No sé de qué vengo a hablar, tampoco es que me vaya a esmerar. Estoy tranquila, sí, pero la ansiedad empieza a resurgir. La verdad es que no importa. Si importara alguien me lo diría, ¿o no?
Todo está bien, para que vamos a negarlo. Lo único que me falta son ganas. Lo único que me falta es fuerza para continuar. Pues ya está, me quedo quieta. Nadie vendrá a por mí de todos modos.
Sigo sola como siempre, y fui ilusa al pensar que tenía a alguien a mi lado.
Todos se van siempre por lo mismo.
Creí las palabras que no debía. Y dije las incorrectas.
Me equivoqué en todo, porque él no se equivocó en nada.
Y me perdí entre los dolorosos recuerdos que ahora me impiden vivir mi presente.
