Capitulo Veintiuno

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21. Italianos

Eran las diez y seis minutos, Eliza salió corriendo por el pasillo blanco para recibir a Kevin, el es el mejor tatuador de Venezuela, Kevin Bonett es el magnate de los tatuajes, sus grandes túnel en las orejas lo hacen ver rudo, los tatuajes por todo el cuerpo lo hacen ver peligroso y lo es.

Kevin Bonett es el tatuador oficial de la familia Daghaloj, todos en la familia tienen que tener por lo menos uno solo.

El padre de Eliza tiene una carabela entrelazada con unas rosas en la espalda. Emma, la madre de Eliza tiene cinco cruces por todo el cuerpo. Dani tiene seis estrellas en su pecho y una figura abstracto que viene de su hombro y cae en su antebrazo musculoso, Max tiene un león en su espalda ancha, el difunto padre de Max tenia tatuajes en todo su dorso y ahora Eliza.

-Hola Eliza, que grandes estas.-dijo el tatuador mientras la saludaba con un beso y a Max le estrechaba la mano.

-Kevin, es un placer volverte a ver-respondió Eliza devolviendo el beso tronado. Kevin vestía de pies a cabeza de negro.

-Y bien... Es increíble que ahora vengas tú. Todavía recuerdo cuándo le hice su primer tatuaje a tu padre.- dijo el hombre de los túnel sonriendo.

-Ya va ¿Qué?, como es posible que tu le hayas hecho un tatuaje a mi padre si te vez tan joven.-respondió Eliza sorprendida.

-Si muñeca, no todo es lo que parece- respondió el hombre de los tatuajes mientras inundaba su cara en una esplendorosa sonrisa.

...

Ya Kevin tenía sus instrumentos en mano, Eliza se fue a cambiar de ropa y mientras lo hacía Max y el platicaban. Dani estaba encerrado en su despacho porque tenía muchos problemas, la policía había descubierto la mercancía y los Franceses hablaron.

-Eliza, ¿que piensas hacerte?.-preguntó Kevin buscando la tinta en su bolso.

-Es una frase, nada abstracto ni nada que ver. Es sólo una frase.-Dijo ella y el par de hombres sonrieron.

...

-Anda, vamos a comer pizza con los chicos- dijo Eliza juntando sus manos en modo de súplica.

-Que más me toca, vístete y nos vamos- respondió Max levantándose de el sofá de su habitación color negro.

Eliza salió disparada hacía su habitación y buscó una linda blusa color coral  y unos vaqueros más unas converse tradicionales.

Ya en el coche resguardado por los guardaespaldas salieron para la pizzería, el lugar era grandes y colorido, el anaranjado y blanco predominaban el lugar, asientos de cuero blanco y mesas de cristal adornaban el lugar de una manera muy elegante. Personas entraban y salían del lugar de una manera muy indiscreta, un grupo de jóvenes gritaban y saltaban cada vez que The Yankees anotaba una nueva carrera.

-Serán que no les podrán decir que hagan silencio- dijo Eliza frustrada mientras le daba golpecitos a la mesa.

-Amor, sabes que no- dijo Diego tomándola de la mano.- ¿Eliza que sucede? ¿Estás nerviosa?.- preguntó Diego sujetándole la barbilla y haciéndola voltear.

-No lo se pero si estoy un poco nerviosa, tengo cómo una presión en mi pecho y se me eriza la piel.- respondió Eliza frotándose los brazos.

-A de ser que esos gritos te ponen nerviosa, siempre fue así ¿No es así?.-dijo Gustavo tomando su malteada.

-Debe ser eso Eliza, no te preocupes.- dijo Max claramente también nervioso.

-Bueno, bueno ya. Vamos a comer y listo.- replico Diego y todos hicieron silencio.

ELIZA

Estaba nerviosa y no se porque. Gustavo dice que es por el ruido y Max también. La pizza estaba excelente, queso, jamón, anchoas, y maíz.

Max estaba pagando en la caja  Diego se encontraba sujetándome la mano y Gus estaba en la puerta de salida .

Luego no escuché nada, un pitido ensordecedor me destrozaba los tímpanos, Diego cayó sobre mi protegiéndome y Max estaba debajo de una mesa. Al principio no pude diferenciar nada porque todo estaba oscuro pero luego fuego por todas partes, gritos, llantos y alaridos era lo que escuchaba, cuerpos sin vida, mutilados, quemados y heridos. Una vista que me destrozo el corazón, rápidamente busqué a Gustavo con la mirada, aun estaba desorientada y me costo mucho pero su cuerpo en el piso me hizo llorar, corrí hasta su cuerpo y llore desconsoladamente. Su rostro estaba destrozado, cortes y sangre era lo que podía ver.

Llore, llore y llore. Era imposible, Gustavo no podía morir, el no... Rápidamente llegaron los guardaespaldas y me sacaron cargada, Diego y Max venían detrás. Max tenía una corte en su brazo y Diego cojeaba. Yo siquiera me había visto, sabía que me encontraba terrible pero no me importó.

  Fuera del local las cosas se movían muy rápido, personas corrían, sirenas y cornetas explotaban mi tímpano, y allí estaba yo, todavía desorientada y mareada.

Dani llego inmediatamente como era de esperar y también llegó el señor Loaiza, mi suegro, se llevo a Diego y no nos dejó despedirnos. Max y yo entramos al auto en silencio, en el camino no se escuchó ni un suspiró por parte de nosotros. Porque fuera del coche la ciudad parecía más activa que nunca y como no. Un restaurant repleto de personas en el centro de la cuidad había volado en mil pedazos y dejando consigo diez muertos y un aproximado de treinta heridos.

-¡Bueno Basta!, su amigo murió pero ustedes están bien.- dijo Dani con una mirada fría, parecía hielo.

-¿PUES SABES QUÉ? NO, NO ESTAMOS BIEN. GUSTAVO MURIÓ EN NUESTRAS NARICES Y QUE PRETENDES ¿QUE SALTEMOS DE LA FELICIDAD? NO DANI... NO.- le. grite y no me importó. El sólo me observo y Max me sujeto la muñeca.

-No es fácil Dani, no es fácil... Creo que es hora que yo me vaya con mis padres, no se si sera una decisión apresura,  pero tengo miedo. .- dije y Dani abrió los ojos sorprendido.

-Eli...-dijo él pero yo no lo dejé terminar.- Eliza nada Dani, es lo mejor.- replique y Dani sólo asintió.

...

Al llegar a casa tomé una ducha, me metí en la tina y llore. Todavía no entendía que me pasaba, me sentía inquieta, algo en mi fallaba.

-Eliza sal que tenemos que hablar urgente.-escuche la voz de Dani que estaba en el pasillo y salí rápidamente de la ducha. Tomé una pijama me vestí y salí hacía el despacho.

Max ya estaba así que me disculpe por la tardanza.-Chicos, estuve averiguando y la bomba dio en su objetivo. Es decir, querían muerto a un Costa y lo lograron.-dijo Dani serio, sin una pizca de emoción en su rostro.

-¿Quiénes fueron?-preguntó Max levantándose del asiento de semi cuero negro.

-Los italianos, es su modus.- respondió Dani sirviendo un vaso de whisky.-Qué irónico ¿No?- dijo ella.

-En fin, quiero que sepan que nos mudamos...

                         .........

AQUÍ OTRO CAPÍTULO DE ELIZA, QUIERO QUE SEPAN QUE FUE UN POCO DOLOROSA LA MUERTE DE GUS, SALIÓ MUY POCO PERO ERA MUY EN LA VIDA DE LOS DAGHALOJ.
SE QUE ME TARDE MUCHO Y NUEVAMENTE LO SIENTO.



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