"La verdad, además que doler, te cambia." (Parte 9)

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La verdad siempre lo arregla todo, ¿no es así?

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Eran las tres de la tarde del día siguiente cuando llegamos al hospital, teníamos que ingresar por la entrada de urgencias, y en tanto yo esperaba fuera de la sala de consulta, un doctor salió para informarme que Nam seria transferido a terapia intensiva, no pude saber más, sabían que yo no era familiar, así que me dijeron que sus padres serían llamados, y que yo debía esperar fuera. No sabía en cuanto tiempo más podría verlo otra vez, así que sólo le mande un mensaje donde le dije que iría a la cafetería del hospital, incluso si no tenía apetito fui a descansar un momento, pero para no perder fuerzas, pedí un capuchino y compre unas galletas.

Mi cabeza daba tantas vueltas, hace apenas unas horas nosotros...

—Ah. Jinie.~

—Ahh~, Amor, haah. Ahora, Nam, yo voy----

—Yo también Jin, juntos.

—¡Haaaaah! Kgh.~ Ahhh.

Sacudí mi cabeza sintiendo la sangre subir a mis mejillas. Pero era tan increíble, como la situación había dado un cambio tan radical, simplemente era algo digno de la vida, pero que aún así maldices un poco debido a lo repentino que suele ser. Me quedé quieto por unos momentos, que resultaron ser más de un par de horas, viendo por la ventana de la cafetería, tratando de que los pensamientos negativos no invadieran mi cabeza.

Quería dejar de pensar en eso, pero sin importar cuanto tratará, no conseguía no vincularlo con lo que a ella le pasó, fue como si todo eso se estuviera repitiendo, aunque quería obviamente que no pasará así, hundí mi cara en el cobijo de mis manos y suspiré fuerte, rezando porque mi mente volviera a esa paz que ayer tenía.

Cuando mi noción del tiempo regreso, noté que la cafetería estaba vacía, y que los intendentes estaban acomodando las mesas, pues estaban a poco de cerrar, me levante de la mesa mientras buscaba en mis bolsillos mi billetera para pagar mis alimentos.

—No hay nadie aquí. —escuche a un hombre decir.

—Nam nos dijo que estaría aquí. —dijo la a mujer su lado.

—Quizá se fue. —respondió el hombre con el ceño fruncido.

—Cielo, no creo que--- —volteo a mi dirección, por alguna razón me había quedado mirándolos. —Mira. —la mujer se acercó a mí.

—NamJoon nos dijo que era mayor.

—Disculpe joven. —dio una leve reverencia la cual correspondí. —¿Usted es Kim SeokJin?

Mi mirada fue en vaivén de ambos, me preguntaba cierta cosa. —Ah, sí, soy yo.

—¿¡Usted!? —como si ninguno hubiera escuchado mi respuesta, hablaron al unísono.

—S-sí, perdón, ¿por qué lo preguntan?

Ambos se miraron cautelosos, parecía que no me creían. Incluso sentía la tensión crecer en mi espalda. —¿Q-qué edad tienes, hijo?

—Tengo treinta años, pero---

—Es él. —hablo la mujer mientras acortaba nuestra distancia, y de la nada, abrió sus brazos y me estrujó entre sus brazos. —Pareces un niño querido, y eres tan guapo.~

—Querida, espera por favor.

—Disculpen. —susurre ante el entusiasmo de la señora y la apatía del hombre.

—Ohohoh, perdónanos por favor. Somos los padres de NamJoon.

¿Ah? Sus padres, eh.

Cubrí mi boca con mis dos manos, mis mejillas comenzaban a arder lentamente. Estaba en un pequeño trance, sin poder saber como comportarme. —Se-señores... ¡Quiero decir! Mucho gusto, yo... NamJoon--- Digo, su hijo...

"Esta vez me quedare callado." [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora