Capítulo 6

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| Bien, puedo decir que me morí y resucité, finalmente traigo el capítulo 6 y antepenúltimo del fanfic, sacaré otros de la misma pareja pero con tramas más deprimentes, así que... Se les agradece que me lean. <3
Por cierto, decidí cambiarme el seudónimo de Minakuroi Filica por Minagoroshi Ruri, por su significado.~
Pronto subiré el 7, lo prometo. |

Como normalmente se acostumbra, los Quinx Squad realizaron una fiesta navideña. Así es, Haise organizó una fiesta para convivir entre varios miembros de la CCG. En una tarde helada, estaban llegando de uno en uno, casi todo estaban presentes, el último en llegar, fue el Dios de la Muerte de la CCG, quien fue recibido por Urie Kuki, mostrando una actitud bastante cotidiana con su superior, intentaba dar cumplidos uno tras otro, con el fin de poder llegar a ser agradable, aunque eso era un causante de incomodidad hacia él, pues anteriormente, ya había logrado observarlo a escondidas, mientras mostraba una actitud muy engreída delante del bicolor al cuál protegía cada momento desde las sombras. No quedaba de otra, más que entablar la conversación mientras esperaba que se presentara su ser amado.

—Clase Especial Arima —mantenía una expresión alegre en cada segundo, bastante forzada para ser verdad—, me alegra que esté aquí, en nuestro último encuentro no pude mostrarle mi gratitud por permitirme realizar la operación para desbloquear una casilla más, sinceramente quisiera decirle que no encuentro una manera de devolverle un favor tan grande.

—Descuida, Urie, no es nada —respondió cortante, no se tomaba ni la molestia de mirarlo a él, pues intentaba buscar al medio-ghoul con la mirada, sin tener resultado alguno—, ¿No has visto a Haise? Me urge hablarle ahora mismo.

—Subió por los regalos, viene en unos minutos —rodó los ojos en señal de desagrado, al final sacó inconscientemente su verdadera forma, aunque no le afectó tanto como debería haberlo hecho.

—Bien, lo esperaré senta-... —no concluyó, pues al enfocar su vista en las escaleras, pudo ver a un ángel bajar de ahí, cargando varias bolsas y cajas, que colocó sobre una mesa, para dirigirse corriendo hasta Arima; se miraba atractivo, con el flequillo recogido hacia atrás, junto a su vestimenta de camisa blanca y pantalón negro, haciéndole juego a su superior, quien llevaba los mismos colores de ropa en esa noche; sin duda sería algo especial.

—¡Arima-san! De verdad que se le agradece su presencia, anima a cualquiera con simplemente decir una palabra, es fabuloso...

—No tanto como tú, Haise, de verdad que eres maravilloso.

Se adentró al convivio e intentaba seguir la corriente del mismo, se fue acoplando y justamente, el chico comenzó a repartir los regalos, esperando que a todos salieran para poder hacer entrega del suyo al mayor, que fue un broche dorado de caballo, dándole así, una solicitud para que siguiera viviendo, feliz.

Ya estaba muy ansioso el Investigador, asintió y ahora estaba por entregarle su regalo, algo que había preparado para esa noche especial. Lo llevó al parque más cercano, estaban siendo iluminados por la luz de la luna, se puso lo más cerca de él para poder mirarlo fijamente a los ojos y clavarle la mirada con fuerza, para marcar con intensidad lo que iba a decirle:

—Haise... Te traje conmigo para revelarte de una vez por todas lo que siento. Desde el día en que te conocí, fuiste tú la persona que me hizo ver que tendría en un futuro una vida llena de alegría. Desde el día en que te conocí, no dudé en lo absoluto, porque yo decidí que quería enamorarme de ti, y así fue como ocurrió. Tu manera dulce de ser me obliga a pensar todos los días en tu persona, tus acciones, tus bellas palabras. Fue el tiempo que pase contigo lo que hizo florecer este amor profundo, por lo mismo, ¿quieres ser mi pareja? No sé cuál será tu respuesta, solamente haré saber que he quedado hechizado en cuerpo y alma, una sola palabra tuya bastara para silenciarme eternamente.

—Si una palabra es suficiente para silenciarlo, mi respuesta... Hoy y siempre, será no —se puso de pie y siguió replicando con un volumen alto de voz, en su rostro se manifestaba la peor de las emociones. Ira. El preservar su gesto de molestia no lo era todo, sujetó la camisa del albino con fuerza y la jaló contra sí mismo, gritando ahora con todas sus fuerzas, como si mi declaración resultara lo peor del mundo—. ¡Nunca podría estar con alguien como tú! Eres una persona repugnante, nunca le dije porque odio herir a las personas, pero...

— Relájate, no ocupas enfadarte y gritar.

—¡Sí lo ocupo! Siempre te he odiado, tus mentiras, todo... ¡¿Cómo puedes decir que amas si en la ruta V14 me heriste como si hacerlo fuera tu mayor pasión?! Arima, no sabes hacer nada, solamente asesinas sin piedad, eres una máquina para matar, ¿Y sigues queriendo que te llegue a amar? Tú no sientes amor, no sientes absolutamente nada, eres un cuerpo vacío, por eso... Te mataré algún día, sufrirás más que yo.

—Sasaki...

—Me retiro, Arima, era todo.

Y al irse, lo único que pude ver era como se alejaba, totalmente firme y a gusto con su decisión.

"Odio herir a las personas...", "...,sufrirás más que yo."
Sin darse cuenta, yo soy una persona, y terminé herido.
Y como tenia de objetivo, sufrí de una manera que no se puede imaginar.

A pesar de ello, no tuve otra opción, acepté y mantuve sellado todo mi amor, que para él resultó una completa mentira.

Ángeles en el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora