Capitulo VII: Un secreto

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Capitulo VII: Un Secreto

El príncipe se encontraba recostado sobre la delgada manta que impedía tocaran el césped, sus brazos estaban detrás de su cuello para mantener la cabeza recargada en estos. Choromatsu también se encontraba recostado, pues ya llevaban buen rato ahí y era más cómodo estar asi mientras hablaban, aunque claro, guardaba su distancia de él.

-¿Tú color favorito?-

-uhm...el verde-

-mh, el mío es el rojo, ¿sabias que son colores contrarios?-dijo, con una pequeña sonrisa-...¿Animal favorito?-

-¿Eh? Yo no...no creo tener un animal favorito...-

-todos tienen un animal favorito...y si no debe haber uno que te guste mucho, de esos que sabes que son muy tiernos por algo por ejemplo, ¡o con el que hayas tenido una experiencia bonita! -

-mh...bueno...cuando eramos niños, Todomatsu y yo íbamos a la granja de sus padres y jugábamos con los animales...a mi me gustaba ver a los borregos, no lo se, me parecian adorables, sobre todo cuando les quitaban la lana, me divertia verlas siempre tan esponjosas y de un día para otro estaban sin nada-

Osomatsu lo miro en silencio durante unos segundos, pero luego soltó una risa que no disimulo en absoluto. Choromatsu fruncio el ceño con molestia y vergüenza ante su reacción, adoptando un leve sonrojo en sus mejillas.

-¡S-si vas a estar riendote de mi no entiendo para que me preguntas cosas...!-

-¡No no! Es que...imaginar a un pequeño Choromatsu mirando borreguitos...¡fue una escena demasiado adorable para mi corazón! Definitivamente ahora te llamaré borreguito, ¿que te parece?-  volteó a verle con una sonrisa, Choromatsu soltó un suspiro.

-Por favor, no lo hagas- pidió, aunque sabía que a causa de eso solo iba a lograr que más quisiera llamarle así. -¿que hay de ti?-

-Oh, bueno, a mi me gusta todo tipo de animales... ¡pero los pandas rojos son mis favoritos!- dijo con alegría, llevando las manos detrás de su cabeza.

-¿Pandas rojos...? Eso explica la máscara que llevabas en la fiesta...- comentó, aunque en realidad era un pensamiento que dejó salir.

-¡Si! Siempre he deseado ver uno real...esos no hay en esta región pero...pero además me gustaba una historia que mi madre me contaba antes de dormir cuando era niño...no es la gran cosa pero me gustaba mucho escucharla-

-Oh...así que el príncipe también tiene un corazón sensible- dijo en broma, aunque en realidad había sido algo tierno. -¿que tal si me la cuentas?-

-¿e-eh? ¿de verdad quieres escucharla?- la pregunta de Choromatsu sobre contarle la historia hizo que ignorara lo que habia dicho primero. Cuando Choromatsu asintio, él sonrió suavemente. -bueno... érase una vez, un pequeño panda rojo...estaba perdido en el bosque, y quería volver a su hogar, pero no sabía cómo. Recorría todo el bosque, le daba una y otra vuelta, pero entre más caminaba, más perdido se encontraba. Fue entonces que encontró un lago, después de haber caminado tanto, tenía una sed increíble, así que bebió de aquel lago con desesperación, hasta que vio algo salir del agua. "¿Que haces bebiendote mi agua?" Preguntó una rana de enormes ojos que fijamente lo veían, a lo que él respondió "He estado dando vueltas por el bosque, estoy perdido y tenía mucha sed, pero si me ayudas a salir de aquí prometo nunca volver a beber de tu lago". La rana estaba acostumbrada a los viajeros que se solían perder en el bosque y beber de su lago, por lo que tras dar un suspiro asintio a su pedido. "Pero tienes que prometer que no volveras a tomar agua de mi lago una vez que te hayas ido" le dijo, a lo que el Panda rojo entusiasmado asintio.La rana, quien siempre había sido solitaria al no tener ningun amigo en ese bosque, dedicó todo su tiempo a ayudar al panda a memorizar cada parte del lugar para que nunca más volviera a perderse en el. Pasaron entonces mucho tiempo juntos, tiempo en el que el panda rojo se acercaba cada vez más a su meta, pero que a la vez, lograba una estrecha relación con quien ahora se había convertido en su gran amigo. Entre más memorizaba el bosque, menos deseos tenía de irse...la rana era un compañero al que apreciaba con cada segundo que pasaba con él, quien pensaba lo mismo del panda.Pero la rana sabia que, como todos los demas compañeros de viaje que había tenido, este tambien se iria, dejandole justo como lo encontro...solo.Entonces el dia llego, el dia en que el Panda rojo había memorizado ese bosque, y que ambos celebraron pues por fin podria volver a su hogar.Tanto la rana como el panda se despidieron, la rana no iria con él más allá de la orilla de su lago, por lo que solo pudo ver como su  amigo se iba mientras agitaba su mano y se perdia a la lejanía.Cuando el panda rojo había llegado por fin a la salida del bosque, sonrió victorioso, lleno de alegria de haber logrado salir por fin, admirando el hermoso paisaje que se veía. Pero a pesar de que era libre...¿por que se sentía tan vacio? había algo en su estomago que le dolia con cada paso que daba lejos del bosque, y que le hacía voltear a verlo un monton de veces, como si esperara algo...o a alguien.La rana, quien tan solo flotaba en la orilla de su lago esperando por el dia en que olvidara aquel panda rojo, no esperó aquel ruido proveniente que se acercaba, ¿un depredador quizas? No...al levantar su vista, sus ojos se iluminaron apenas se dio cuenta de que a quien ya creia perdido, había regresado con él.Nadó hacia la orilla, dándole un fuerte abrazo al panda rojo que feliz lo había correspondido."¿Qué haces aqui, panda rojo?" preguntaba incredulo. "¿No dijiste que regresarias a tu hogar?" A lo que el panda rojo con una sonrisa le contestó. "Esta bien, porque cuando me fui me di cuenta...de que este es mi hogar"

¡Oh, mi principe! (Osochoro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora