Eran las 14:20 de un día lluvioso, las clases acababan de terminar.
-Muy bien, gente-dijo Prauss-. De deberes escribir una historia de amor para honrar el nacimiento del Poeta Romántico, escritor famoso de nuestra ciudad.
-Jo, ¿es en serio?-dijo Treno.
-Yo seré un genio en las mates, pero no sé ni redactar una carta...-dijo Hernán poniéndose más nervioso.
-Buuuuuuuuf, pues no tengo yo anécdotas para contar-dijo David riéndose.
-Nada de historias de amor personales, quiero una historia de amor sobre otra persona que no sea el que lo escribe-dijo Prauss.
-Muy bien, entonces yo puedo escribir la anécdota de David, ¿no?-dijo Álvaro.
Prauss al escuchar eso soltó un gruñido.
-¡¡NADA DE HISTORIAS DE COMPAÑEROS DE CLASE!!-gritó-. ¿Así te queda más claro?
Álvaro sin dudarlo asintió con la cabeza.
-Muy bien, el trabajo me lo entregaréis a primera hora mañana. Suerte y hasta luego.
-¿¡Mañana!?-dijo Tristán-. ¡Ay ay ay ay ay, esto no puede ser verdad!
-David-dijo Jessie.
-¿Mh?-dijo este devolviendo la mirada. David estaba muy relajado, con los brazos cruzados.
-No he visto que te quejes en ningún momento, ¿es que sabes qué vas a hacer?
-Pues claro, él no sabrá si la historia que hemos escrito es inventada o no, y yo que soy escritor lo tengo fácil-dijo este sonriendo.
Jessie sonrió.
-Entonces podrías darme algunas lecciones acerca de cómo escribir historias.
-Ahh, no creo que pueda decirte mucho, yo aprendí por mi cuenta, valiéndome solo de mi experiencia.
-Vaya.
-Lo mejor es dejarte llevar, escribir con el corazón, con el alma.
Todos salieron ya de clase, David y Jessie se quedaron un rato más.
-Oh, no llevo paraguas...-dijo Jessie.
-Y el mío se lo ha llevado Álvaro... no pasa nada, ponte mi chaqueta por encima, algo cubrirá.
-Pero si llevas debajo manga corta, te vas a resfriar.
-Yo aguanto bien el frío, no te preocupes. Además, me gusta sentir la lluvia en mi piel... es una sensación tan relajante...
Estos salieron corriendo del instituto.
-¿Tu casa dónde estaba? No he ido nunca ahora que lo pienso-dijo David.
-Tenemos que pasar dos calles por el cruce a tu casa y pasar el puente.
Ambos salieron corriendo, atravesando las calles bajo unas gotas que caían levemente contra sus cuerpos. Al llegar al puente David se detuvo en seco.
-¿Escuchas eso?-dijo.
-Ahora que lo dices... sí... oigo algo...
Estos notaron que era una voz que venía de debajo del puente. Estos se acercaron al borde y escucharon mejor.
-Vamos, aguanta un poco más... te pondrás bien... te lo juro...-decía una voz llorando.
-Quédate aquí si quieres, voy a bajar a mirar.
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Hechos Comunes Temp. 1
Fiction généraleNuestros protagonistas, David y Álvaro, se mudan a una ciudad nueva, donde conocerán a personas que más tarde se convertirán en sus amigos. Ambos traen consigo una maldición, que hace que ocurran lo que ellos llaman movidas raras. Desde seres interd...