre su cráneo.
Ya debería de estar muerta, el cuchillo está bien clavado, pero sigue debatiéndose.
Empuño el cuchillo hacia dentro aún más, lo remuevo dentro de su cráneo, a horcajadas sobre la zombi anciana, hasta que de una vez por todas, cae rendida, muerta del todo.
Aún así, para asegurarme del todo, le retiro el cuchillo y vuelvo a clavárselo con todas mis fuerzas repetidas veces.

Cuando me doy cuenta, tengo las manos y toda la ropa manchadas de sangre.
El color rojo sobre el uniforme gris.
Y un silencio abrumador en la sala.
Miro hacia delante.
Star me mira con los ojos muy abiertos, aterrada, con parte de la cara manchada de rojo.
El silencio se ve interrumpido por una risita, una risita de un niño.
Miro hacia Abadón, que sigue en la misma esquina, mirando esta vez hacia la muerta y toda la sangre de alrededor, con una sonrisa de satisfacción.
- ¡Qué divertido todo!
Entonces es cuando enfurezco, cuando dejo salir toda la rabia.
Cuando me doy cuenta.
De que mi hijo es un asesino.

Me levanto del sitio y voy hacia Abadón, le quito el cuchillo de las manos.
- ¡¿Que es lo que te hace tanta gracia?!- le grito y lo abofeteo.
Este retrocede con una mano en su cara dolorida, asustado.
- ¿Por qué...?- pregunta.
No me contengo, lo cojo de los pelos y lo llevo a rastras a su habitación.
- ¡No te hagas el tonto! ¡¿Sabes lo que acabas de hacer?!- le grito enfurecida.
- ¡Yo no he sido! ¡No ha sido mi culpa!- dice a punto de llorar.
- ¡A tu cuarto, castigado!- le grito y lo encierro con llaves en su habitación.
- ¡Mamá!- llora Alex desde la cocina.
Voy corriendo hacia allí.
Alex se encuentra echa una bola en el suelo, aterrada, llorando a mares.
- Tranquila, pequeña, corre a tu habitación y no salgas, no mires al pasar. Tengo que cuidar de Star- le digo al escuchar los sollozos de la Blair.
Mi hija sale corriendo, apartando la vista del cadáver, y me acerco a Star, que murmura entre sollozos:
- Voy a morir, voy a morir...
- Nadie más va a morir. Te ha mordido en la muñeca, eso tiene salvación, créeme. He vivido mucho y he visto casos como estos que han salido bien- le digo recordando como, cuando estábamos bajo la ciudad de San Rafael, le cortaron la pierna a un tal Paul porque le habían mordido-. Lo que no puedo negarte es que dolerá, y mucho.
Star me mira aterrada.
Llaman a la puerta.
- ¿Estáis bien?- pregunta una voz, un vecino, seguro.
- Escucha- le digo a Star-. Esto no puede salir de aquí, nadie puede saber que Abadón ha hecho esto, podemos decir que ha sido un suicidio. A nadie, ¿entendido? Ni siquiera a Clare. No puede saber que vive bajo el mismo techo que un asesino- Star asiente con la cabeza-. Bien, ahora intenta calmarte un momento. No pueden enterarse de que te han mordido. Sabes lo que Michael mandaría hacer si lo descubriera...
Corro a abrir la puerta.
- ¿Todo bien? Nos ha parecido oír unos gritos- preguntan unos vecinos.
- Sí, sí, ha sido una pelea que he tenido con mis hijos, nada de lo que preocuparse. Bueno, me vuelvo que tengo cosas que hacer- les digo y acto seguido les cierro la puerta en sus narices.
Entrometidos...

Apocalipsis Zeta - Parte 6: Los Cuatro Jinetes Del ApocalipisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora